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Hechos 12:7 - Biblia Torres Amat 1825

7 Cuando de repente apareció un ángel del Señor, cuya luz llenó de resplandor toda la pieza, y tocando a Pedro en el lado, le despertó diciendo: Levántate presto. Y al punto se le cayeron las cadenas de las manos.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 De repente, una luz intensa iluminó la celda y un ángel del Señor se puso frente a Pedro. El ángel lo golpeó en el costado para despertarlo y le dijo: «¡Rápido! ¡Levántate!». Y las cadenas cayeron de sus muñecas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 De repente la celda se llenó de luz: ¡estaba el ángel del Señor! El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó diciéndole: '¡Levántate en seguida!' Y se le cayeron las cadenas de las manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y he aquí, una luz resplandeció en la celda y apareció un ángel del Señor, el cual, golpeando el costado de Pedro, lo despertó, diciendo: ¡Levántate pronto! Y las cadenas se le cayeron de las manos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 En esto se presentó un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: 'Levántate en seguida'. Y se le desprendieron las cadenas de las manos.

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Hechos 12:7
37 Referans Kwoze  

Tú eres, Señor, mi antorcha; y tú alumbrarás, oh Señor, mis tinieblas.


Y tendiéndose en el suelo, se quedó dormido a la sombra del enebro, cuando he aquí que el ángel del Señor le tocó y dijo: Levántate, y come.


Mas el ángel del Señor volvió segunda vez a tocarle, y le dijo: Levántate, y come; porque te queda por andar un largo camino.


Y los sacó de las tinieblas y sombras de la muerte; y rompió sus cadenas.


Oh Señor, siervo tuyo soy, siervo tuyo e hijo de esclava tuya. Tú rompiste mis cadenas;


El cual mantiene eternamente la verdad de sus promesas, hace justicia a los que padecen agravios, da de comer a los hambrientos. El mismo Señor da libertad a los que están encadenados.


El ángel del Señor asistirá alrededor de los que le temen, y los librará del mal.


Dios que hace habitar dentro de una casa muchos de unas mismas costumbres, que con su fortaleza pone en libertad a los prisioneros, como también a los que irritan, los cuales moran en los sepulcros o lugares áridos.


Y lo que se salvare de la casa de Judá, los restos que quedaren echarán profundas raíces y extenderán en alto sus ramas cargadas de frutos.


¡Levántate, oh Jerusalén !, recibe la luz; porque ha venido tu lumbrera y ha nacido sobre ti la gloria del Señor.


Palabra o profecía que el Señor manifestó a Jeremías, después que Nabuzardán, general del ejército, le envió libre desde Rama, cuando le llevaba atado a la cadena, confundido en medio de los demás que salían de Jerusalén y de Judá, y eran conducidos cautivos a Babilonia.


Y he aquí que la gloria del Dios de Israel entraba por la puerta del oriente, y el estruendo que ella causaba era como el estruendo de una gran mole de aguas, y su majestad hacía relumbrar la tierra.


Entonces Nabucodonosor prorrumpió en estas palabras: ¡Bendito sea el Dios de ellos, el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, el cual ha enviado su ángel, y ha librado a sus siervos, que creyeron o confiaron en él, y pospusieron el mandato del rey, y sacrificaron sus cuerpos por no servir ni adorar a otro dios alguno fuera de su Dios!


Mi Dios envió su ángel, el cual cerró las bocas de los leones, y no me han hecho daño alguno; porque he sido hallado justo delante de él; mas tampoco para contigo, ¡oh rey!, he cometido delito alguno.


Yo sufriré el castigo del Señor, pues pequé contra él, hasta tanto que él juzgue mi causa, y se declare en favor mío. El me volverá a la luz del día, y yo veré su justicia.


El sol y la luna se mantuvieron en sus puestos; marcharán ellos al resplandor de sus saetas, al resplandor de tu relumbrante lanza.


El resplandecerá como la luz; en sus manos tendrá un poder infinito, allí está escondida su fortaleza.


Después que ellos partieron, un ángel del Señor apareció en sueños a José, diciéndole: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta cuando yo te avise; porque Herodes buscará al niño para matarlo.


cuando de improviso un ángel del Señor apareció junto a ellos, y los cercó con su resplandor una luz divina, lo cual los llenó de sumo temor.


Y quedando muy consternadas con este motivo, he aquí que se aparecieron de repente junto a ellas dos personajes con vestiduras resplandecientes.


A lo que respondió Cornelio. Cuatro días hace hoy, que yo estaba orando en mi casa a las tres de la tarde, cuando he aquí que se me puso delante un personaje vestido de blanco, y me dijo:


Mas en aquel mismo instante le hirió un ángel del Señor, por no haber dado a Dios la gloria; y roído de gusanos, expiró.


Mas cuando iba ya Herodes a presentarle al público, aquella misma noche estaba durmiendo Pedro en medio de dos soldados, atado a ellos con dos cadenas, y las guardias ante la puerta de la cárcel haciendo centinela.


Le dijo así mismo el ángel: ponte el ceñidor, y cálzate tus sandalias. Lo hizo así. Le dijo más: Toma tu capa, y sígueme.


cuando de repente se sintió un gran terremoto, tal que se meneaban los cimientos de la cárcel. Y al instante se abrieron de par en par todas las puertas, y se les soltaron a todos las prisiones.


Pero Dios le ha resucitado, librándole de los dolores o ataduras de la muerte, siendo como era imposible quedar él preso o detenido por ella en tal lugar.


Mas el ángel del Señor, abriendo por la noche las puertas de la cárcel, y sacándoles fuera les dijo:


Caminando, pues, a Damasco, ya se acercaba a esta ciudad, cuando de repente le cercó de resplandor una luz del cielo.


Por eso dice el Señor: Levántate, tú que duermes, y resucita de la muerte, y te alumbrará Cristo .


Por tanto, es menester que observemos con mayor empeño las cosas que hemos oído de su boca, a fin de que no quedemos por desgracia del todo vacíos.


Y después de esto vi descender del cielo a otro ángel, que tenía potestad grande; y la tierra quedó iluminada con su claridad.


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