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Jeremías 22:17 - Biblia Torres Amat 1825

17 Pero tus ojos y tu corazón no buscan sino la avaricia y derramar sangre inocente, y calumniar y correr tras la maldad.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 ¡Pero tú, solo tienes ojos para la avaricia y la deshonestidad! Asesinas al inocente, oprimes al pobre y reinas sin piedad».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Pero nada ves o conoces sino tu propio interés; y esto, derramando sangre, y manteniendo la opresión y la violencia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Pero tus ojos y tu corazón no están más que para tu egoísmo, Para derramar la sangre inocente, Para la opresión y para la violencia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Pero tus ojos y tu corazón sólo piensan en tus ganancias, en derramar sangre inocente, en ejercer opresión y violencia.

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Jeremías 22:17
41 Referans Kwoze  

Pero tú le has de hablar en estos términos: Esto dice el Señor: Cometiste un homicidio, y tras de esto vas a usurpar la viña del muerto. A lo que añadirás después: He aquí lo que dice el Señor: En este lugar en que los perros lamieron la sangre de Nabot, en el mismo lamerán también tu sangre.


E hizo el mal delante del Señor, a imitación de todo lo que habían hecho sus padres o abuelos.


y de la sangre inocente que derramó, inundando a Jerusalén con la sangre de personas inocentes; por esta razón no quiso el Señor aplacarse.


Las otras acciones de Joakim, y las abominaciones que cometió, y las maldades que se hallaron en él, se contienen en el Libro de los Reyes de Judá y de Israel. Lo sucedió en el reino su hijo Joaquín.


Si desvié mis pasos del camino recto, y si mi corazón se fue tras de mis ojos, y se apegó alguna mancha a mis manos,


Por cuanto el pecador se jacta en los perversos deseos de su alma; y el inicuo se ve celebrado.


Para lo demás escoge de todo el pueblo sujetos de firmeza y temerosos de Dios, amantes de la verdad y enemigos de la avaricia, y de ellos establece tribunos, centuriones, y cabos de cincuenta personas y de diez:


porque su ánimo está meditando robos, y hablando siempre embustes sus labios.


Y estos perros sin rastro de vergüenza, jamás se ven hartos de rapiñas. Los pastores mismos están faltos de toda inteligencia; todos van descarriados por su camino, cada cual a su propio interés desde el más alto hasta el más bajo.


Como la perdiz que empolla los huevos que ella no puso, así es el que junta riquezas por medios injustos, a la mitad de sus días tendrá que dejarlas, y al fin de ellos se verá su insensatez.


Y por cuanto ellos me han abandonado, y han profanado este lugar, y sacrificado en él a dioses ajenos, que ni ellos conocen, ni han conocido sus padres, ni los reyes de Judá, llenando este sitio de sangre de inocentes


Esto dice el Señor: Juzgad con rectitud y justicia, y librad de las manos del calumniador a los oprimidos por la violencia, y no aflijáis ni oprimáis inicuamente al forastero, ni al huérfano, ni a la viuda, y no derraméis sangre inocente en este lugar.


Ya que desde el más pequeño hasta el más grande, se han dado todos a la avaricia; y todos urden engaños, desde el profeta o cantor al sacerdote.


Pues esto dice el Señor de los ejércitos: Cortad sus árboles, abrid trincheras en torno de Jerusalén . Esta es la ciudad que voy a castigar; en ella se abriga toda especie de calumnia e injusticia.


si no hiciereis agravio al forastero, y al huérfano, y a la viuda, ni derramáreis la sangre inocente en este lugar; y no anduviereis en pos de dioses ajenos para vuestra misma ruina:


Por este motivo yo entregaré sus mujeres a los extraños, sus tierras a otros herederos; porque desde el más pequeño hasta el más grande, todos se dejan llevar de la avaricia; desde el profeta o cantor, hasta el sacerdote; todos se ocupan en la mentira.


ofenda al desvalido y al pobre, robe lo ajeno, no devuelva la prenda, levante sus ojos hacia los ídolos, cometa abominaciones;


Andaba éste entre los otros leones, y se hizo león, y aprendió a arrebatar la presa y a devorar hombres;


aprendió a dejar viudas las mujeres y a convertir en desierto las ciudades; y al estruendo de sus rugidos quedó desolado todo el país.


Y lo metieron en una jaula, y lo condujeron encadenado al rey de Babilonia; y lo encerraron en una cárcel, para que no se oyese más su voz sobre los montes de Israel.


Mira cómo los príncipes de Israel se han ocupado, cada uno según su poder, en derramar sangre en medio de ti.


Y acuden a ti en gran cantidad, se sientan delante de ti los del pueblo mío, y escuchan tus palabras; pero no las ponen en práctica; porque ellos las convierten en asuntos de sus canciones, y su corazón corre tras de avaricia.


Y codiciaron las heredades, y las usurparon con violencia, e invadieron las casas; y calumniaron a éste para apoderarse de su casa; y a aquel otro para alzarse con su hacienda.


Vosotros que edificáis o adornáis a Sión con sangre de los pobres, y a Jerusalén a fuerza de injusticias.


Sus príncipes están en medio de ella como leones rugientes; como lobos nocturnos son sus jueces, no dejan nada para el día siguiente.


quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos,


ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios.


Haced morir, pues, los miembros del hombre terreno que hay en vosotros; la fornicación, la impureza, las pasiones deshonestas, la concupiscencia desordenada y la avaricia, que todo viene a ser una idolatría;


Vi entre los despojos una capa de grana muy buena, y doscientos siclos de plata, y una barra de oro de cincuenta siclos; y llevado de codicia, lo tomé y escondí debajo de tierra en medio de mi tienda, y enterré el dinero en un hoyo.


han dejado el camino recto, y se han descarriado, siguiendo la senda de Balaam , hijo de Bosor, el cual codició el premio de la maldad;


Porque si Dios no perdonó a los ángeles delincuentes, sino que amarrados con cadenas infernales los precipitó al tenebroso abismo, en donde son atormentados y tenidos como en reserva hasta el día del juicio;


Mas no siguieron las pisadas de su padre Samuel, sino que se dejaron arrastrar de la avaricia, recibiendo regalos y torciendo la justicia.


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