Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Isaías 48:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 y que os llamáis ciudadanos de la ciudad santa y estáis apoyados en el Dios de Israel, el cual tiene por nombre Señor de los ejércitos.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel confían; su nombre es Jehová de los ejércitos.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

2 aunque te llamas a ti misma la ciudad santa y dices que confías en el Dios de Israel, cuyo nombre es el Señor de los Ejércitos Celestiales.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Ustedes llevan el nombre de la Ciudad Santa y confían en el Dios de su Padre Israel, cuyo nombre es Yavé de los Ejércitos,.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

2 Aunque os consideráis de la Ciudad Santa, Y os apoyáis en el Dios de Israel, cuyo nombre es YHVH Sebaot.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 los que toman el nombre de la ciudad santa y se apoyan en el Dios de Israel, -Yahveh Sebaot es su nombre-:

Gade chapit la Kopi




Isaías 48:2
25 Referans Kwoze  

Los príncipes o magnates del pueblo fijaron su habitación en Jerusalén ; mas el resto de la gente se sacó por suerte la décima parte para que se estableciese en Jerusalén , ciudad santa, y las otras nueve en las demás ciudades.


todos los levitas en la ciudad santa eran en número de doscientos ochenta y cuatro.


Grande es el Señor, y dignísimo de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.


Gloriosas cosas se han dicho de ti, ¡oh ciudad de Dios!


Los residuos de Jacob , los residuos digo, se convertirán al Dios fuerte.


El redentor nuestro ¡oh Israel!, es aquel que tiene por nombre Señor de los ejércitos, el Santo de Israel.


Porque te has olvidado del Señor tu Creador, que extendió los cielos y fundó la tierra, por eso temblaste continuamente todo el día a vista del furor de aquel enemigo que te afligía y tiraba a exterminarte: ¿dónde está ahora el furor de aquel tirano?


En fin, yo soy el Señor Dios tuyo que embravezco el mar, y encrespo sus olas. Señor de los ejércitos es mi nombre.


Levántate, levántate, ¡oh Sión!, ármate de tu fortaleza; vístete de tus ropas de gala, ¡oh Jerusalén , ciudad del Dios Santo!, porque ya no volverá en adelante a pasar por medio de ti incircunciso, ni inmundo.


No, no es como estas estatuas aquel Señor, que es la suerte que cupo a Jacob ; pues él es el autor de todo lo creado, y es Israel la porción de su herencia; su nombre es Señor de los ejérci-tos.


Consulta por nosotros al Señor; pues Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos ataca con su ejército, y sepas si el Señor por ventura está en obrar a favor nuestro alguno de sus muchos prodigios, que obligue a aquél a retirarse de nosotros.


Por tanto, oíd la palabra del Señor todos los de Judá que vivís en tierra de Egipto: He aquí que yo he jurado por mi gran Nombre, dice el Señor, que de ningún modo será pronunciado más en toda la tierra de Egipto el Nombre mío, por la boca de judío alguno, diciendo: Vive el Señor Dios.


Se han fijado setenta semanas de años para tu pueblo y para tu santa ciudad, al fin de las cuales se acabará la prevaricación, y tendrá fin el pecado, y la iniquidad quedará borrada, y vendrá la justicia o santidad perdurable, y se cumplirá la visión y la profecía, y será ungido el Santo de los santos.


Sus príncipes o jueces se dejan cohechar en los juicios; y sus sacerdotes predican por interés, y por el dinero adivinan sus profetas; y no obstante se apoyan en el Señor, diciendo: Pues qué, ¿acaso no está el Señor en medio de nosotros? No temáis, ningún mal nos vendrá.


y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de Jesús , vinieron a la ciudad santa, y se aparecieron a muchos.


Después de esto lo transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén , y lo puso sobre lo alto del templo;


Mas tú que te precias del renombre de judío, y tienes puesta tu confianza en la ley, y te glorías de adorar a Dios,


Entretanto yo daré orden a dos testigos míos, y harán oficio de profetas, cubiertos de sacos, o hábitos de penitencia, por espacio de mil doscientos sesenta días.


Ahora, pues, yo, Juan, vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén , descender del cielo por la mano de Dios, compuesta, como una novia engalanada para su esposo.


Y si alguno quitare cualquier cosa de las palabras del libro de esta profecía, Dios le quitará a él del Libro de la vida y de la ciudad santa, y no le dará parte en lo escrito en este libro.


diciendo: Ahora estoy cierto que Dios me hará bien, pues tengo conmigo un sacerdote del linaje de Leví.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite