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Hechos 15:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 Llegados a Jerusalén , fueron bien recibidos de la Iglesia, y de los apóstoles, y de los presbíteros, y allí refirieron cuán grandes cosas había Dios obrado por medio de ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando llegaron a Jerusalén, toda la iglesia —incluidos los apóstoles y los ancianos— dio la bienvenida a Pablo y a Bernabé, quienes les informaron acerca de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia, por los apóstoles y los presbíteros, y les expusieron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Al llegar a Jerusalem, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos, e informaron de todo lo que Dios había hecho con ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Llegados a Jerusalén, fueron bien recibidos por la iglesia y por los apóstoles y los ancianos, a los cuales informaron de todo cuanto Dios había hecho con ellos.

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Hechos 15:4
20 Referans Kwoze  

Quien a vosotros recibe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe a aquel que me ha enviado a mí.


Lo que hicieron efectivamente, remitiendo las limosnas a los ancianos o sacerdotes de Jerusalén por mano de Bernabé y de Saulo.


Luego de llegados, congregaron la Iglesia, y refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.


Calló a esto toda la multitud, y se pusieron a escuchar a Bernabé y a Pablo que contaban cuántas maravillas y prodigios por su medio había obrado Dios entre los gentiles.


Se originó de ahí una conmoción, y oponiéndoseles fuertemente Pablo y Bernabé, se acordó que Pablo y Bernabé, y algunos del otro partido fuesen a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la dicha cuestión.


Oído esto, acordaron los apóstoles y presbíteros con toda la Iglesia elegir algunas personas de entre ellos, y enviarlas con Pablo y Bernabé a la Iglesia de Antioquía; y así nombraron a Judas, por sobrenombre Barsabas, y a Silas, sujetos principales entre los hermanos,


Ellos, pues, siendo despachados honoríficamente por la Iglesia, iban atravesando por la Fenicia y la Samaria, contando la conversión de los gentiles, con lo que llenaban de grande gozo a todos los hermanos.


Entonces los apóstoles y los presbíteros se juntaron a examinar este punto.


Conforme iban visitando las ciudades, recomendaban a los fieles la observancia de los decretos acordados por los apóstoles y los presbíteros, que residían en Jerusalén .


Mostrando después el deseo de ir a la provincia de Acaya, habiéndole animado a ello los hermanos, escribieron a los discípulos para que le diesen buena acogida. El cual llegado a aquel país, sirvió de mucho provecho a los que habían creído.


Llegados a Jerusalén , nos recibieron los hermanos con mucho gozo.


Y habiéndolos saludado, les contaba una por una las cosas que Dios había hecho por su ministerio entre los gentiles.


Porque no me atreveré a tomar en boca, sino lo que Jesucristo ha hecho por medio de mí para reducir a su obediencia a los gentiles, con la palabra y con las obras,


Por tanto, soportaos recíprocamente, así como Cristo os ha soportado y acogido con amor a vosotros para gloria de Dios.


Mas por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; antes he trabajado más copiosamente que todos; pero no yo sino más bien la gracia de Dios que está conmigo.


Porque Dios era el que reconciliaba consigo al mundo en Jesucristo, no imputándoles a ellos sus delitos, y él es el que nos ha encargado a nosotros predicar la reconciliación.


Y así nosotros como cooperadores del Señor, os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios.


Os saluda Aristarco, mi compañero en la prisión, y Marcos, primo de Barnabé, acerca del cual os tengo ya hechos mis encargos, si fuere a vosotros, recibidle bien.


Porque quien le saluda, comunica en cierto modo con sus acciones perversas.


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