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Isaías 1:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 Hasta el buey reconoce a su dueño, y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no me reconoce, y mi pueblo no entiende mi voz.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crie hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¡Escuchen, oh cielos! ¡Presta atención, oh tierra! Esto dice el Señor: «Los hijos que crie y cuidé se han rebelado contra mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¡Cielos y tierra, oigan! Escuchen la queja de Yavé: 'Crié hijos hasta hacerlos hombres, pero se rebelaron contra mí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Oíd, cielos, y tú, tierra, escucha, que habla YHVH! Crié hijos y los engrandecí, pero ellos se rebelaron contra mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Escucha, cielo; atiende, tierra que habla Yahveh: hijos crié y eduqué, y ellos se rebelaron contra mí.

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Isaías 1:2
37 Referans Kwoze  

Y abandonó al Señor Dios de sus padres, y no anduvo por las sendas del Señor.


Oíd estas cosas, naciones todas; estad atentos vosotros todos los que habitáis la tierra;


Citará desde arriba cielo y tierra para juzgar a su pueblo.


que estáis en camino para bajar a Egipto y no habéis consultado mi voluntad, esperando el socorro del valor del faraón, y poniendo vuestra confianza en la sombra o protección de Egipto.


que dicen a los que profetizan: No profeticéis; y a los videntes o profetas: No estéis mirando para nosotros o vaticinando cosas rectas; habladnos de cosas placenteras, y profetizadnos cosas alegres, aunque sean falsas.


Porque en aquel día arrojará de sí cada uno sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro; ídolos que os habíais fabricado para idolatrar.


Porque la indignación del Señor va a descargar sobre todas las naciones, y su furor sobre todos sus ejércitos; los matará y hará en ellos una carnicería.


Tú, no obstante, eres nuestro verdadero padre; porque Abrahán no nos conoció, e Israel no supo nada de nosotros. Sí, tú, ¡oh Señor!, eres nuestro Padre, nuestro Redentor, éste es tu nombre desde la eternidad.


Extendí todo el día mis brazos hacia un pueblo incrédulo y rebelde que no anda por el buen camino, sino en pos de sus antojos.


Oíd, pues, y escuchad con atención: No queráis ensoberbeceros confiando en vuestras fuerzas, porque el Señor es quien ha hablado.


¡Tierra, tierra!; oye, ¡oh tierra!, la palabra del Señor, y escarmienta.


Convertíos a mí, hijos rebeldes, que yo os perdonaré vuestras apostasías. He aquí, ¡oh Señor!, que ya volvemos a ti porque tú eres el Señor Dios nuestro.


Vendrán llorando de gozo, y yo, compadecido de ellos, los conduciré a la vuelta por en medio de arroyos de frescas aguas, vía recta y sin ningún tropiezo; porque padre soy yo de Israel; y Efraín es mi primogénito.


Oye, ¡oh tierra!, mira, yo acarrearé sobre ese pueblo desastres, fruto de sus depravados designios; puesto que no escucharon mis palabras, y desecharon mi ley.


Y hablarás a esa familia de rebeldes de un modo alegórico, y les propondrás esta parábola. Esto dice el Señor Dios: Toma una olla o caldera, tómala, te digo yo, y echa agua en ella.


por tanto, oíd, ¡oh montes de Israel!, la palabra del Señor Dios: Esto dice el Señor Dios a los montes, y a los collados, a los arroyos y a los valles, y a los desiertos, y a las murallas derrocadas, y a las ciudades abandonadas que han quedado sin moradores, y son la mofa de todas las demás naciones circunvecinas.


Escuchad, ¡oh hijos de Israel!, la palabra que ha pronunciado el Señor acerca de vosotros, acerca de toda aquella nación que sacó él de la tierra de Egipto, diciendo:


Palabra del Señor en orden a Samaria y a Jerusalén , revelada a Miqueas moravita en los tiempos de Joatán, de Acaz y de Ezequías , reyes de Judá.


¡Pueblos todos, escuchad! y esté atenta la tierra y cuanto en ella hay; y el Señor Dios sea testigo contra vosotros, séalo el Señor desde su santo templo.


Mas yo he sido llenado del espíritu fuerte del Señor, de justicia y de constancia; para decir y reprender a Jacob sus maldades, y a Israel su pecado.


Honra a su padre el hijo, y el siervo honra a su señor, pues si yo soy vuestro padre, ¿dónde está la honra que me corresponde? Y si yo soy vuestro Señor, ¿dónde está la reverencia que me es debida?, dice el Señor de los ejércitos a vosotros, los sacerdotes que despreciáis mi Nombre, y decís: ¿En qué hemos despreciado tu Nombre?


porque nosotros no podemos menos de hablar lo que hemos visto y oído.


Y en el desierto (tú mismo, ¡oh Israel! lo has visto), el Señor tu Dios te ha traído en brazos por todo el camino que habéis andado hasta llegar a este lugar, a la manera que suele un hombre traer a su hijo chiquito.


Yo invoco hoy por testigos al cielo y a la tierra, de que te he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge desde ahora la vida, para que vivas tú, y tu posteridad,


Oíd, cielos, lo que voy a proferir: escuche la tierra las palabras de mi boca.


invoco desde hoy por testigos al cielo y a la tierra, que bien presto seréis exterminados de este país que habéis de poseer al otro lado del Jordán: no habitaréis en él largo tiempo; sino que os destruirá el Señor.


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