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Jeremías 30:13 - Biblia Torres Amat 1825

13 No hay quien forme un cabal juicio de tu mal para curarlo; no hay remedios que te aprovechen.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

13 No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti medicamentos eficaces.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 No hay nadie que te ayude ni que vende tu herida. Ningún medicamento puede curarte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 No hay nadie para hacerte justicia ni hay remedio que te sane.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 No hay quien defienda tu causa para vendar tu herida, Ni hay para ti medicamentos eficaces.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Nadie defendió tu causa. Para una úlcera hay medicinas; para ti no hubo cura alguna.

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Jeremías 30:13
25 Referans Kwoze  

Porque al que él concede la paz, o le perdona, ¿quién lo condenará? Y ¿quién amparará al que él abandona, ya sea nación, o bien un particular?


Porque él mismo hace la llaga y la sana; hiere, y cura con sus manos.


Trató, pues, de acabar con ellos; pero se interpuso Moisés, siervo suyo, al momento del estrago, a fin de aplacar su ira para que no los exterminase.


Pensativo miraba si se ponía alguno a mi derecha para defenderme; peno nadie dio a entender que me conociese. Me hallé sin poder huir, y sin nadie que mirase por mi vida.


y dijo: Si escuchares la voz del Señor Dios tuyo, e hicieres lo que es recto, delante de él, y obedecieres sus mandamientos, y observares todos sus preceptos, no descargaré sobre ti plaga ninguna, de las que he descargado sobre Egipto; porque Yo soy el Señor que te doy la salud.


Vuestra tierra está desierta, incendiadas vuestras ciudades, a vuestra vista devoran los extranjeros vuestras posesiones, y a manera de enemigos las devastan.


Y vio que no quedaba hombre de bien; y se pasmó de no encontrar quien se pusiese por medio; y halló en su mismo brazo la salud y su justicia fue la que le fortaleció.


¿Por ventura, Señor, has desechado del todo a Judá? ¿O es Sión abominada de tu alma? ¿Por qué, pues, nos has azotado con tanto rigor, que no nos queda parte sana? Esperamos la paz o felicidad, y no tenemos ningún bien; y el tiempo de restablecernos, y he aquí que estamos todos llenos de confusión.


Sáname, Señor, y quedaré sano; sálvame y seré salvo; pues que toda mi gloria eres tú.


Porque yo cicatrizaré tu llaga, y curaré tus heridas, dice el Señor. Ellos, ¡oh Sión!, te han llamado la repudiada: Esta es, dicen, la que no tiene quien la busque o pretenda.


He aquí que yo cerraré sus llagas y les volveré la salud, y remediaré sus males, y les haré gozar de la paz y de la verdad de mis promesas, conforme ellos han pedido.


Sube a Galaad y toma bálsamo, ¡oh virgen hija de Egipto!, en vano multiplicas tú las medicinas; no hay ya remedio para ti.


Como la cisterna conserva fresca su agua, así conserva Jerusalén fresca y reciente la malicia suya. No se oye hablar en ella sino de desafueros y robos; yo veo siempre gente afligida y maltratada.


¿Por ventura no hay resina o bálsamo en Galaad? ¿O no hay allí ningún médico? ¿Por qué, pues, no se ha cerrado la herida de la hija del pueblo mío?


¿Con quién te compararé, o a qué cosa te asemejaré, oh hija de Jerusalén ? ¿A quién te igualaré, a fin de consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande es como el mar tu tribulación. ¿Quién podrá remediarte?


Y busqué entre ellos un varón justo que se interpusiese entre mí y el pueblo como un vallado, y pugnase contra mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; mas no hallé ninguno.


Hijo de hombre: Yo he roto el brazo del faraón, rey de Egipto, y he aquí que no ha sido vendado para restablecerlo en su primer estado, ni envuelto con paños, ni fajado con vendas, a fin de que, recobrando el vigor, pueda manejar la espada.


Yo curaré sus llagas, responde el Señor, los amaré por pura gracia; por cuanto se ha aplacado mi indignación contra ellos.


En medio de sus tribulaciones se levantarán con presteza para convertirse a mí. Venid, dirán, volvámonos al Señor;


Notoria se ha hecho tu calamidad; tu llaga tiene muy mala cura; batieron las manos en señal de alegría todos cuantos han sabido lo que te ha acaecido: porque ¿a quién no dañó en todo tiempo tu malicia?


Ved cómo yo soy el solo y único Dios, y cómo no hay otro fuera de mí. Yo mato, y doy la vida: yo hiero, y yo curo: y no hay quien pueda librar a nadie de mi poder.


Porque andabais como ovejas descarriadas, mas ahora os habéis convertido y reunido al pastor, y obispo o superintendente de vuestras almas.


Y él mismo es la víctima de propiciación por nuestros pecados; y no tan sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.


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