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Hageo 2:22 - Biblia Torres Amat 1825

22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré el poder del reino de las gentes, y volcaré los carros de guerra, y los que van sobre ellos, y caerán muertos los caballos y los que los montan, cada uno bajo el filo de la espada de su hermano.

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Biblia Reina Valera 1960

22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Derrocaré los tronos reales y destruiré el poder de los reinos de las naciones. Volcaré sus carros de guerra, los caballos caerán y los jinetes se matarán unos a otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Derribaré los tronos de los reyes y destruiré el poderío de las naciones. Volcaré al carro con su conductor; rodarán por el suelo los caballos y sus jinetes. Se matarán unos a otros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Trastornaré el trono de los reinos y haré que sea destruida la potencia de los reinos de las naciones. Volcaré carros y aurigas, y caerán caballos y jinetes, cada uno por la espada de su propio hermano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 derribaré los tronos de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; volcaré el carro y a quien le monta: caerán por tierra los caballos y sus jinetes, cada uno por la espada de su hermano.

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Hageo 2:22
38 Referans Kwoze  

porque una nación se levantará contra otra, y una ciudad contra otra ciudad, pues el Señor los conturbará con toda suerte de aflicciones.


Luego que dieron principio al canto, convirtió el Señor contra sí mismos las estratagemas de los enemigos, es decir, de los amonitas, y de los moabitas, y de los pueblos de la montaña de Seir, que habían venido para pelear contra Judá, y quedaron derrotados.


Porque los amonitas y moabitas se levantaron contra los moradores de la montaña de Seir, los destrozaron y acabaron con ellos; y ejecutado esto, volviendo luego las armas contra sí mismos, se mataron unos a otros a cuchilladas.


cómo ha alejado la guerra hasta el cabo del mundo. Romperá los arcos, hará pedazos las armas, y entregará al fuego los escudos.


Al trueno de tu amenaza, ¡oh Dios de Jacob !, se quedaron sin sentido los que montaban briosos caballos.


Yo entretanto endureceré el corazón de los egipcios para que vayan en persecución vuestra; y seré glorificado en el exterminio del faraón y de todo su ejército, y de sus carros y caballería.


Así las aguas, vueltas a su curso, sumergieron los carros y la caballería de todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar en seguimiento de Israel; ni uno siquiera se salvó.


Porque el faraón entró a caballo en el mar, con sus carros y caballería, y el Señor replegó sobre ellos las aguas del mar; mas los hijos de Israel pasaron por medio de él a pie enjuto.


A los carros del faraón y a su ejército los ha precipitado al mar; sus mejores capitanes han sido sumergidos en el mar Rojo.


Y quedará Egipto sin espíritu en sus entrañas, y trastornaré sus consejos, y andarán consultando sus ídolos, y sus adivinos, y sus pitones y magos.


Puesto que la nación y el reino que a ti no se sujetare, perecerá, y tales gentes serán destruidas y asoladas.


Y volverá a la derecha para devorarlo todo, y aún tendrá hambre, y comerá cuanto halle a la izquierda, y tampoco podrá saciarse; cada uno devorará la carne de su mismo brazo. Manasés devastará a Efraín, y Efraín a Manasés; luego ambos se unirán contra Judá.


Yo haré manifiesta la iniquidad, su iniquidad, la iniquidad de él; mas esto no sucederá hasta cuando venga aquel de quien es el juicio o reino; y a él daré yo esa corona.


Y todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se despojarán de sus insignias, y arrojarán sus vestidos bordados, y su cubrirán de espanto; se sentarán en el suelo, y atónitos de tu repentina caída quedarán como fuera de sí.


Y llamaré contra él en todos mis montes la espada, dice el Señor Dios, cada uno dirigirá la espada contra su propio hermano.


y en la mesa, que os pondré, os saciaréis de caballos, y de fuertes caballeros, y de todos los hombres guerreros, dice el Señor Dios.


según le pareciere, y tendrán éxito los dolos o maquinaciones que urdiere, y con esto se hinchará su corazón, y sobrándole todas las cosas, hará perecer a muchísimos, y se alzará contra el Príncipe de los príncipes; pero será aniquilado, no por obra de hombre.


No podrá resistir el que dispara el arco, no se salvará el ligero de pies, ni podrá el de a caballo ponerse a salvo.


En aquel día yo quitaré, dice el Señor, de en medio de ti tus caballos, y destruiré tus carros de guerra.


Y con furor e indignación ejerceré mi venganza en todas las gentes que no han escuchado mi voz.


Y los residuos de Jacob serán entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de las selvas, y como el joven entre los hatos de las ovejas; el cual pasa por el hato, lo pisotea, y hace su presa, sin que haya quien se la quite.


La mano tuya, ¡oh dominador de Israel!, prevalecerá sobre tus contrarios, y perecerán todos tus enemigos.


Lo verán las naciones, y quedarán confundidas con todo su poder, no osarán abrir la boca, y sus oídos quedarán sordos.


Por tanto, espérame, dice el Señor, en el día venidero de mi resurrección ; porque mi voluntad es congregar las naciones y reunir los reinos; y entonces derramaré sobre ellos mi indignación, y toda la ira y furor mío; de modo que el fuego de mi celo devorará toda la tierra.


Y pasarán el estrecho del mar, y el Señor herirá las olas del mar, y todas las honduras del río quedarán descubiertas, y será humillada la soberbia de Asur, y cesará la tiranía de Egipto.


Y serán como campeones que hollarán en el combate a los enemigos, como es hollado el barro en las calles, y pelearán confundidos los que van montados en briosos caballos.


Y yo en aquel día tiraré a abatir todas las gentes que vengan contra Jerusalén .


Y saldrá después el Señor, y peleará contra aquellas naciones, como peleó en el día de aquella batalla.


Entonces me respondió él, y me dijo: Esta es la palabra que el señor dice a Zorobabel: No ha de ser por medio de un ejército, ni con la fuerza, sino por la virtud de mi espíritu, dice el Señor de los ejércitos.


Entonces destruiré los carros de guerra de Efraín y los caballos de Jerusalén , y serán hechos pedazos los arcos guerreros; y aquel rey anunciará la paz a las gentes, y dominará desde un mar a otro, y desde los ríos hasta los confines de la tierra.


Es verdad que se armará nación contra nación, y un reino contra otro reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en varios lugares.


Aquí los veinticuatro ancianos, que están sentados en sus tronos en la presencia de Dios, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo:


Y sin embargo los trescientos hombres seguían tocando sin cesar las trompetas. Y el Señor hizo que los enemigos tirasen de sus espadas unos contra otros sin conocerse; de suerte que se degollaban entre sí,


Entretanto las avanzadas de Saúl, apostadas en Gabaa de Benjamín, repararon y vieron una multitud de gente tendida en el suelo, y otros que huían y escapaban por todos lados.


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