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Jeremías 11:20 - Biblia Torres Amat 1825

20 Pero tú, ¡oh Señor de los ejércitos!, que juzgas con justicia, y escudriñas los corazones y los afectos, tú harás que yo te vea tomar venganza de ellos; puesto que en tus manos puse mi causa.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, tú juzgas con justicia, y examinas los secretos y los pensamientos más profundos. Déjame ver tu venganza contra ellos, porque te he entregado mi causa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Pero tú, Yavé de los Ejércitos, que pronuncias sentencias justas, conoces el corazón y las intenciones de los hombres; a ti he entregado mi causa y estaré presente cuando tú hagas justicia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 °¡Oh YHVH Sebaot! Tú que juzgas con justicia y escudriñas los riñones° y el corazón: Vea yo tu venganza sobre ellos, Porque ante ti expongo mi causa,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Yahveh Sebaot, juez justo, que sondeas el corazón y las entrañas, vea yo tu venganza contra ellos, pues a ti encomiendo mi causa.

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Jeremías 11:20
35 Referans Kwoze  

Lejos de ti tal cosa, que tú mates al justo con el impío, y sea aquél tratado como éste, no es eso propio de ti: tú que eres el que juzgas toda la tierra, de ningún modo harás tal juicio.


Luego que Ezequías recibió la carta de mano de los embajadores, y la hubo leído, se fue al templo del Señor, y la extendió delante del Señor,


Y tú, Salomón , hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con un corazón perfecto, y de buena voluntad; porque el Señor escudriña todos los corazones, penetra todos los pensamientos del entendimiento. Si lo buscares, lo hallarás; pero si lo abandonares, te desechará para siempre.


Bien sé, Dios mío, que tú sondeas los corazones y que amas la sencillez; y por eso con sencillez de corazón he ofrecido gozoso todas estas cosas, y he visto cómo tu pueblo, que está aquí congregado te ha ofrecido sus dones con gran alegría.


Por tanto, yo rogaré al Señor, y enderezaré a Dios mi oración;


Pruébame, ¡oh Dios mío¡, y sondea mi corazón; examíname y reconoce mis pasos;


Armate y alza el escudo, y sal a defenderme.


Júzgame tú, oh Dios, y toma en tus manos mi causa; líbrame de la gente impía, y del hombre inicuo y engañador.


No destruyas a tu siervo. Ten piedad de mí. ¡Dios mío!, apiádate de mí; ya que mi alma tiene puesta en ti su confianza. A la sombra de tus alas esperaré, hasta que pase la iniquidad.


Se alegrará el justo al ver la venganza; y lavará sus manos en la sangre de los pecadores.


Mi socorro lo espero del Señor; el cual saca a salvo a los rectos de corazón.


El Señor es quien juzga a los pueblos. Júzgame, pues, oh Señor, según mi justicia, y según la inocencia que hay en mí.


Acábese ya la malicia de los pecadores; y tú, ¡oh Dios!, que penetras los corazones, y los afectos más íntimos, encaminarás al justo.


a la vista del Señor, porque viene a gobernar la tierra. El juzgará la tierra con justicia y a los pueblos con rectitud.


Verdaderamente, Señor, conozco que tú eres justo, aunque yo ose pedirte la razón de algunas cosas. A pesar de eso yo te diré una queja mía al parecer justa: ¿por qué motivo a los impíos todo les sale prósperamente, y lo pasan bien todos los que prevarican y obran mal?


En cuanto a mí, ¡oh Señor!, tú me conoces bien, me has visto, y has experimentado qué tal es mi corazón para contigo. Reúnelos como rebaño para el sacrificio, y destínalos aparte para el día de la mortandad.


Tú, ¡oh Señor!, que sabes mi inocencia, acuérdate de mí, y ampárame, y defiéndeme de los que me persiguen; no difieras socorrerme, por razón de tu paciencia con los enemigos, bien sabes que por amor tuyo he sufrido mil oprobios.


Yo el Señor soy el que escudriña los corazones, y el que examina los afectos de ellos, y doy a cada uno la paga según su proceder y conforme al mérito de sus obras.


Confundidos queden los que me persiguen, no quede confundido yo; teman ellos, y no tema yo; envía sobre ellos el día de la aflicción, y castígalos con doble azote.


Y tú, oh Señor de los ejércitos, que haces prueba del justo, tú que disciernes los afectos interiores del corazón, haz que yo te vea tomar de ellos una justa venganza; porque a ti te tengo encomendada mi causa.


Tú fallaste a favor del alma mía, ¡oh Señor!, ¡oh redentor de mi vida!


Viste, oh Señor, las iniquidades de ellos contra m,: hazme justicia.


Tú les darás, ¡oh Señor!, lo que merecen las obras de sus manos.


Y vino sobre mí el Espíritu del Señor, y me dijo: Habla: Esto dice el Señor: Vosotros habéis hablado así, ¡oh familia de Israel!, y yo conozco los pensamientos de vuestro corazón.


por cuanto tiene determinado el día en que ha de juzgar al mundo con rectitud, por medio de aquel varón constituido por él, dando de esto a todos una prueba cierta, con haberle resucitado de entre los muertos.


No os inquietéis por la solicitud de cosa alguna; mas en todo presentad a Dios vuestras peticiones por medio de la oración y de las plegarias, acompañadas de acción de gracias.


Guárdate tú también de él, porque se ha opuesto sobremanera a nuestra doctrina.


El es el que llevó la pena de nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero de la cruz, a fin de que nosotros, muertos a los pecados vivamos a la justicia; y él es por cuyas llagas fuisteis vosotros sanados.


¡Oh cielo!, regocíjate sobre ella; como también vosotros, ¡oh santos apóstoles y profetas!, pues Dios condenándola ha tomado venganza por vosotros, os ha hecho justicia.


y a los demás que habitáis en Tiatira: A cuantos no siguen esta doctrina, y no han conocido las honduras de Satanás, o las profundidades, como ellos llaman, yo no echaré sobre vosotros otra carga;


Respondió el Señor a Samuel: No mires a su buena presencia, ni a su grande estatura; porque no es ése el que he escogido; y yo no juzgo por lo que aparece a la vista del hombre; pues el hombre no ve más que lo exterior; mas el Señor ve en el fondo del corazón.


Sea juez el Señor, y sentencie entre mí y entre ti; examine y juzgue mi causa, y me libre de tus manos.


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