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Jeremías 31:34 - Biblia Torres Amat 1825

34 Y no tendrá ya el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice el Señor, porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande —dice el Señor—. Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Ya no tendrán que enseñarle a su compañero, o a su hermano, diciéndoles: 'Conozcan a Yavé. Pues me conocerán todos, del más grande al más chico, dice Yavé; yo entonces habré perdonado su culpa, y no me acordaré más de su pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y no enseñará más cada cual a su prójimo, y cada cual a su hermano, diciendo: ¡Conoce a YHVH!, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHVH. Porque perdonaré su maldad, y no me acordaré más de sus pecados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 No tendrá ya que enseñarse uno a otro ni una persona a otra persona, diciendo: 'Conoced a Yahveh', porque todos ellos me conocerán, desde el más pequeño al más grande -oráculo de Yahveh-, cuando perdone su culpa y no recuerde más su pecado'.

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Jeremías 31:34
42 Referans Kwoze  

Y tú, Salomón , hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con un corazón perfecto, y de buena voluntad; porque el Señor escudriña todos los corazones, penetra todos los pensamientos del entendimiento. Si lo buscares, lo hallarás; pero si lo abandonares, te desechará para siempre.


Echa en olvido los delitos o flaquezas de mi mocedad, y mis necedades. Acuérdate de mí, según tu misericordia; acuérdate de mí, ¡oh Señor!, por tu bondad.


Aquel día el renuevo de la raíz de Jesé, que está puesto como señal o estandarte de salud para los pueblos, será invocado de las naciones, y su sepulcro será glorioso.


¡Ay de vosotros hijos rebeldes y desertores!, dice el Señor, que formáis designios sin contar conmigo; y urdís una tela, y no según mi deseo, para añadir así pecados a pecados;


Mira que viene, se oye ya allá a lo lejos el Nombre o majestad del Señor; está su saña encendida e insoportable; llenos de indignación sus labios, y como fuego devorador su lengua.


Venid acá, oh naciones, y escuchad; pueblos, estad atentos; oiga la tierra y toda su población; la tierra toda y cuanto en ella vive.


Pero he aquí que desde afuera gritarán los que vean venir a los enemigos. Llorarán amargamente los ángeles o embajadores encargados de la paz.


Porque no han de cantar tus glorias los que están en el sepulcro, ni han de entonar las alabanzas los que están en poder de la muerte; ni aquellos que bajan a la fosa esperarán ver el cumplimiento de tus verídicas promesas.


Tráeme, si no tú a la memoria tus acciones; entremos ambos en juicio: Alega si tienes alguna cosa que te justifique.


Cantad, ¡oh cielos!, alabanzas, porque el Señor ha hecho tan gran misericordia; alégrate, tierra, de un cabo a otro; montes, selvas y todas sus plantas, haced resonar sus alabanzas, porque redimió el Señor a Jacob , y será glorificado en Israel.


Por esto vendrá día en que mi pueblo conocerá la grandeza de mi Nombre, porque yo el mismo que le hablaba, he aquí que estoy ya presente.


Tus hijos todos serán adoctrinados por el mismo Señor, y gozarán abundancia de paz, o completa prosperidad.


Y les daré un corazón dócil, para que reconozcan que soy el Señor su Dios, y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios; pues se convertirán a mí de todo corazón.


Y sentaré con ellos una eterna alianza, y no cesaré jamás de hacerles bien; e infundiré mi temor en su corazón, para que no se aparten de mí.


Y los purificaré de todas las iniquidades con que pecaron contra mí; y les perdonaré todos los pecados con que me ofendieron y despreciaron.


En aquellos días, dice el Señor, y en aquel tiempo se andará en busca de la iniquidad o idolatría de Israel, mas ésta no existirá ya; y del pecado de Judá, y tampoco se hallará; porque yo seré propicio a los restos de dicho pueblo que me reservaré.


Esto dice el Señor: No se gloríe el sabio en su saber; ni se gloríe el valeroso en su valentía, ni el rico se gloríe en sus riquezas;


Y te desposaré conmigo mediante la fe, y conocerás que yo soy el Señor.


¿Quién es, oh Dios, semejante a ti que perdonas la maldad y olvidas el pecado de las reliquias de Israel herencia tuya? No dará ya el Señor libre curso a su indignación, porque él es amante de la misericordia.


Se volverá hacia nosotros, y nos tendrá compasión. Sepultará en el olvido nuestras maldades, y arrojará a lo más profundo del mar todos nuestros pecados.


Pues la tierra será inundada de enemigos, al modo que el mar está cubierto de aguas; a fin de que sea conocida la gloria del Señor.


Todas las cosas las ha puesto mi Padre en mis manos. Pero nadie conoce al Hijo sino el Padre; ni conoce ninguno al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo haya querido revelarlo.


enseñando la ciencia de la salvación a su pueblo, para el perdón de sus pecados,


Y la vida eterna consiste en conocerte a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.


Yo he manifestado tu nombre a los hombres que me has dado salvándolos del mundo. Tuyos eran, y me los diste, y ellos han puesto por obra tu palabra.


Escrito está en los profetas: Todos serán enseñados de Dios. Cualquiera, pues, que ha escuchado al Padre, y aprendido su palabra, viene a mí.


Del mismo testifican todos los profetas, que cualquiera que cree en él, recibe en virtud de su nombre la remisión de los pecados.


Lo que vosotros le concediereis por indulgencia, yo se lo concedo también; porque si yo mismo uso de indulgencia, uso de ella por amor vuestro, en nombre y en persona de Jesucristo,


Porque Dios, que dijo que la luz saliese o brillase de en medio de las tinieblas, él mismo ha hecho brillar su claridad en nuestros corazones, a fin de que nosotros podamos iluminar a los demás por medio del conocimiento de la gloria de Dios, según que ella resplandece en Jesucristo.


en quien por su sangre logramos la redención, y el perdón de los pecados, por las riquezas de su gracia,


y así lo hacéis con cuantos hermanos hay en toda la Macedonia. Pero os rogamos, hermanos míos, que adelantéis o crezcáis más y más en este amor;


Pero quien se cría con leche, no es capaz de entender el lenguaje de perfecta y consumada justicia, por ser un niño en la doctrina de Dios.


pues yo les perdonaré sus maldades, y no me acordaré más de sus pecados.


Con llamar nuevo a este Testamento, dio por anticuado al primero. Ahora bien, lo que se da por anticuado y viejo, cerca está de quedar abolido.


No os he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la conocen y la saben; porque ninguna mentira procede de la verdad, que es Jesucristo.


En fin, hijitos míos, permaneced en él; para que cuando venga, estemos confiados, y que al contrario no nos hallemos confundidos por él en su venida.


Hijitos míos, guardaos de los ídolos. Amén.


Mas los hijos de Helí eran hijos de Belial, que no conocían o respetaban al Señor,


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