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Jeremías 2:15 - Biblia Torres Amat 1825

15 Rugieron contra él los leones, y dieron bramidos; su país lo redujeron a un páramo, quemadas han sido sus ciudades, y no hay una sola persona que habite en ellas.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Leones fuertes rugieron contra él, y la tierra ha sido destruida. Ahora las ciudades están en ruinas; ya nadie vive en ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Contra ti han rugido leones, tu tierra ha sido desolada, tus ciudades, incendiadas y despobladas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Los leoncillos rugieron contra él, dieron sus bramidos, Y convirtieron su tierra en una desolación; Sus ciudades están quemadas y sin habitantes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 por la que bramaban leoncillos, daban su rugido? Hicieron de su país un desierto, sus ciudades fueron incendiadas, no queda un solo habitante.

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Jeremías 2:15
35 Referans Kwoze  

Así pereció el león que rugía y la leona que bramaba; y fueron desmenuzados los dientes de los leoncillos.


y sacó mi alma de entre fuertes leones; lleno de turbación me quedé como adormecido. Porque rejones y flechas son los dientes de los hijos de los hombres, y su lengua tajante espada.


Y la hija de Sión, o Jerusalén , quedará como cabaña de una viña, como choza de un melonar, y como una ciudad tomada por asalto.


Y como el pueblo, así será tratado el sacerdote; y como el esclavo, así su señor; como la sierva, así su señora; como el que compra, así el que vende; como el que da prestado, así el que recibe; como el acreedor, así el deudor.


Y su estruendo será para Israel aquel día como el bramido del mar. Miraremos la tierra, y he aquí por todas partes tinieblas de tribulación, cuya lobreguez oscurecerá la luz del día.


Porque diez sembrados de viña sólo producirán un pequeño frasco de vino, y treinta modios de siembra darán tres modios.


Y el Señor arrojará a los hombres lejos de su país, y se multiplicarán los que quedaron sobre la tierra.


porque he aquí que ya se percibe una voz, y un gran alboroto que viene de la parte del septentrión, para convertir en desiertos y en manida de dragones las ciudades de Judá.


Todas estas cosas les profetizarás y les dirás: El Señor rugirá como león desde lo alto, y desde su santa morada hará resonar su voz; rugirá fuertemente contra Jerusalén , lugar de su gloria; se oirá un grito de triunfo contra todos los habitantes de esta tierra, una algazara semejante a la de aquellos que pisan la vendimia.


sabed que yo reuniré, y enviaré, dice el Señor, todas las familias o pueblos del Norte con Nabucodonosor, rey de Babilonia, ministro o instrumento mío, y los conduciré contra esta tierra y contra sus habitantes, y contra todas las naciones circunvecinas, y daré cabo de ellos, y los reduciré a ser el pasmo y el escarnio de todos, y a una soledad perdurable todas sus ciudades.


¿Cómo ha osado profetizar en el nombre del Señor, diciendo: Este templo será destruido como Silo, y esta ciudad quedará de tal manera asolada que no habrá quien la habite? Y todo el pueblo se amotinó contra Jeremías en la casa del Señor.


Esto dice el Señor: En este lugar, (que vosotros llamáis un desierto, porque no hay en él hombre ni bestia), en las ciudades de Judá, y en los contornos de Jerusalén , que están asolados y sin hombre alguno, sin habitantes ni ganados, se han de oír todavía


Pues he aquí que yo voy a dar mis órdenes, dice el Señor, y los volveré a traer contra esta ciudad, y la batirán, y se apoderarán de ella, y la incendiarán; y a las ciudades de Judá he de convertirlas en un desierto, de tal suerte que no quede en ellas ningún habitante.


Ha salido el león de su guarida, y se ha alzado el destrozador o conquistador de las gentes: se ha puesto en camino para asolar tu tierra; arruinadas serán tus ciudades, sin que quede un solo morador.


Ya el Señor no podía soportaros más, por causa de vuestras perversas inclinaciones, y por las abominaciones que cometisteis; y así ha sido asolado vuestro país, y hecho un objeto de espanto y de maldición, y sin habitante alguno como se halla en hoy.


Pero el león del bosque los ha desgarrado; el lobo al anochecer los ha exterminado; el leopardo está acechando en torno de sus ciudades, todos cuantos salgan de ellas, caerán en sus garras; porque se han multiplicado sus prevaricaciones, y se han obstinado en sus apostasías.


Israel es una grey descarriada, los leones la dispersaron. El primero a devorarla fue el rey de Asur; el último ha sido Nabucodonosor, rey de Babilonia, que ha acabado hasta con sus huesos.


Rugirán los caldeos todos a una como leones; sacudirán sus melenas como vigorosos leoncitos.


Enmiéndate, ¡oh Jerusalén !, a fin de que no se aleje de ti mi alma: No sea que te reduzca a un desierto inhabitable.


La tomará el Señor; y yo me pondré a llorar y a lamentar al ver los montes y gemiré al ver hechas un páramo las amenas campiñas; porque todo ha sido abrasado; de manera que no transita por allí nadie, ni se oye ya la voz de sus dueños; desde las aves del cielo hasta las bestias todo se ha ido de allí, y se ha retirado.


En fin, yo reduciré a Jerusalén , dice el Señor, a un montón de escombros, y a ser guarida de dragones, y a las ciudades de Judá las convertiré en despoblados, sin que en ellas quede un solo morador.


Por tanto profetiza y di: Esto dice el Señor Dios: Porque vosotros habéis sido asolados y hollados por todas partes, y habéis venido a ser como herencia de otras naciones, y andáis en boca de todos, hechos el escarnio de la gente:


Yo te reduciré, ¡oh Jerusalén !, a un desierto, y a ser el escarnio de las naciones circunvecinas, y de cuantos transitando por ti te echen una mirada.


Ellos seguirán al Señor, cuando él ruga como león. Rugirá el Señor, y causará asombro a los hijos del mar.


Porque yo soy para Efraín como una leona, y como un joven o vigoroso león para la casa de Judá. Yo, yo haré mi presa y me iré con ella; yo la tomaré, y no habrá quien me la quite.


Esto dice el Señor: Como si un pastor salvase de la boca del león solamente las dos patas y la ternilla de una oreja de la res que devora, así se librarán de los asirios aquellos hijos de Israel que habitan en Samaria, descansando en un ángulo de cama, o en el lecho de Damasco.


¿Por ventura rugirá el león en el bosque, si no ve la presa? ¿Acaso el joven león alzará su rugido dentro de su cueva, sin que haya apresado algo?


Ruge el león de Judá: ¿Quién no temerá? El Señor Dios ha hablado, ¿quién se retraerá de profetizar?


¿Dónde está la feroz Nínive, esa guarida de leones, ese bosque para pasto de cachorros de leones, adonde iban a reposar el león y sus cachorros, sin que nadie los ahuyentase?


Y ni la plata ni el oro podrán librarlos en aquel día de la ira del Señor, cuyo ardiente celo devorará toda la tierra; pues él a toda prisa exterminará a cuantos la habitan.


¡Ay de vosotros que habitáis la cuerda, o costa, del mar, pueblo de perdición!, contra ti se dirige lo que dice el Señor, ¡oh Canaán, tierra de filisteos!; yo te asolaré de tal modo que no quede morador alguno.


Yo he exterminado las naciones enemigas, y han quedado arrasadas sus fortalezas, he dejado desiertas sus calles y no pasa alma por ellas; sus ciudades han quedado desoladas, hasta no haber quedado hombre, ni habitante alguno.


Retumban los aullidos de los pastores o príncipes, porque destruida ha sido su grandeza; resuenan los rugidos de los leones, porque ha sido disipada la hinchazón del Jordán.


Bajó, pues, Sansón con su padre y madre a Tamnata; y al llegar a las viñas de la ciudad, se dejó ver un león cachorro, feroz y rugiendo, el cual arremetió contra él.


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