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Hechos 3:19 - Biblia Torres Amat 1825

19 Haced, pues, penitencia, y convertíos, a fin de que se borren vuestros pecados,

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Biblia Reina Valera 1960

19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Arrepiéntanse, pues, y conviértanse, para que sean borrados sus pecados. Así el Señor hará llegar el tiempo del alivio,

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados° vuestros pecados;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Arrepentíos, pues, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados,

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Hechos 3:19
73 Referans Kwoze  

Cuanto dista el oriente del occidente, tan lejos ha echado de nosotros nuestras maldades.


Yo enseñaré tus caminos a los malos, y se convertirán a ti los impíos.


Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades.


Tráeme, si no tú a la memoria tus acciones; entremos ambos en juicio: Alega si tienes alguna cosa que te justifique.


Cantad, ¡oh cielos!, alabanzas, porque el Señor ha hecho tan gran misericordia; alégrate, tierra, de un cabo a otro; montes, selvas y todas sus plantas, haced resonar sus alabanzas, porque redimió el Señor a Jacob , y será glorificado en Israel.


Ahora, pues, los que han sido redimidos por el Señor volverán y llegarán a su amada Sión cantando alabanzas, coronados de sempiterna alegría; tendrán gozo y alegría constante, y huirá de ellos el dolor y la pena.


Y dije yo: ¿Hasta cuándo durará, Señor, tu indignación? Y respondió: Hasta que desoladas las ciudades, queden sin habitantes, y las casas sin gente, y la tierra desierta.


para cuidar a los de Sión que están llorando, y para darles una corona de gloria, en lugar de la ceniza que cubre sus cabezas; el óleo propio de los días solemnes y alegres en vez de luto; un ropaje de gloria en cambio de su espíritu de aflicción; y los que habitarán en ella serán llamados los valientes en la justicia, plantío del Señor para gloria suya.


Y será discernido entre los pueblos su linaje y su descendencia en medio de las naciones; cuantos los vieren los conocerán, por ser ellos el linaje bendito del Señor.


por si tal vez los hijos de la casa de Judá, oyendo todos los males que yo pienso enviarles, se convierte cada uno de su pésimo proceder, de suerte que pueda yo perdonarles sus maldades y pecados.


En aquellos días, dice el Señor, y en aquel tiempo se andará en busca de la iniquidad o idolatría de Israel, mas ésta no existirá ya; y del pecado de Judá, y tampoco se hallará; porque yo seré propicio a los restos de dicho pueblo que me reservaré.


Examinemos y escudriñemos nuestros pasos, y convirtámonos al Señor.


Conviértenos, ¡oh Señor!, a ti, y nos convertiremos; renueva tú nuestros días felices, como desde el principio.


Pero diles a ésos: Yo juro, dice el Señor Dios, que no quiero la muerte del impío, sino que se convierta de su mal proceder y viva. Convertíos, convertíos de vuestros perversos caminos; ¿y por qué habéis de morir, oh vosotros los de la casa de Israel?


Todo este mal vino sobre nosotros, conforme está escrito en la ley de Moisés, y no recurrimos a ti, ¡oh Señor Dios nuestro!, para convertirnos de nuestras maldades y meditar la verdad de tus promesas.


Pensad en lo que diréis al Señor. Convertíos a él, y decidle arrepentidos: Quita de nosotros toda iniquidad, acepta este bien, o buen deseo nuestro, y te presentaremos la ofrenda de nuestras alabanzas.


Y rasgad vuestros corazones, y no vuestros vestidos; y convertíos al Señor Dios vuestro, puesto que el Señor es benigno y misericordioso, y paciente, y de mucha clemencia, e inclinado a suspender el castigo.


Porque ha endurecido este pueblo su corazón, y ha cerrado sus oídos, y tapado sus ojos a fin de no ver con ellos, ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón, por miedo de que, convirtiéndose, yo le dé la salud.


Y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y hacéis sencillos como a los niños, no entraréis en el reino de los cielos.


y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor Dios suyo,


Mas Pedro lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.


Entonces los que se hallaban presentes, le hicieron esta pregunta: Señor, ¿si será éste el tiempo en que has de restituir el reino a Israel?


Oídas estas cosas, se aquietaron, y glorificaron a Dios, diciendo: luego también a los gentiles les ha concedido Dios la penitencia para alcanzar la vida.


Y la mano de Dios los ayudaba, por manera que un gran número de personas creyó y se convirtió al Señor.


Ellos, pues, siendo despachados honoríficamente por la Iglesia, iban atravesando por la Fenicia y la Samaria, contando la conversión de los gentiles, con lo que llenaban de grande gozo a todos los hermanos.


El es el que de uno solo ha hecho nacer todo el linaje de los hombres, para que habitase la vasta extensión de la tierra, fijando el orden de los tiempos o estaciones, y los límites de la habitación de cada pueblo,


A lo que Pedro les respondió: Haced penitencia, y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo;


Porque embotando este pueblo su corazón, ha tapado sus oídos, y apretado las pestañas de sus ojos, de miedo que con ellos vean y oigan con sus oídos, y entiendan con el corazón, y así se conviertan, y yo les dé la salud.


para cuando vengan por disposición del Señor los tiempos de consolación, y envíe al mismo Jesucristo que os ha sido anunciado.


El cual es debido por cierto que se mantenga en el cielo, hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que antiguamente Dios habló por boca de sus santos profetas.


Por tanto, no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio (a fin de que no tengáis sentimientos presuntuosos de vosotros mismos) y es, que una parte de Israel ha caído en la obcecación, hasta tanto que la plenitud de las naciones haya entrado en la Iglesia,


Por este motivo oramos también sin cesar por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos del estado a que os ha llamado, y cumpla todos los designios que su bondad tiene sobre vosotros, y haga con su poder fecunda vuestra fe en buenas obras,


cuando vendrá con llamas de fuego a tomar venganza de los que conocieron a Dios, y de los que no obedecen la buena nueva de nuestro Señor Jesucristo;


y se desenreden de los lazos del diablo, que los tiene presos a su arbitrio.


Puesto que se nos anunció también a nosotros del mismo modo que a ellos. Pero a ellos no les aprovechó la palabra o promesa oída, por no ir acompañada con la fe de los que la oyeron.


Así mismo las mujeres sean obedientes a sus maridos, a fin de que con eso si algunos no creen por el medio de la predicación de la palabra, sean ganados sin ella por sólo el trato con sus mujeres,


No retarda, pues, el Señor su promesa, como algunos juzgan, sino que espera con mucha paciencia por amor de vosotros venir como juez, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos se conviertan a penitencia.


Y Dios enjugará de sus ojos todas las lágrimas; y no habrá ya muerte, ni llanto, ni alarido, ni habrá más dolor, porque las cosas de antes son pasadas.


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