3 Y él será el juez supremo de todas las gentes, y convencerá a muchos pueblos; los cuales de sus espadas forjarán rejas de arado, y hoces de sus lanzas; entonces no desenvainará la espada un pueblo contra otro, ni se adiestrarán más en el arte de la guerra.
3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
3 Vendrá gente de muchas naciones y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos, y andaremos en sus sendas». Pues de Sion saldrá la enseñanza del Señor; de Jerusalén saldrá su palabra.
3 Irán a verlo todas las naciones
y subirán hacia él muchos pueblos, diciendo:
'Vengan, subamos al cerro de Yavé,
a la Casa del Dios de Jacob,
para que nos enseñe sus caminos
y caminemos por sus sendas.
Porque la enseñanza irradia de Sión,
de Jerusalén sale la palabra de Yavé.
3 E irán muchos pueblos y dirán: ¡Venid, subamos al Monte de YHVH, A la Casa del Dios de Jacob! Él nos enseñará sus caminos, Y nosotros marcharemos por sus sendas, Porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalem la palabra de YHVH.
3 vendrán pueblos numerosos y dirán: 'Venid, subamos a la montaña de Yahveh, al templo del Dios de Jacob, para que nos enseñe sus caminos y sigamos sus senderos'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.
Y en memoria de lo que padecieron, y de la feliz mudanza que sobrevino se obligaron los judíos por sí y por sus descendientes, y por todos los que quisieren agregarse a su religión, a no permitir que ninguno pase estos dos días sin solemnizarlos, según aparece de este escrito, y lo pide el tiempo señalado de año en año.
Y aquel día extenderá el Señor nuevamente su mano para atraer los restos de su pueblo que quedaren entre los asirios, y en Egipto, y en Fetros, y en Etiopía, y en Elam, y en Sennaar, y en Emat, y en las islas del mar.
Ya que dicen por escarnio: Manda, vuelve a mandar, ¡oh profeta!, manda, vuelve a mandar; espera, vuelve a esperar; espera, vuelve a esperar; un poquito aquí; otro poquito allí.
Esto es lo que dice el Señor, rey de Israel y su redentor, el Señor de los ejércitos: Yo soy el primero y yo el último, y fuera de mí no hay otro dios.
les daré un lugar distinguido en mi casa, y dentro de mis muros, y un nombre más apreciable que el que les darían los hijos e hijas: Les daré yo un nombre sempiterno que jamás se acabará.
yo los conduciré a mi santo monte y en mi casa de oración los llenaré de alegría; me serán agradables los holocaustos y víctimas que ofrecerán sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
Pero a vosotros que abandonasteis al Señor, que os olvidasteis de Sión, mi santo monte, que aparejasteis una mesa o altar al ídolo de la Fortuna, y derramáis sobre ella libaciones,
y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones y los ofrecerán como un presente al Señor, conduciéndolos en caballos, y en carrozas, y en literas, y en mulas, y en carruajes a mi monte santo de Jerusalén , dice el Señor, como cuando los hijos de Israel llevan en un vaso puro la ofrenda a la casa del Señor.
Y si ellos, escarmentados, aprendieren la ley del pueblo mío, de manera que sus juramentos los hagan en mi nombre, diciendo: Vive el Señor; así como enseñaron ellos a mi pueblo a jurar por Baal, entonces yo los estableceré en medio de mi pueblo.
Miqueas, natural de Morasti, fue profeta en tiempo de Ezequías , rey de Judá, y predicó a todo el pueblo, diciendo: Esto dice el Señor de los ejércitos: Sión será arada como un barbecho, y Jerusalén parará en un montón de piedras, y el monte Moria, en que está situado el templo, será un espeso bosque.
Porque tiempo vendrá en que los centinelas o jefes de mi pueblo clamarán sobre el monte de Efraín: Vamos todos, y subamos a Sión, al templo del Señor Dios nuestro.
Me llevó en una visión divina a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy elevado, sobre el cual había como el edificio de una ciudad, que miraba hacia el mediodía.
y después de esto volverán los hijos de Israel en busca del Señor Dios suyo, y del descendiente de David, su Rey y Salvador , y buscarán con santo temor y respeto al Señor y a sus bienes en el fin de los tiempos.
El mismo nos volverá a la vida después de dos días; al tercer día nos resucitará, y viviremos en la presencia suya. Conoceremos al Señor y les seguiremos para conocerlo. Preparado está su advenimiento como la aurora; y el Señor vendrá a nosotros, como la lluvia de otoño y de primavera sobre la tierra.
Y allá irán a toda prisa muchas naciones, diciendo: Venid, y vamos al monte del Señor y a la casa del Dios de Jacob , y él nos enseñará sus caminos, y nosotros seguiremos sus veredas; puesto que la ley saldrá de Sión, y de Jerusalén tendrá origen la palabra del Señor.
Vosotros adoráis lo que no conocéis, pues sabéis poco de Dios; pero nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salud o el Salvador procede de los judíos.
recibiréis, sí, la virtud del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y me serviréis de testigos en Jerusalén , y en toda la Judea, y Samaria, y hasta el cabo del mundo.
Al punto, pues, envié por ti, y tú me has hecho la gracia de venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en tu presencia, para escuchar cuanto el Señor te haya mandado decirnos.
Pero pregunto: Pues qué, ¿no la han oído ya? Sí, ciertamente: su voz ha resonado por toda la tierra, y se han oído sus palabras hasta las extremidades del mundo.
Tus hijos exhortarán los pueblos a ir al monte santo del Señor, donde le inmolarán víctimas de justicia. Chuparán como leche las riquezas de la mar y los tesoros que esconden sus arenas.
Estos son los preceptos, y ceremonias, y ordenamientos que me mandó el Señor Dios vuestro enseñaros, para que los observéis en la tierra que vais a poseer,
Que si alguno se precia de ser religioso o devoto, sin refrenar su lengua, antes bien engañando o precipitando con ella su corazón, la religión suya es vana, es falsa su piedad.