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Isaías 4:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 Y creará el Señor por todos los lugares del monte de Sión, y doquiera que es invocado, una nube sombría durante el día, y un resplandor luminoso durante la noche; porque sobre toda el Arca gloriosa brillará su protección.

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Biblia Reina Valera 1960

4 cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 El Señor lavará la inmundicia de la hermosa Sion y limpiará a Jerusalén de sus manchas de sangre con el aliento abrasador de su ardiente juicio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 lavar de sus inmundicias a las hijas de Sión, y para limpiar a Jerusalén de la sangre que ha sido derramada en ella, con el soplo de su justicia que es un soplo de fuego.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando Adonay lave la suciedad de las hijas de Sión, Y limpie la sangre derramada dentro de Jerusalem, Con un viento justiciero, con soplo devastador,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Cuando el Señor haya lavado la mancha de las hijas de Sión y limpiado la sangre dentro de Jerusalén con viento de juicio y con viento abrasador,

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Isaías 4:4
29 Referans Kwoze  

Lávame aun más de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado,


¡Qué hermosa eres, amiga mía, qué hermosa eres! Como de paloma, así son vivos y brillantes tus ojos, además de lo que dentro se oculta. Tus cabellos dorados y finos, como el pelo de los rebaños de cabras que vienen del monte Galaad.


Lavaos, pues, purificaos, apartad de mis ojos la malignidad de vuestros pensamientos, cesad de obrar mal,


Y restableceré tus jueces, haciendo que sean tales cuales eran antes, y tus consejeros como lo fueron antiguamente; después de lo cual será llamada ciudad del Justo, ciudad fiel.


Cosas que vio Isaías, hijo de Amós, tocante a Jerusalén y a Judá.


Porque la ciudad fuerte será desolada; Jerusalén , la hermosa ciudad, será desamparada, y quedará como un desierto; en ella pacerá el becerro, y allí tendrá su majada, y comerá las puntas de los tallos de esta viña abandonada.


Mas aun éstos perdieron el entendimiento por el demasiado vino, y anduvieron dominados por su embriaguez. El sacerdote y el profeta perdieron el seso por su embriaguez, el vino los trastornó, la embriaguez los extravió del camino; no quisieron conocer al verdadero profeta, ni saber qué cosa es justicia.


Y volverá a la derecha para devorarlo todo, y aún tendrá hambre, y comerá cuanto halle a la izquierda, y tampoco podrá saciarse; cada uno devorará la carne de su mismo brazo. Manasés devastará a Efraín, y Efraín a Manasés; luego ambos se unirán contra Judá.


Ahora que ha nacido un parvulito para nosotros, y se nos ha dado un hijo, el cual lleva sobre sus hombros el principado, o la divisa de rey, y tendrá por nombre el Admirable, el Consejero, Dios, el Fuerte, el Padre del siglo venidero, el Príncipe de paz.


Tú, ¡oh Jeremías!, vives rodeado de engañadores; porque aman el dolo, rehúsan conocerme a mí, dice el Señor.


Hasta sus pies llegan sus inmundicias; ella no se acordó de su fin; está profundamente abatida sin que haya quién la consuele. Mira, Señor, mira mi aflicción; porque el enemigo se ha engreído.


yo te esparciré entre las naciones, y te esparciré por todo el mundo, y pondré fin a tus abominaciones.


Y derramaré sobre vosotros agua pura, y quedaréis purificados de todas las inmundicias, y os limpiaré de todas vuestras idolatrías.


Y os purificaré de todas vuestras inmundicias; y haré venir el trigo, y lo multiplicaré; nunca os haré padecer hambre.


Y vengaré la sangre de aquellos justos, de la cual no había yo tomado venganza; y el Señor habitará en Sión con ellos eternamente.


¡Ay de ti, ciudad que provocas la ira!, y eso que fuiste ya rescatada, ¡oh paloma estúpida!


En aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén , a fin de lavar las manchas del pecador y de la mujer inmunda.


Y a esta tercera parte la haré pasar por el fuego, y la purificaré como se purifica la plata, y la acrisolaré como es acrisolado el oro. Ellos invocarán mi Nombre, y yo los escucharé propicio. Yo diré: Pueblo mío eres tú; y él dirá: Tú eres mi Dios y Señor.


Porque he aquí que llegará aquel día semejante a un horno encendido, y todos los soberbios y todos los impíos serán como estopa; y aquel día que debe venir los abrasará, dice el Señor de los ejércitos, sin dejar de ellos raíz ni retoño alguno.


¡Jerusalén ! ¡Jerusalén ! que matas a los profetas y apedreas a los que a ti son enviados, ¿cuántas veces quise recoger a tus hijos, como la gallina recoge a sus pollitos bajo las alas, y tú no lo has querido?


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