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Jeremías 29:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: No os engañen vuestros falsos profetas que están en medio de vosotros, ni vuestros adivinos; y no hagáis caso de vuestros sueños;

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Biblia Reina Valera 1960

8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “No permitan que los engañen los profetas y los adivinos que están entre ustedes en la tierra de Babilonia. No presten atención a sus sueños,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 No se dejen engañar por los profetas, ni por los adivinos que hay entre ustedes, ni crean en sus sueños, fruto de su imaginación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Así dice YHVH Sebaot, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas y adivinos que viven entre vosotros, ni atendáis a los sueños que vosotros mismos soñáis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pues así dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: que no os engañen los profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos, ni escuchéis los sueños que sueñan.

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Jeremías 29:8
36 Referans Kwoze  

Y me dijo el Señor: Falsamente vaticinan en mi nombre esos profetas: yo no los he enviado, ni dado orden alguna, ni les he hablado; os venden por profecías, visiones falsas, y adivinaciones, e imposturas, y las ilusiones de su corazón.


Moradores de Jerusalén , he aquí lo que os dice el Señor de los ejércitos: No queráis escuchar las palabras de los profetas que os profetizan cosas lisonjeras, y os embaucan, ellos os cuentan las visiones o sueños de su corazón, no lo que ha dicho el Señor.


Yo no enviaba esos profetas falsos; ellos de suyo corrían por todas partes; no hablaba yo con ellos, sino que ellos profetizaban lo que querían.


He oído lo que andan diciendo aquellos profetas que en mi Nombre profetizan la mentira: He soñado, dicen, he tenido un sueño profético.


Los cuales quieren hacer que el pueblo mío se olvide de mi Nombre, por los sueños que cada uno cuenta a su vecino, al modo que de mi Nombre se olvidaron de sus padres por amor a Baal.


Vosotros, pues, no escuchéis a vuestros profetas y adivinos, ni a los intérpretes de sueños, ni a los agoreros, ni a los hechiceros, los cuales os dicen: No seréis vosotros sojuzgados por el rey de Babilonia.


Y añadió Jeremías profeta al falso profeta Hananías: Oye tú, Hananías: A ti el Señor no te ha enviado, y sin embargo, tomando su Nombre, has hecho que este pueblo confiase en la mentira.


Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén a los ancianos que quedaban entre los cautivos transportados a Babilonia, y a los sacerdotes, y a los profetas, y a todo el pueblo transportado por Nabucodonosor desde Jerusalén a Babilonia.


Pero vosotros habéis dicho: El Señor nos ha enviado profetas aquí en Babilonia.


Esto es lo que dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, acerca de Acab, hijo de Colías, y de Sedecías, hijo de Maasías, que falsamente os profetizan en mi Nombre: Sabed que yo los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que los hará morir delante de vuestros ojos.


por haber hecho ellos necedades abominables en Israel, y cometido adulterios con las mujeres de sus amigos, y hablado mentirosamente en nombre mío, sin haberles yo dado ninguna comisión. Yo mismo soy el juez y el testigo de todo eso, dice el Señor.


Esto dice el Señor: No queráis engañaros a vosotros mismos, diciendo: Se irán los caldeos para no volver, y nos dejarán en paz, porque entended que no se irán.


Los profetas profetizaban mentiras, y los sacerdotes los aplaudían con palmoteos; y mi pueblo gustó de tales cosas: ¿Qué será, pues, de él al llegar su fin?


Tus profetas te vaticinaron cosas falsas y necias, y no te manifestaban tus maldades para moverte a penitencia; sino que te profetizaban falsamente sucesos contra tus enemigos, y su expulsión.


Vanas son las visiones que ellos tienen, y embustes sus adivinaciones, cuando dicen: El Señor ha dicho; siendo así que no son enviados del Señor, y persisten en asegurar aquello que han anunciado.


¡Ojalá fuera yo un hombre que no tuviese el espíritu profético, sino que fuera falso lo que digo! Yo derramaré sobre ti, dice el Señor, el vino y la embriaguez del cáliz de mi indignación; y este vino sobre este pueblo se derramará.


Y quedarán confundidos en aquel día los profetas, cada cual por su propia visión cuando profetizare, y no se cubrirán hipócritamente con el manto de penitencia para mentir;


Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si posible fuera, caerían en error:


Jesús les respondió: Mirad, no os dejéis engañar; porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy el Mesías y ya ha llegado el tiempo; guardaos, pues, de seguirlos.


¡Ay de vosotros cuando los hombres os aplaudieren!, que así lo hacían sus padres con los falsos profetas.


pues los tales no sirven a Cristo Señor nuestro, sino a su propia sensualidad, y con palabras melosas y con adulaciones seducen los corazones de los sencillos.


de manera que ya no seamos niños fluctuantes, ni nos dejemos llevar aquí y allá de todos los vientos de opiniones humanas, por la malignidad de los hombres que engañan con astucia para introducir el error;


Nadie os engañe con palabras vanas; pues por tales cosas descargó la ira de Dios sobre los incrédulos.


el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios.


Tú, amado hijo, manténte firme en lo que has aprendido y se te ha encomendado, considerando quién te lo enseñó,


En esto se conoce el espíritu de Dios, todo espíritu, que confiesa que Jesucristo vino al mundo en carne verdadera, es de Dios;


Así es que engañó o embaucó a los moradores de la tierra con los prodigios que se le permitieron hacer a vista de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra, que hiciesen una imagen de la bestia, que habiendo sido herida por la espada, revivió, o curó, como dijimos.


Entonces fue presa la bestia, y con ella el falso profeta que a vista de la misma había hecho prodigios, con que sedujo a los que recibieron la marca de la bestia, y a los que adoraron su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos en un estanque de fuego que arde con azufre.


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