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Hechos 2:9 - Biblia Torres Amat 1825

9 Partos, medos y elamitas, los moradores de Mesopotamia, de Judea, y de Capadocia, del Ponto y del Asia,

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Biblia Reina Valera 1960

9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Aquí estamos nosotros: partos, medos, elamitas, gente de Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto, de la provincia de Asia,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, del Ponto y Asia,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos Mesopotamia, Judea y también Capadocia, Ponto y Asia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Partos, medos, elamitas, los habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia,

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Hechos 2:9
34 Referans Kwoze  

Hijos de Sem fueron Elam y Asur, y Arfaxad, y Lud y Aram.


Aconteció por quel tiempo que Amrafel rey de Sennaar, y Arioc rey del Ponto, Codorlahomor rey de los elamitas, y Tadal rey de Naciones,


Tomó luego diez camellos del ganado de su amo, y partió, llevando consigo de lo mejor de todos los bienes de Abrahán, y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.


hasta que el año noveno del reinado de Osee fue tomada Samaria por el rey de los asirios, y trasladados a Asiria los israelitas, los cuales colocó en Hala y en Habor, ciudades de la Media junto al río Gozán.


Pero considerando los amonitas, así Hanón como todo el pueblo, la injuria que habían hecho a David, enviaron mil talentos de plata para tomar a sueldo tropas de las que iban en carros de guerra, y gente de a caballo de la Mesopotamia, y de la Siria de Maaca, y de Soba.


y se halló en el de Ecbatana, fortaleza situada en la provincia de Media, un volumen donde estaba escrita la siguiente memoria:


Y enarbolará un estandarte entre las naciones, y reunirá los fugitivos de Israel, y recogerá los dispersos de Judá de los cuatro puntos de la tierra.


Por esto están doloridas mis entrañas y padezco una congoja semejante a la de una mujer que está de parto; me atemoricé al oírlo, y al verlo quedé sin aliento.


FARES: Dividido ha sido tu reino, y se ha dado a lo medos y a los persas.


Esta visión la tuve hallándome en el alcázar de Susa, que está en el país de Elam; y en la visión me pareció que yo estaba sobre la puerta de Ulai.


El carnero que viste armado de astas, es el rey de los medos y de los persas.


Cuando hubieron atravesado la Frigia y el país de Galacia, les prohibió el Espíritu Santo predicar la palabra de Dios en el Asia, o Jonia.


Y encontrando allí a un judío, llamado Aquila, natural del Ponto, que poco antes había llegado de Italia, con su mujer Priscila (porque el emperador Claudio había expelido de Roma a todos los judíos), se juntó con ellos.


Lo que practicó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, oyeron la palabra del Señor, así judíos como gentiles.


Por donde, no sólo esta profesión nuestra correrá peligro de ser desacreditada, sino, lo que es más, el templo de la gran diosa Diana perderá toda su estimación, y la majestad de aquélla, a quien toda el Asia y el mundo entero adora, caerá por tierra.


Algunos también de los señores principales del Asia, que eran amigos suyos, enviaron a rogarle que no compareciese en el teatro.


Pues ¿cómo es que los oímos cada uno de nosotros hablar nuestra lengua nativa?


Porque Pablo se había propuesto no tocar en Efeso, para que no le detuviesen poco o mucho en Asia, por cuanto se daba prisa con el fin de celebrar, sí le fuese posible, el día de Pentecostés en Jerusalén .


Venidos que fueron, y estando todos juntos, les dijo: Vosotros sabéis de qué manera me he portado todo el tiempo que he estado con vosotros, desde el primer día que entré en el Asia,


Le acompañaron Sópatro, hijo de Pirro, natural de Berea, y los tesalonicenses Aristarco y Segundo, con Gayo de Derbé y Timoteo, y así mismo Tíquico y Trófimo asiáticos,


Estando para cumplirse los siete días, los judíos venidos de Asia, habiendo visto a Pablo en el templo, amotinaron todo el pueblo y le prendieron, gritando:


Y estando en esto, es cuando algunos judíos de Asia me han hallado purificado en el templo; mas no con reunión de pueblo, ni con tumulto.


embarcándonos en una nave de Adrumeto, nos hicimos a la vela, empezando a costear las tierras de Asia, acompañándonos siempre Aristarco, macedonio de Tesalónica.


Se levantaron, pues, algunos de la sinagoga llamada de los libertinos, o libertos, y de las sinagogas de los cireneos, de los alejandrinos, de los cilicianos y de los asiáticos, y trabaron disputas con Esteban,


Respondió él: Hermanos míos y padres, escuchadme. El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abrahán cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitase en Carán,


y saludad con ellos a la Iglesia de su casa. Saludad a mi querido Epéneto, primicia, o primer fruto, de Cristo en Asia.


Las iglesias de Asia os saludan. Os saludan con gran afecto en el Señor, Aquila y Priscila, con la iglesia de su casa, en la que me hallo hospedado.


Pues no quiero, hermanos, que ignoréis la tribulación que padecimos en el Asia, los males de que nos vimos abrumados, tan excesivos y tan superiores a nuestras fuerzas, que nos hacían pesada la misma vida.


porque no quisieron socorreros en el viaje, negándoos el pan y el agua cuando salisteis de Egipto, y porque sobornaron contra ti a Balaam , hijo de Beor, de la Mesopotamia de Siria, para que te maldijese.


Derrame el Señor sus misericordias sobre la casa de Onesíforo, porque me ha consolado muchas veces, y no se ha avergonzado de mi cadena;


elegidos según la previsión, o predestinación, de Dios Padre, para ser santificados del Espíritu Santo, y obedecer a Jesucristo, y ser rociados con su sangre, muchos aumentos de gracia y de paz.


Entonces me volví para conocer la voz que hablaba conmigo. Y vuelto vi siete candeleros de oro,


y de parte de Jesucristo, el cual es testigo fiel, primogénito, o el primero que resucitó de entre los muertos, y soberano de los reyes de la tierra, el cual nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,


Y después clamaron los israelitas al Señor, el cual les suscitó un salvador que los libertó, a saber, Otoniel, hijo de Cenez, hermano menor de Caleb.


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