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Jeremías 27:5 - Biblia Torres Amat 1825

5 Yo creé la tierra, y los hombres, y las bestias que están sobre la tierra, con mi gran poder y mi excelso brazo, y he dado su dominio a quien quise.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 ‘Yo hice la tierra, la gente y cada animal con mi gran fuerza y brazo poderoso. Estas cosas me pertenecen y puedo dárselas a quien yo quiera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Yo hice, con mi gran poder y con mis intervenciones, la tierra, el hombre y los animales que existen sobre ella, y los doy a quien se me antoje.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra con mi gran poder y con mi brazo extendido, y a quien me parece conveniente la doy.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 yo hice la tierra, al hombre y a los animales que hay sobre la superficie de la tierra, con mi gran potencia y con mi brazo extendido, y la doy a quien parece bien a mis ojos.

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Jeremías 27:5
54 Referans Kwoze  

Hizo, pues, Dios las bestias silvestres de la tierra según sus especies, y los animales domésticos, y todo reptil terrestre según su especie. Y vio Dios que lo hecho era bueno.


Derramada será la sangre de cualquiera que derrame sangre humana; porque a imagen de Dios fue creado el hombre.


y de tu fuerte brazo), cuando viniere, digo, y orare en este lugar,


Esto dice Ciro, rey de los persas: El Señor Dios del cielo es el que me ha dado todos los reinos de las tierras, y él me ha mandado edificarle una casa o templo en Jerusalén , ciudad de Judea.


Y los hiciste dueños de reinos y pueblos, y se los repartiste por suertes; y así poseyeron el país de Sehón, el país del rey de Hesebón, y el país de Og, rey de Basaán.


¡Oh Señor!, tú eres el que al principio creaste la tierra; los cielos obra son de tus manos.


Porque todos los dioses de las naciones son demonios; pero el Señor es el que creó los cielos.


Por cuanto el Señor en seis días hizo el cielo y la tierra, y el mar, y todas las cosas que hay en ellos, y descansó en el día séptimo; por esto bendijo el Señor el día del sábado, y le santificó.


Por tanto, diles de mi parte a los hijos de Israel: Yo soy el Señor, que os sacaré del yugo de los egipcios, que os libraré de la esclavitud, y os rescataré, descargando mi brazo levantado terribles golpes contra ellos.


Yo el Señor te he llamado por amor o celo de la justicia, te he tomado por la mano, y te he preservado; te he puesto para ser el reconciliador del pueblo y luz de las naciones;


Que falsifico los presagios de los adivinos, y a los agoreros les quito el juicio; que dejo corridos a los sabios, y convierto en necedad su ciencia.


Yo soy también el que levantaré un varón para ejercer mi justicia, y dirigiré todos sus pasos; él reedificará mi ciudad, y dará libertad a mis hijos cautivos, sin rescate ni dádivas, dice el Señor Dios de los ejércitos.


Mi mano fue la que fundó la tierra, y mi diestra la que midió los cielos; a una voz que yo les dé, al momento se presentarán todos.


Porque te has olvidado del Señor tu Creador, que extendió los cielos y fundó la tierra, por eso temblaste continuamente todo el día a vista del furor de aquel enemigo que te afligía y tiraba a exterminarte: ¿dónde está ahora el furor de aquel tirano?


a los cuales encargarás que digan a sus amos: Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, y esto diréis a vuestros amos:


¡Ah!, ¡ah! Señor Dios mío, bien veo que tú creaste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo fuerte, ninguna cosa será jamás difícil para ti;


El es el que con su poderío hizo la tierra, y el que con su sabiduría dispuso el mundo, y extendió los cielos con su inteligencia.


y ha sujetado a tu poder los lugares todos en que habitan los hijos de los hombres, como también las bestias del campo y las aves del aire; todas las cosas ha puesto bajo tu dominio: Tú, pues, eres la cabeza de oro.


y clamó en alta voz, diciendo: Cortad el árbol y echad abajo sus ramas, sacudid sus hojas, y desparramad sus frutos; huyan las bestias que están bajo de él y las aves que están en sus ramas.


Así queda resuelto por sentencia de los veladores o ángeles, y es cosa que han pedido los santos o justos, hasta que conozcan los mortales que el Altísimo tiene dominio sobre el reino de los hombres, y lo dará a aquel que bien le pareciere, y pondrá sobre él, si quiere, al más abatido de los mortales.


ése eres tú, ¡oh rey!, que has sido engrandecido, y te has hecho poderoso, y ha crecido tu grandeza, y elevádose hasta el cielo, y tu poderío hasta los últimos términos de toda la tierra.


Te echarán de entre los hombres, y habitarás con las bestias y fieras, y comerás heno como si fueses buey, y serás bañado con el rocío del cielo; y así pasarán por ti siete tiempos, o años, hasta tanto que conozcas que el Altísimo tiene dominio sobre el reino de los hombres, y lo da a quien le parece.


El Dios Altísimo, ¡oh rey!, dio a tu padre Nabucodonosor el reino y la magnificencia, la gloria y los honores;


y diciendo: Hombres, ¿qué es lo que hacéis? También somos nosotros, de la misma manera que vosotros, hombres mortales que venimos a predicaros que, dejadas esas vanas deidades, os convirtáis al Dios vivo, que ha creado el cielo, la tierra, el mar y todo cuanto en ellos se contiene.


El Dios que creó al mundo y todas las cosas contenidas en él, siendo como es el Señor del cielo y tierra, no está encerrado en templos fabricados por hombres,


El es el que de uno solo ha hecho nacer todo el linaje de los hombres, para que habitase la vasta extensión de la tierra, fijando el orden de los tiempos o estaciones, y los límites de la habitación de cada pueblo,


mas en llegando a las cercanías de los hijos de Amón, guárdate de moverles guerra, ni pelear contra ellos: que nada te daré de la tierra de los hijos de Amón, por cuanto la di en posesión a los hijos de Lot.


pueblo grande y numeroso y de altura descomunal, a semejanza de los enaceos. El Señor los exterminó por mano de los amonitas, e hizo que éstos poblasen la tierra en su lugar;


El Señor Dios tuyo ha echado su bendición en todo cuanto has puesto tus manos: ha dirigido tu viaje de manera que has andado cuarenta años por este vasto desierto, acompañándote el Señor Dios tuyo, y nada te ha faltado.


Aquí me dijo el Señor: No obres hostilmente contra los moabitas, ni trabes batalla con ellos: que no te daré ni un palmo de su tierra, puesto que la posesión de Ar se la he dado a los hijos de Lot.


Cuando el Altísimo dividía las naciones; cuando separaba los hijos de Adán, fijó ya entonces los límites de los pueblos de Canaán, según el número de los hijos de Israel.


o la figura de alguno de los animales que andan sobre la tierra, o de aves que vuelan debajo del cielo,


Si después de haber tenido hijos y nietos y morado de asiento en aquella tierra, engañados os fabricareis algún ídolo, cometiendo esta maldad a los ojos del Señor Dios vuestro, para provocarle a saña;


Infórmate de lo que ha pasado de un polo del cielo al otro, desde los tiempos más remotos que te han precedido, desde que Dios creó al hombre sobre la tierra, y veas si alguna vez ha sucedido una cosa como ésta; o si jamás se ha dicho


para que supieras que el Señor es el verdadero Dios, y que no hay otro Dios sino él.


Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor Dios tuyo te tiene mandado, para que vivas largo tiempo y seas feliz en la tierra que te ha de dar el Señor Dios tuyo.


Ellos son tu pueblo y la herencia tuya que sacaste de Egipto con tu gran poder y a fuerza de tu brazo.


pues por él fueron creadas todas las cosas en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, ora sean tronos, ora dominaciones, ora principados, ora potestades, todas las cosas fueron creadas por él mismo y en atención a él mismo;


El cual siendo como es el resplandor de su gloria y vivo retrato de su sustancia, y sustentándolo y rigiéndolo todo con sola su poderosa palabra, después de habernos purificado de nuestros pecados, está sentado a la diestra de la majestad en lo más alto de los cielos,


Después vi en la mano derecha del que estaba sentado en el solio, un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.


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