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Hechos 9:6 - Biblia Torres Amat 1825

6 El entonces, temblando y despavorido, dijo: Señor, ¿qué quieres que haga?

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Biblia Reina Valera 1960

6 Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ahora levántate y entra en la ciudad. Allí se te dirá lo que tienes que hacer.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que has de hacer'.

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Hechos 9:6
33 Referans Kwoze  

¿Quién es el hombre que teme al Señor? Dios le ha prescrito la regla que debe seguir en la carrera que escogió.


Bienaventurado el hombre a quien tú ¡oh Señor!, hayas instruido y amaestrado en tu ley,


Yo vi sus andanzas y le di la salud, y le convertí al buen camino y le di mis consuelos, así a él como a los suyos que lloraban arrepentidos.


Estas cosas todas las hizo mi mano y todas ellas son obra mía, dice el Señor. ¿Y en quién pondré yo mis ojos, sino en el pobrecito y contrito de corazón, y que oye con respetuoso temor mis palabras?


Esta visión era una semejanza de la gloria de Dios. Yo la tuve, y me postré atónito sobre mi rostro, y oí la voz de un personaje que hablaba; y me dijo a mí: Hijo de hombre, ponte en pie y hablaré contigo.


Y se hizo sentir sobre mí la mano o virtud del Señor; y me dijo: Levántate y sal al campo, y allí hablaré contigo.


Oí tu voz y se conmovieron mis entrañas, a esa voz tuya temblaron mis labios. Penetre mis huesos la podredumbre, y broten dentro de mí gusanos; a fin de que yo consiga reposo en el día de la tribulación, y vaya a reunirme con el pueblo nuestro que está apercibido.


Y muchos que eran los primeros en este mundo, serán los últimos; y muchos que eran los últimos, serán los primeros.


Y preguntándole las gentes, ¿qué es lo que debemos, pues, hacer?,


Ellos le respondieron. El centurión Cornelio, varón justo y temeroso de Dios, estimado y tenido por tal de toda la nación de los judíos, recibió aviso de un santo ángel, para que te enviara llamar a su casa, y escuchase lo que tú le digas.


Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón, por sobrenombre Pedro, el cual está hospedado en casa de Simón el curtidor, cerca del mar.


el cual está hospedado en casa de otro Simón curtidor, cuya casa está cerca del mar: éste te dirá lo que te conviene hacer.


Oído este discurso, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: Pues, hermanos, ¿qué es lo que debemos hacer?


Yo dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me respondió: Levántate, y ve a Damasco, donde se te dirá todo lo que debes hacer.


Pero levántate, y ponte en pie; pues para esto te he aparecido, a fin de constituirte ministro y testigo de las cosas que has visto y de otra que te mostraré apareciéndome a ti de nuevo.


Y él respondió: ¿Quién eres tú, Señor? Y el Señor le dijo: Yo soy Jesús , a quien tú persigues: dura cosa es para ti el dar coces contra el aguijón.


Isaías, levanta la voz, y dice: Me hallaron los que no me buscaban; me descubrí claramente a los que no preguntaban por mí.


Porque no conociendo la justicia que viene de Dios, y esforzándose a establecer la suya propia, no se han sujetado a Dios para recibir de él esta justicia.


Es verdad que sobrevino la ley, y con ella se aumentó el pecado por haber sido desobedecida. Pero cuanto más abundó el pecado, tanto más ha sobreabundado la gracia,


Yo también vivía en algún tiempo sin ley, dirá otro; mas así que sobrevino el mandamiento, revivió el pecado,


Por lo cual, carísimos míos, (puesto que siempre habéis sido obedientes a mi doctrina, sedlo ahora) trabajad con temor y temblor en la obra de vuestra salvación, no sólo como en mi presencia, sino mucho más ahora en ausencia mía.


Estad, pues, sujetos a Dios, y resistid con su gracia al diablo, y huirá de vosotros.


Y convidarás a Isaí a comer de la víctima, y yo te revelaré lo que debes hacer, y ungirás al que yo te señale.


Y visto el gran ejército de los filisteos, temió y desmayó su corazón sobremanera.


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