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Jeremías 11:11 - Biblia Torres Amat 1825

11 Por lo cual esto dice el Señor: He aquí que yo descargaré sobre ellos calamidades, de las cuales no podrán librarse; y clamarán a mí, mas yo no los escucharé.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Por lo tanto, esto dice el Señor: traeré calamidad sobre ellos y no habrá escapatoria posible. Aunque supliquen misericordia, no escucharé sus ruegos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Por eso, así habla Yavé: Les voy a mandar una catástrofe de la cual nadie podrá escapar. Y aunque me pidan auxilio, no los ayudaré.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Por tanto así dice YHVH: He aquí Yo traigo un mal sobre ellos del cual no podrán escapar; clamarán a mí, pero no los escucharé.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Por eso, así dice Yahveh: mirad: voy a traer sobre ellos una desgracia de la que no podrán escapar, y entonces clamarán a mí, pero no los escucharé.

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Jeremías 11:11
35 Referans Kwoze  

Esto dice el Señor: He aquí que yo descargaré sobre este lugar y sobre sus habitantes las calamidades que el rey de Judá ha leído en este libro de la ley;


Así ha hablado el Señor: He aquí que yo enviaré sobre este lugar y sobre sus moradores las calamidades y todas las maldiciones escritas en ese libro que se ha leído delante del rey de Judá;


Con todo, no en vano lo oirá Dios, y el Omnipotente considerará las causas de cada uno.


Clamaron; mas no había quien los salvase; clamaron al Señor, y no los escuchó.


Si yo hubiera aprobado la iniquidad en mi corazón, no me escucharía el Señor.


entonces me invocarán los impíos, y no los oiré; madrugarán a buscarme y no me hallarán,


Al hombre de dura cerviz, que desprecia al que le corrige, le sorprenderá de repente su total ruina, y no tendrá remedio.


Lavaos, pues, purificaos, apartad de mis ojos la malignidad de vuestros pensamientos, cesad de obrar mal,


Y sucederá que el que huyere de la espantosa voz, caerá en la hoya y el que escapare de la hoya será preso en el lazo; porque se abrirán desde lo alto las cataratas, y se bambolearán los cimientos de la tierra.


Ahora, pues, no tienes tú que rogar por este pueblo, ni te empeñes en dirigirme oraciones y súplicas en favor de ellos; porque yo no he de escucharlos cuando clamen a mí en el trance de su aflicción.


Y el Señor de los ejércitos que te plantó, decretó calamidades contra ti, a causa de las maldades que la casa de Israel y la casa de Judá o Jacob cometieron para irritarme, sacrificando a los ídolos.


Cuando ayunaren, no atenderé a sus oraciones, y si ofrecieron holocaustos y víctimas, no los aceptaré; sino que los he de consumir con la espada, con el hambre y con la peste.


La Judea está cubierta de luto, y sus puertas destruidas y derribadas por el suelo, y Jerusalén alza el grito hasta el cielo.


Que si te dicen: ¿A dónde iremos?, les responderás: Esto dice el Señor: El que está destinado a morir de peste, vaya a morir; el que a perecer al filo de la espada, a la espada; el que de hambre, muera de hambre; el que está destinado a ser esclavo, vaya al cautiverio.


Tú, pues, ahora di a los varones de Judá y a los habitantes de Jerusalén : Esto dice el Señor: Mirad que yo estoy amasando estragos contra vosotros, y trazando designios en daño vuestro. Conviértase cada uno de vosotros de su mala vida, y enmendad vuestras costumbres e inclinaciones.


Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Mirad, yo voy a traer sobre esta ciudad y sobre todas las ciudades que dependen de ella, todos los males con que yo la he amenazado; ya que han endurecido su cerviz para no atender a mis palabras.


Escuchad, les dirás, la palabra del Señor, ¡oh reyes de Judá y ciudadanos de Jerusalén ! Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Sabed que yo descargaré sobre este lugar tales castigos, que a cualquiera que los oyere contar le retiñirán las orejas.


Por eso el camino de ellos será como un continuo resbaladero entre tinieblas; en él serán empujados, y caerán; pues yo descargaré desastres sobre ellos en el tiempo en que sean tomadas sus cuentas, dice el Señor.


Y no podrán escapar los pastores, ni ponerse a salvo los mayorales de la grey.


Por tanto, esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo voy a descargar sobre Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén , todas las tribulaciones con que les he amenazado; puesto que yo les he hablado, y no han querido escucharme; los he llamado, y no han querido responderme.


Y vendré a tomar cuenta de sus maldades, y de las de su linaje, y de las de sus servidores; y descargaré sobre ellos, y sobre los habitantes de Jerusalén , y sobre el pueblo de Judá todos los males que les tengo anunciados, ya que no han querido escucharme.


Oye, ¡oh tierra!, mira, yo acarrearé sobre ese pueblo desastres, fruto de sus depravados designios; puesto que no escucharon mis palabras, y desecharon mi ley.


Tú Señor, has convidado como a una gran fiesta a esa nación enemiga, para que me aterrase por todos lados; y en aquel día de tu furor no hubo nadie que pudiese escapar y salvarse; a aquellos que yo crié y alimenté los hizo perecer el enemigo mío.


Hijo de hombre, esos varones llevan sus inmundicias o ídolos dentro de sus corazones, y tienen siempre delante de sí el escándalo de su maldad. Cuando ellos me pregunten, ¿piensas acaso que les contestaré?


Esto dice el Señor Dios: La aflicción única, la aflicción singularísima, he aquí que viene.


Ahora, pues, yo también los trataré con rigor, no se enternecerán mis ojos, ni usaré de misericordia; y por más que levantaren el grito para que los oiga, yo no los escucharé.


Os sucederá lo que a un hombre que huyendo de la vista de un león diere con un oso; o entrando en su casa, al apoyarse con su mano en la pared, fuese mordido de una culebra.


Algún día clamarán al Señor, y él no os escuchará, y les ocultará entonces su rostro, por cuanto ellos han obrado perversamente, según sus antojos.


Y se verificó lo que él había predicho, sin que quisiesen ellos dar oídos a sus palabras. Así es que también ellos clamarán, dice el Señor de los ejércitos, y yo no los escucharé.


Mas vosotros, hermanos, no vivís en las tinieblas del pecado, para que os sorprenda como ladrón aquel día;


hecho tanto más superior y excelente que los ángeles, cuanto es más aventajado el nombre que recibió por herencia o naturaleza.


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