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Hebreos 8:11 - Biblia Torres Amat 1825

11 pues yo les perdonaré sus maldades, y no me acordaré más de sus pecados.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Y no habrá necesidad de enseñar a sus vecinos ni habrá necesidad de enseñar a sus parientes, diciendo: “Deberías conocer al Señor”. Pues todos ya me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Nadie tendrá ya que enseñar a su compatriota o a su hermano diciéndoles: 'Conoce al Señor', porque todos me conocerán, desde el más chico al más grande.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y ninguno enseñará a su conciudadano,° Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor, Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 No tendrá ya que enseñarse uno a otro, ni una persona a otra, diciéndole: 'Conoce al Señor'; porque todos ellos me conocerán, desde el más pequeño al más grande,

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Hebreos 8:11
18 Referans Kwoze  

Y tú, Salomón , hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con un corazón perfecto, y de buena voluntad; porque el Señor escudriña todos los corazones, penetra todos los pensamientos del entendimiento. Si lo buscares, lo hallarás; pero si lo abandonares, te desechará para siempre.


Ezequías por su parte dio las gracias a todos los levitas, los cuales tenían mucho conocimiento en las cosas del Señor, y los alentó; y los siete días que duró la solemnidad comieron de las víctimas pacíficas que ofrecían, alabando al Señor Dios de sus padres.


Finalmente, tú, Esdras, según la sabiduría de tu Dios, en la cual estás versado, establece jueces y presidentes para que administren justicia a todo el pueblo que está al otro lado del río, esto es, a todos aquellos que reconocen la ley de tu Dios; y enseñadla libremente también a los que la ignoran.


Y él será el juez supremo de todas las gentes, y convencerá a muchos pueblos; los cuales de sus espadas forjarán rejas de arado, y hoces de sus lanzas; entonces no desenvainará la espada un pueblo contra otro, ni se adiestrarán más en el arte de la guerra.


Tus hijos todos serán adoctrinados por el mismo Señor, y gozarán abundancia de paz, o completa prosperidad.


Y les daré un corazón dócil, para que reconozcan que soy el Señor su Dios, y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios; pues se convertirán a mí de todo corazón.


Y no tendrá ya el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice el Señor, porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.


Y vinieron todos los oficiales de la milicia, y Johanán, hijo de Caree, y Jezonías, hijo de Osaías, y el resto del pueblo, pequeños y grandes,


el cual llamó a Johanán, hijo de Caree, a todos los oficiales de guerra que con él estaban, y a todo el pueblo, pequeños y grandes,


Y me dirigiré después contra los restos de Judá, que se obstinaron en meterse en tierra de Egipto para morar allí; y allí en tierra de Egipto serán consumidos, pereciendo al filo de la espada y de hambre; y desde el más pequeño hasta el más grande serán consumidos, muriendo pasados a cuchillos o de hambre, y serán objeto de execración, de terror, de maldición y de oprobio.


Ya que desde el más pequeño hasta el más grande, se han dado todos a la avaricia; y todos urden engaños, desde el profeta o cantor al sacerdote.


Y conocerán que yo el Señor su Dios estaré con ellos; y ellos, los de la casa de Israel, serán el pueblo mío, dice el Señor Dios.


Pues la tierra será inundada de enemigos, al modo que el mar está cubierto de aguas; a fin de que sea conocida la gloria del Señor.


Escrito está en los profetas: Todos serán enseñados de Dios. Cualquiera, pues, que ha escuchado al Padre, y aprendido su palabra, viene a mí.


Todos, grandes y pequeños, le escuchaban con veneración, y decían: Este es la virtud grande de Dios.


En fin, hijitos míos, permaneced en él; para que cuando venga, estemos confiados, y que al contrario no nos hallemos confundidos por él en su venida.


Hijitos míos, guardaos de los ídolos. Amén.


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