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Hebreos 12:3 - Biblia Torres Amat 1825

3 Pues aun no habéis resistido hasta derramar la sangre, como Jesucristo, combatiendo contra el pecado;

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Biblia Reina Valera 1960

3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Piensen en toda la hostilidad que soportó por parte de pecadores, así no se cansarán ni se darán por vencidos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Piensen en Jesús, que sufrió tantas contradicciones de parte de gente mala, y no les faltarán las fuerzas ni el ánimo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Considerad pues al que soportó tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo° no se canse y desfallezca,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Fijaos bien en él, que soportó tamaña oposición por parte de los pecadores, para que no os canséis ni perdáis ánimos.

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Hebreos 12:3
46 Referans Kwoze  

Si en tiempo de la adversidad desmayares, perdiendo la esperanza, descaecerá tu fuerza.


El Señor me dio una lengua sabia, a fin de que sepa y sostener con mis palabras al que está desmayado; él me llama por la mañana, me llama de madrugada a mis oídos, para que le escuche como a maestro.


Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un glotón y un vinoso, amigo de publicanos y gentes de mala vida. Pero queda la divina sabiduría justificada para con sus hijos.


Pero los fariseos, oyéndolo, decían: Este no lanza los demonios sino por obra de Beelzebub, príncipe de los demonios.


¿Por qué motivo tus discípulos traspasan la tradición de los antiguos, no lavándose las manos cuando comen?


Llegado al templo, se acercaron a él, cuando estaba ya enseñando, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos o senadores del pueblo, y le preguntaron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te ha dado tal potestad?


y queriendo prenderle, tuvieron miedo al pueblo; porque era mirado como un profeta.


Entonces los fariseos se retiraron a tratar entre sí cómo podrían sorprenderle en lo que hablase.


Y sucedió que habiendo entrado Jesús en casa de uno de los principales fariseos a comer un día de sábado, le estaban éstos acechando.


Y los fariseos y escribas murmuraban de eso diciendo: Mirad cómo se familiariza con los pecadores, y come con ellos.


Estaban oyendo todo esto los fariseos, que eran avarientos; y se burlaban de él.


Simeón bendijo a ambos, y dijo a María su madre: Mira, este niño que ves está destinado para la ruina y para resurrección de muchos en Israel, y para ser el blanco de la contradicción;


Entonces los escribas y fariseos empezaron a pensar mal, diciendo para consigo: ¿Quién es éste, que así blasfema? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios?


Decían muchos de ellos: Está poseído del demonio, y ha perdido el juicio; ¿por qué le escucháis?


A esta respuesta, uno de los ministros asistentes dio una bofetada a Jesús , diciendo: ¿Así respondes tú al sacerdote?


Pero éstos por lo mismo perseguían a Jesús , por cuanto hacía tales cosas en sábado.


Y era mucho lo que se susurraba de él entre el pueblo. Porque unos decían: Sin duda es hombre de bien. Otros al contrario: No, sino que trae embaucado al pueblo.


Le replicaron los fariseos: Tú das testimonio de ti mismo; y así tu testimonio no es idóneo.


Dijeron los judíos: Ahora acabamos de conocer que estás poseído de algún demonio. Abrahán murió, y murieron también los profetas, y tú dices: Quien observare mi palabra, no morirá eternamente.


Al oír esto, cogieron piedras para tirárselas. Mas Jesús se escondió, y salió del templo.


Oyeron esto algunos de los fariseos, que estaban con él, y le dijeron: Pues, ¿nosotros somos también ciegos?


Así que, amados hermanos míos, estad firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor, que sabéis que vuestro trabajo no quedará sin recompensa delante del Señor.


Por lo cual teniendo nosotros este ministerio de predicar la nueva ley, en virtud de la misericordia que hemos alcanzado de Dios, no decaemos de ánimo;


Por lo cual no desmayamos; antes aunque en nosotros el hombre exterior o el cuerpo se vaya desmoronando, el interior o el espíritu se va renovando de día en día.


No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque si perseveramos, a su tiempo recogeremos el fruto.


Escucha, ¡oh Israel!, vosotros entrais hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no os intimidéis, no volváis pies atrás, no los temáis:


Y si alguno no obedeciere lo que ordenamos en nuestra carta, tildadle al tal, y no converséis con él, para que se avergüence y enmiende;


Considerad, pues, atentamente a aquel Señor que sufrió tal contradicción de los pecadores contra su misma persona, a fin de que no desmayéis, perdiendo vuestros ánimos.


Porque el Señor al que ama, le castiga; y a cualquiera que recibe por hijo suyo, le azota y le prueba con adversidades.


el cual es fiel al que le ha constituido tal, como lo fue también Moisés con respecto a toda su casa.


El es el que llevó la pena de nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero de la cruz, a fin de que nosotros, muertos a los pecados vivamos a la justicia; y él es por cuyas llagas fuisteis vosotros sanados.


Pero contra ti tengo que has perdido el fervor de tu primera caridad.


Así, pues, temed al Señor y servidle de veras y de todo vuestro corazón, ya que habéis visto las maravillas que ha obrado entre vosotros.


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