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Hebreos 11:12 - Biblia Torres Amat 1825

12 Todos éstos vinieron a morir constantes siempre en su fe, sin haber recibido los bienes que se les habían prometido, contentándose con mirarlos de lejos y saludarlos, y confesando al mismo tiempo ser peregrinos y huéspedes sobre la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Por lo cual también, de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Así que una nación entera provino de este solo hombre, quien estaba casi muerto en cuanto a tener hijos; una nación con tantos habitantes que, como las estrellas de los cielos y la arena de la orilla del mar, es imposible contar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Por eso de este hombre únicamente, ya casi impotente, nacieron descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo e innumerables como los granos de arena de las orillas del mar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y por tanto, de uno, y éste ya casi muerto, nacieron como las estrellas del cielo en multitud,° y como la arena innumerable que está junto a la orilla del mar.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Y así, de un solo hombre, y eso que ya no tenía capacidad generativa, nacieron descendientes numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de la orilla del mar.

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Hebreos 11:12
22 Referans Kwoze  

Y le sacó afuera y le dijo: Mira al cielo, y cuenta, si puedes, las estrellas. Pues así, le dijo, será tu descendencia.


Yo te llenaré de bendiciones, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y como la arena que está en la orilla del mar; tu posteridad poseerá las ciudades de sus enemigos,


Y multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo; y daré a tus descendientes todas esas regiones, y en uno de ellos SERAN BENDITAS todas las naciones de la tierra,


Tú has prometido hacerme mil bienes, y dilatar mi descendencia como las arenas del mar, que por la muchedumbre no pueden contarse.


Por donde me parece será mejor consejo este: Reúnanse contigo todo el pueblo de Israel, desde Dan hasta Bersabee, imnumerable que es como las arenas del mar; y tú te pondrás en medio de todos.


Judá e Israel formaban un pueblo innumerable como las arenas del mar; y comían y bebían con alegría.


Verdad es que David no quiso contar los de veinte años abajo, por cuanto el Señor había dicho que multiplicaría a Israel, como las estrellas del cielo.


Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los trajiste a la tierra, de la cual habías dicho a sus padres que entrarían a poseerla.


Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Israel, tus siervos, a los cuales por ti mismo juraste, diciendo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y toda esta tierra de que os tengo hablado, se la daré a vuestra posteridad, y la poseeréis para siempre.


Porque destrucción y disminución hará el Señor Dios de los ejércitos en toda la tierra de Judea.


y como sus arenas la descendencia tuya, y como sus granitos o piedrecitas los hijos de tus entrañas; no hubiera perecido, ni quedado borrado su nombre delante de mis ojos.


Así como no pueden contarse las estrellas del cielo, ni numerarse las arenas del mar; así yo multiplicaré sin cuento los descendientes de mi siervo David y los levitas mis ministros.


Mas algún día el número de los hijos del verdadero Israel será como el de las arenas del mar, que no tienen medida ni guarismo. Y sucederá que donde se les haya dicho a ellos: Vosotros no sois mi pueblo, se les dirá: Vosotros sois hijos del Dios vivo.


Todos vendrán al botín, su presencia será como un viento abrasador, y amontonarán cautivos como arena.


Por otra parte Isaías exclama con respecto a Israel: Aun cuando el número de los hijos de Israel fuese igual al de las arenas del mar, sólo un pequeño residuo de ellos se salvará.


No puedo yo solo gobernaros: porque el Señor Dios vuestro os ha multiplicado, y en el día de hoy sois en grandísimo número como las estrellas del cielo.


Y quedaréis en corto número los que antes igualabais en multitud a las estrellas del cielo; porque no has obedecido, ¡oh Israel!, a la voz del Señor Dios tuyo.


Se pusieron todos en marcha con sus tropas, habiéndose juntado un gentío innumerable como la arena de las orillas del mar, y una multitud inmensa de caballos y carros.


Y se extendieron sobre toda la tierra, y cercaron los reales, o campamentos, de los santos, y la ciudad amada.


Es de advertir que los madianitas y amalecitas, y todos los pueblos orientales yacían tendidos en el valle, como una muchedumbre de langostas; y sus camellos eran sin número, como las arenas de la orilla del mar.


Les repuso Samuel: Testigo es el Señor contra vosotros, y testigo su ungido en este día de que no habéis hallado nada que decir contra mi conducta. Respondieron: Testigo.


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