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Isaías 2:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Y delante de esta obra el hombre dobló la cerviz, y se humilló ante el varón. ¡Oh Señor!, no, no se lo perdones.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 La tierra está llena de ídolos. El pueblo rinde culto a cosas que hizo con sus propias manos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Su país está lleno de caballos y sus carros de guerra son numerosos. Su país está lleno de ídolos, pues se inclinan ante la obra de sus manos, ante la figura que modelaron sus dedos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Su tierra también está llena de ídolos: ¡Se postran ante la obra de sus propias manos, Delante de lo que han hecho sus mismos dedos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Su país está lleno de dioses: adoran la obra de sus manos, lo que hicieron sus dedos.

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Isaías 2:8
28 Referans Kwoze  

Mas como el profeta Jehú, hijo de Hanani, había pronunciado la sentencia del Señor contra Baasa y contra su casa, en castigo de todos los pecados que había hecho en presencia del Señor, irritándolo con las obras de sus manos, por cuyo motivo merecería ser tratado como la casa de Jeroboam, por esta razón le quitó él la vida, es a saber, al profeta Jehú, hijo de Hanani.


Y habían plantado bosques o arboledas, y levantado estatuas en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso,


Y abandonaron todos los preceptos del Señor Dios suyo, y se formaron dos becerros de fundición, y bosques y adoraron a toda la mili-cia o constelaciones del cielo; y dieron culto a Baal;


Y procedió con rectitud a la presencia del Señor, conforme a todo lo que había hecho su padre Ozías; salvo que no se entremetió en el templo del Señor: pero el pueblo seguía todavía en los desórdenes.


Aquel día serán abandonadas sus ciudades fortificadas, como lo fueron los arados y las mieses a la llegada de los hijos de Israel; del mismo modo serás tú, ¡oh Samaria!, desamparada.


No vuelvan a vivir los que murieron ya; ni resuciten los gigantes, que por eso tú los castigaste, y los exterminaste, y borraste del todo su memoria.


Mas tú ahora, ¡oh Señor Dios nuestro!, sálvanos de las manos de éste y conozcan los reinos todos de la tierra que sólo tú eres el Señor y Dios verdadero.


El hábil artífice escoge una madera dura e incorruptible; y procura afianzar la estatua, de modo que no caiga.


He aquí mi siervo, yo estaré con él; mi escogido, en quien se complace el alma mía; sobre él he derramado mi espíritu; él mostrará la justicia a las naciones.


¿Vosotros que os solazáis venerando con infames placeres vuestros dioses a la sombra de todo árbol frondoso, sacrificando en honor suyo vuestros hijos en los torrentes y debajo de altas peñas?


Y yo trataré con ellos de castigar toda la malicia de aquellos que me abandonaron a mí, y ofrecieron libaciones a dioses extranjeros, y adoraron a los ídolos, obra de sus manos.


Porque sabido es que tus dioses, ¡oh Judá!, eran tantos como tus ciudades, y que tú, ¡oh Jerusalén !, erigiste en todas tus calles altares de ignominia, altares para ofrecer sacrificios a los ídolos.


¿Dónde están, les responderé yo, aquellos dioses tuyos, que tú te hiciste? Acudan ellos y líbrenme en el tiempo de tu aflicción, ya que eran tantos tus dioses, ¡oh Judá!, como tus ciudades.


Si aquello de Galaad es un ídolo, luego en vano se inmolaban bueyes en Galgal; y en efecto, ya sus altares son como los montones de piedras cerca de los surcos del campo.


Y ahora han añadido pecados a pecados, y han fundido su plata, y formado de ella figuras de ídolos; todo es obra de artífices. A tales adoradores les dicen éstos: Vosotros que adoráis por dioses los becerros, inmoladles víctimas humanas.


No confiaremos ya en que el asirio nos salve, no montaremos confiados en los caballos de los egipcios, no llamaremos en adelante dioses nuestros a las obras de nuestras manos: porque tú, ¡oh Señor!, te apiadarás de este pueblo como de un huérfano que se pone en tus manos.


Porque obra fue ciertamente de Israel aquel becerro, lo fabricó un artífice, y no es Dios; como telas de araña, así será el becerro de Samaria.


y quitaré de tus manos las hechicerías, y no tendrás más adivinos.


Mientras que Pablo los estaba aguardando en Atenas, se consumía interiormente su espíritu, considerando aquella ciudad entregada toda a la idolatría.


Y allí serviréis a dioses fabricados por mano de hombres, al leño y a la piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.


ni tampoco se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, o deshonestidad, ni de sus robos.


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