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Jeremías 26:19 - Biblia Torres Amat 1825

19 ¿Fue por ventura Miqueas condenado a muerte por Ezequías , rey de Judá, y todo su pueblo? Al contrario ¿no temieron ellos al Señor e imploraron su clemencia, y el Señor se arrepintió o desistió de enviarles el castigo con que les había amenazado? Luego nosotros cometeríamos un gran pecado en daño de nuestras almas.

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Biblia Reina Valera 1960

19 ¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos, pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 ¿Acaso el rey Ezequías y el pueblo lo mataron por lo que dijo? No, se apartaron de sus pecados y adoraron al Señor. Le suplicaron misericordia. Entonces el Señor cambió de parecer acerca del terrible desastre que había declarado contra ellos. Así que estamos a punto de perjudicarnos a nosotros mismos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¿Acaso lo hicieron morir por eso Ezequías, rey de Judá, y su pueblo? Más bien temieron a Yavé e imploraron su perdón, hasta lograr que retirara el mal con que los había amenazado. Y nosotros, ¿cómo podríamos actuar de otra manera y cargar con un crimen?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¿Acaso Ezequías, rey de Judá y todo Judá intentaron matarlo? ¿No temió el rey a YHVH, y lo aplacó de tal manera, que YHVH desistió del mal que había decretado contra ellos? Y nosotros, ¿causaremos un mal tan grande contra nosotros mismos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¿Lo condenó a muerte Ezequías, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Yahveh y aplacó la faz de Yahveh, y así se arrepintió Yahveh del mal que había predicho contra ellos? ¿Y nosotros íbamos a cargarnos con un delito tan grande?'.

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Jeremías 26:19
26 Referans Kwoze  

Y habiendo extendido el ángel del Señor su mano sobre Jerusalén para desolarla, el Señor se apiadó de su angustia, y dijo al ángel del Señor junto a la era de Areúna, jebuseo.


Pero el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, hicieron oración contra este blasfemador, y alzaron sus clamores hasta el cielo.


Id, y orad o consultad al Señor por mí y por las reliquias de Israel y de Judá, acerca de todas las palabras de este libro que se ha encontrado; porque grande es el furor o azote del Señor que está para descargar sobre nosotros; por cuanto no han guardado nuestros padres las palabras del Señor, ni cumplido todo cuanto está escrito en este libro.


Con esto se aplacó el Señor, y dejó de ejecutar contra su pueblo el castigo que había dicho.


Aquel día el Señor con su espada cortante, y grande, y fuerte, tomará cuentas a Leviatán, serpiente gruesa; a Leviatán, serpiente tortuosa; y matará la ballena, que está en el mar de este mundo.


y envió a Eliacim, mayordomo mayor de su palacio, y a Sobna, doctor de la ley y a los más ancianos de entre los sacerdotes, vestidos de cicilio a encontrar al profeta Isaías, hijo de Amós,


Fueron, pues, los ministros del rey Ezequías a encontrar a Isaías;


Sabed, no obstante, y tened por cierto, que si me quitáis la vida, derramaréis la sangre inocente, y la haréis recaer sobre vosotros mismos, sobre esta ciudad y sobre sus habitantes; porque verdaderamente es el Señor el que me ha enviado a comunicar a vuestros oídos todas las estas palabras.


a ver si acaso te escuchan, y se convierten de su mala vida; por lo cual me arrepienta yo o desista del castigo que medito enviarles por la malicia de sus procederes.


Ahora, pues, esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué motivo hacéis tan grande mal contra vosotros mismos, acarreando la muerte a hombres, y a mujeres, y a los párvulos, y a los niños de pecho que hay en Judá, de tal suerte que no quede nadie de vosotros,


Se apiadó con esto el Señor, y dijo: No sucederá lo que temes.


No parece sino que has ido trazando la ruina de tu casa; has asolado muchos pueblos, y tu alma delinquió.


cuando Sarasar y Rogommelec y la gente que estaba con él enviaron a la casa de Dios a hacer oración en la presencia del Señor,


con la muerte de los pecadores; y que los reduzca a planchas, las cuales clave en el altar, por haberse ofrecido en ellos incienso al Señor, y quedar a él consagrados; a fin de que los hijos de Israel las miren como una señal y recuerdo.


para que recaiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el templo y el altar.


pero si es cosa de Dios no podréis destruirla, y os expondríais a ir contra Dios. Todos adhirieron a este parecer.


Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, sangre les has dado a beber, que bien lo merecen.


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