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Jeremías 31:18 - Biblia Torres Amat 1825

18 He escuchado con atención a Efraín, que en su cautiverio dice: Tú me has castigado, oh Señor; yo cual indómito novillo he sido corregido. Conviérteme a ti, y yo me convertiré; pues tú, ¡oh Señor!, eres mi Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Oí a Israel decir: “Me disciplinaste severamente, como a un becerro que necesita ser entrenado para el yugo. Hazme volver a ti y restáurame, porque solo tú eres el Señor mi Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Escucho, escucho quejarse a Efraím: 'Me has pegado, y he sido castigado muy duro, como un novillo no domado; haz que yo vuelva y volveré, ya que tú eres Yavé, mi Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Oí atentamente el lamento de Efraín: Me azotaste, Fui castigado como novillo indómito; Conviérteme, y seré convertido, Porque Tú eres YHVH mi Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Oigo muy bien a Efraín lamentarse: 'Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahveh, mi Dios.

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Jeremías 31:18
54 Referans Kwoze  

Dichoso el hombre a quien el mismo Dios corrige; no desprecies, pues, la corrección del Señor.


Me ha castigado el Señor severamente; mas no me ha entregado a la muerte.


Antes de ser yo humillado, pequé; mas ahora obedezco ya tu palabra.


He conocido, Señor, que tus juicios son justísimos; y conforme a tu verdad me has humillado.


en tus manos está mi suerte. Líbrame del poder de mis enemigos, y de aquellos que me persiguen.


Guardaos de ser semejantes al caballo y al mulo, los cuales no tienen entendimiento. Sujeta, ¡oh Señor!, con cabestro y freno las quijadas de los que se retiran de ti.


¡Oh Señor Dios de los ejércitos!, conviértenos a ti, y muéstranos tu rostro, y seremos salvos.


¡Oh Dios!, conviértenos a ti, y muéstranos favorable tu semblante; y seremos salvos.


¡Oh Dios de los ejércitos!, conviértenos a ti, y muéstranos tu rostro, y seremos salvos.


Conviértenos, ¡oh Dios, salvador nuestro!, y aparta tu ira de nosotros.


Bienaventurado el hombre a quien tú ¡oh Señor!, hayas instruido y amaestrado en tu ley,


El látigo es para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para las costillas de los necios.


Al hombre de dura cerviz, que desprecia al que le corrige, le sorprenderá de repente su total ruina, y no tendrá remedio.


No rehuses, hijo mío, la corrección del Señor, ni desmayes cuando él te castigue.


Desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza no hay en él cosa sana, sino heridas, y moretones, y llaga corrompida que no ha sido curada, ni vendada, ni suavizada con bálsamo.


Tus hijos yacen tirados por tierra, atados duermen a lo largo de todas las calles, como búbalo enmaromado o preso, cubiertos de la indignación del Señor y de la venganza de tu Dios.


Fue ofrecido en sacrificio porque él mismo lo quiso; y no abrió su boca para quejarse; conducido será a la muerte sin resistencia suya, como va la oveja al matadero, y guardará silencio sin abrir siquiera su boca delante de sus verdugos, como el corderito que está mudo delante del que le esquila.


Tú, no obstante, eres nuestro verdadero padre; porque Abrahán no nos conoció, e Israel no supo nada de nosotros. Sí, tú, ¡oh Señor!, eres nuestro Padre, nuestro Redentor, éste es tu nombre desde la eternidad.


y el Señor destruirá en un solo día la cabeza y la cola a los que obedecen sumisos, como a los que gobiernan.


Sáname, Señor, y quedaré sano; sálvame y seré salvo; pues que toda mi gloria eres tú.


En vano castigué a vuestros hijos; ellos no hicieron caso de la corrección; antes bien vuestra espada acabó con vuestros profetas; como león destrozador,


Moriremos en nuestra afrenta, y quedaremos cubiertos de nuestra ignominia; porque contra nuestro Dios hemos pecado nosotros, nuestros padres, desde nuestra mocedad hasta el día de hoy; y no hemos escuchado la voz del Señor Dios nuestro.


Porque tiempo vendrá en que los centinelas o jefes de mi pueblo clamarán sobre el monte de Efraín: Vamos todos, y subamos a Sión, al templo del Señor Dios nuestro.


Vendrán llorando de gozo, y yo, compadecido de ellos, los conduciré a la vuelta por en medio de arroyos de frescas aguas, vía recta y sin ningún tropiezo; porque padre soy yo de Israel; y Efraín es mi primogénito.


Señor, tus ojos están mirando siempre la fidelidad o verdad; azotaste a estos perversos, y no les dolió; los moliste a golpes, y no han hecho caso de la corrección; endurecieron sus frentes más que un peñasco, y no han querido convertirse a ti.


Conviértenos, ¡oh Señor!, a ti, y nos convertiremos; renueva tú nuestros días felices, como desde el principio.


Y allí os acordaréis de vuestros procederes, y de todas vuestras maldades, con las cuales os contaminasteis; y os incomodará la vista de vosotros mismos, por razón de todas las maldades que habéis cometido.


Todo este mal vino sobre nosotros, conforme está escrito en la ley de Moisés, y no recurrimos a ti, ¡oh Señor Dios nuestro!, para convertirnos de nuestras maldades y meditar la verdad de tus promesas.


Efraín, novilla avezada a trillar con gusto las mieses, yo pasaré sobre su lozana cerviz; subiré sobre Efraín y la dominaré. Judá echará mano al arado, Jacob abrirá los surcos.


Porque Israel se ha descarriado, cual vaca indómita y lozana; mas luego el Señor los conducirá a pacer como tímidos corderos en campiñas espaciosas.


Me marcharé y me volveré a mi habitación; hasta tanto que os halléis bien desfallecidos, y vengáis en busca de mí.


Viendo, pues, Dios las obras de penitencia que hacían, y cómo se habían convertido de su mala vida, se movió a misericordia, y no les envió los males que había decretado.


Ella no ha querido escuchar a quien le hablaba y le amonestaba; no puso su confianza en el Señor; no se acercó a su Dios.


Entonces aquellos que temen a Dios estuvieron hablando unos con otros. Y Dios estuvo atento, y escuchó y fue escrito ante él un libro de memoria a favor de los que temen al Señor, y tienen en el corazón su santo Nombre.


Y él reunirá el corazón de los padres con el de los hijos, y el de los hijos con el de sus padres; a fin de que yo viniendo no hiera la tierra con anatema.


Al poniente acamparán los hijos de Efraín, cuyo príncipe será Elisama, hijo de Ammiud.


delante del cual irá él revestido del espíritu y de la virtud de Elías para reunir los corazones de los padres o patriarcas con los de los hijos y conducir los incrédulos a la prudencia y fe de los antiguos justos, a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto.


Con esta resolución se puso en camino para la casa de su padre. Estando todavía lejos, le avistó su padre, y se le enternecieron las entrañas, y corriendo a su encuentro, le echó los brazos al cuello, y le dio mil besos.


Para vosotros en primer lugar es para quienes ha resucitado Dios a su Hijo, y le ha enviado a llenaros de bendiciones, a fin de que cada uno se convierta de su mala vida.


Pues Dios es el que obra o produce en vosotros por un puro efecto de su buena voluntad, no sólo querer, sino ejecutar.


Porque el Señor al que ama, le castiga; y a cualquiera que recibe por hijo suyo, le azota y le prueba con adversidades.


He aquí que estoy a la puerta de tu corazón, y llamo; si alguno escuchare mi voz y me abriere la puerta, entraré a él, y con él cenaré, y él conmigo.


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