Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Jeremías 32:3 - Biblia Torres Amat 1825

3 porque Sedecías, rey de Judá, lo había hecho poner preso, diciendo: ¿Cómo es que andas vaticinando y diciendo: Esto dice el Señor: Sabed que yo entregaré esta ciudad en poder del rey de Babilonia, el cual se apoderará de ella;

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Porque Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará;

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 El rey Sedequías lo había puesto allí, y preguntaba por qué Jeremías seguía dando esta profecía: «Esto dice el Señor: “Estoy a punto de entregar esta ciudad al rey de Babilonia, y él la tomará.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 donde lo había mandado encerrar el rey Sedecías, con esta acusación: '¿Por qué andas diciendo en nombre de Yavé: Yo pondré esta ciudad en manos del rey de Babilonia, quien la tomará;'

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Sedequías, rey de Judá, lo había encarcelado, acusándolo: Tú has profetizado diciendo: Así dice YHVH: Yo entregaré esta ciudad en mano del rey de Babilonia para que la conquiste.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 donde Sedecías, rey de Judá, lo habla recluido, diciendo: '¿Por qué profetizas: así dice Yahveh: 'Mirad que voy a entregar esta ciudad en mano del rey de Babilonia, que la tomará,

Gade chapit la Kopi




Jeremías 32:3
23 Referans Kwoze  

Sobre todo esto, en el mismo tiempo de su angustia aumentó las ofensas contra el Señor; de suerte que el mismo rey Acaz


Les dijo el rey de Egipto: ¿Cómo es que vosotros, Moisés y Aarón, distraéis al pueblo de sus tareas? Marchad a vuestros quehaceres.


En vano castigué a vuestros hijos; ellos no hicieron caso de la corrección; antes bien vuestra espada acabó con vuestros profetas; como león destrozador,


Y Jeremías les respondió: Así diréis a Sedecías:


Mas a la nación y al reino que no quiera someterse a Nabucodonosor, rey de Babilonia, a cualquiera que no doblare su cerviz al yugo del rey de Babilonia, yo los castigaré, dice el Señor, con la espada, con hambre y con peste hasta que por medio de Nabucodonosor acabe con ellos.


Y a Sedecías, rey de Judá, y a sus príncipes o cortesanos los pondré en manos de sus enemigos, en manos de los que maquinan su muerte, y en manos de los ejércitos del rey de Babilonia que se han retirado de vosotros.


Y le dirás a Joakim, rey de Judá: Esto dice el Señor: Tú has quemado aquel cuaderno, diciendo a Jeremías: ¿Por qué has puesto tú por escrito en él ese vaticinio, amenazando con decir que vendrá con presteza el rey de Babilonia, y asolará esta tierra sin dejar en ella hombre ni bestia?


Andaba entonces Jeremías libremente por entre el pueblo, pues no le habían aún puesto en la cárcel.


Pero si no vas a encontrar a los príncipes del rey de Babilonia, será entregada la ciudad en poder de los caldeos, los cuales la abrasarán, y tú no escaparás de sus manos.


Esto dice el Señor: Sin falta será entregada esta ciudad en poder del ejército del rey de Babilonia, el cual se apoderará de ella.


Entonces dijeron los príncipes al rey: Te pedimos que sea condenado a muerte ese hombre; porque él procura de intento que desmayen los brazos de los valientes, y el esfuerzo de los guerreros que han quedado en esta ciudad, y de todo el pueblo, con aquellas palabras que dice. Pues está visto que ese hombre no procura el bien sino el mal de este pueblo.


Salió, pues, Abdemelec de palacio, y fue a hablar al rey, diciendo:


Señor, tus ojos están mirando siempre la fidelidad o verdad; azotaste a estos perversos, y no les dolió; los moliste a golpes, y no han hecho caso de la corrección; endurecieron sus frentes más que un peñasco, y no han querido convertirse a ti.


El yugo o castigo de mis maldades se dio prisa a venir sobre mí, el mismo Señor con sus manos las arrolló como un fardo y las puso sobre mi cuello; me faltaron las fuerzas; el Señor me ha entregado en manos de que no podré librarme.


Mas no vuelvas a profetizar en Betel; porque éste es el santuario del rey y la corte del reino.


y le hicieron esta pregunta: Dinos, ¿con qué autoridad haces estas cosas?; o ¿quién es el que te ha dado esa potestad?


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite