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Isaías 11:9 - Biblia Torres Amat 1825

9 Aquel día el renuevo de la raíz de Jesé, que está puesto como señal o estandarte de salud para los pueblos, será invocado de las naciones, y su sepulcro será glorioso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 En todo mi monte santo no habrá nada que destruya o haga daño, porque así como las aguas llenan el mar, así también la tierra estará llena de gente que conocerá al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 No cometerán el mal, ni dañarán a su prójimo en todo mi Cerro santo, pues, como llenan las aguas el mar, se llenará la tierra del conocimiento de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 No harán mal ni dañarán en todo mi Santo Monte, Porque como las aguas colman el mar, Así la tierra estará llena del conocimiento de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Nadie hará mal, nadie hará daño en toda mi santa montaña, porque el país estará lleno del conocimiento de Yahveh, como las aguas colman el mar.

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Isaías 11:9
44 Referans Kwoze  

antes bien estarán en alianza contigo hasta las piedras de los campos, y las bestias fieras del país serán para ti mansas,


Y bendito sea el nombre de su majestad eternamente. De su majestad y gloria quedará llena toda la tierra. ¡Amén! ¡Amén!


Y los introdujo después en el monte de su satisfacción, monte que adquirió con el poder de su diestra. Al entrar ellos arrojó de allí las naciones; y les repartió por suerte la tierra, distribuyéndosela con cuerdas de medir.


Y volarán juntos a echarse encima de los filisteos por la parte del mar, y harán también su botín de los hijos del oriente. La Idumea y los moabitas muy presto serán presa de sus manos, y les prestarán obediencia los hijos de Amón.


Ellos no dañarán ni matarán en todo mi monte santo; porque el conocimiento del Señor llenará la tierra, como las aguas llenan el mar.


¡Oh vosotros de la casa de Jacob !, venid, y caminemos en la luz del Señor.


Mira que viene, se oye ya allá a lo lejos el Nombre o majestad del Señor; está su saña encendida e insoportable; llenos de indignación sus labios, y como fuego devorador su lengua.


Y la obra o fruto de la justicia será la paz, y el efecto de esta justicia el sosiego y seguridad sempiterna.


Pero he aquí que desde afuera gritarán los que vean venir a los enemigos. Llorarán amargamente los ángeles o embajadores encargados de la paz.


Y volverán los rescatados por el Señor, y vendrán a Sión cantando alabanzas, coronados de gozo sempiterno; disfrutarán de un celestial placer y contentamiento y huirá de ellos para siempre el dolor y el llanto.


Yo que formo la luz, y creo las tinieblas; que hago la paz, y envío los castigos a los pueblos. Yo el Señor, yo que hago todas estas cosas.


El me ha dicho: Poco es el que tú me sirvas para restaurar las tribus de Jacob y convertir los despreciables restos de Israel; he aquí que yo te he destinado para ser luz de las naciones a fin de que tú seas la salud o el Salvador enviado por mí hasta los últimos confines de la tierra.


Ha revelado el Señor a la vista de todas las naciones la gloria de su santo brazo, y toda las regiones del mundo verán al Salvador que envía nuestro Dios.


Pues será tu dueño y esposo aquel Señor que te ha creado, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos; y tu redentor, el Santo de Israel, será llamado el Dios de toda la tierra.


yo los conduciré a mi santo monte y en mi casa de oración los llenaré de alegría; me serán agradables los holocaustos y víctimas que ofrecerán sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.


Con esto temerán el Nombre santo del Señor los pueblos que están al occidente, y los del oriente venerarán su gloria y majestad; cuando venga como un río impetuoso impelido del espíritu del Señor,


El lobo y el cordero pacerán juntos; el león, como el buey, comerá heno; el alimento de la serpiente será el polvo; no habrá quien haga daño ni cause muerte en todo mi santo monte, dice el Señor.


Mas yo vendré a recoger sus obras, y sus pensamientos, y para reunirlos con todas las naciones de cualquier país y lengua, y comparecerán delante de mí, y verán mi gloria.


y traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones y los ofrecerán como un presente al Señor, conduciéndolos en caballos, y en carrozas, y en literas, y en mulas, y en carruajes a mi monte santo de Jerusalén , dice el Señor, como cuando los hijos de Israel llevan en un vaso puro la ofrenda a la casa del Señor.


Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Todavía se oirán estas palabras en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo hubiere redimido sus cautivos: Te bendiga el Señor, ¡oh mansión hermosa de la justicia, oh monte santo de Sión!


Y no tendrá ya el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice el Señor, porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.


Y haré con ellas alianza de paz; y exterminaré de la tierra o país las bestias malignas; y aquellos que habitan en los desiertos dormirán sosegadamente en medio de los bosques.


De nuevo midió otros mil, y allí me hizo vadear el agua, la cual me llegaba hasta la cintura; y medidos otros mil, era ya tal el arroyo que no pude pasarlo, porque habían crecido las aguas de este arroyo profundo, de modo que no podía vadearse.


Y sentará su real pabellón entre los mares, sobre el santo monte, y subirá hasta su cumbre; pero después perecerá, y nadie le dará socorro.


Pero tú, ¡oh Daniel!, ten guardadas estas palabras, y sella el libro hasta el tiempo determinado, muchos lo recorrerán y sacarán de él mucha doctrina.


Y en aquel día pondré yo paz entre ellos, y las bestias del campo, y las aves del cielo, y los reptiles de la tierra; y quebrantaré en el país los arcos y las espadas, y haré cesar las guerras, y que ellos duerman con toda seguridad.


Y conoceréis que yo soy el Señor Dios vuestro, que habito en mi monte santo de Sión; y Jerusalén será entonces santa, y no pondrán más el pie dentro de ella los extraños o profanos.


Pues la tierra será inundada de enemigos, al modo que el mar está cubierto de aguas; a fin de que sea conocida la gloria del Señor.


Y el Señor será el rey de toda la tierra: en aquel tiempo el Señor será el único; y no habrá más Nombre venerado que el suyo.


Mas esto dice el Señor de los ejércitos: Yo he vuelto ahora a Sión, y moraré en medio de Jerusalén , y Jerusalén será llamada Ciudad de la verdad, y el monte del Señor de los ejércitos monte santo.


No entrará en esta ciudad cosa sucia, o contaminada, ni quien comete abominación y falsedad, sino solamente los que se hallan escritos en el Libro de la vida del Cordero.


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