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Hageo 1:12 - Biblia Torres Amat 1825

12 Y Zorobabel, hijo de Salatiel, y Josué, hijo de Josedec, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo oyeron la voz del Señor Dios suyo en las palabras del profeta Ageo, que les envió el Señor su Dios; y temió el pueblo al Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Jehosadac, el sumo sacerdote, y todo el remanente del pueblo de Dios comenzaron a obedecer el mensaje del Señor su Dios. Cuando oyeron las palabras del profeta Hageo, a quien el Señor su Dios había enviado, el pueblo temió al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Ahora bien, Zorobabel, hijo de Sealtiel, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el pueblo, escucharon estas palabras de Yavé su Dios que les hablaba por medio del profeta Ageo, pues hablaba por encargo de Yavé, su Dios. Y el pueblo se llenó de respeto a Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y Zorobabel ben Salatiel, y Josué ben Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, obedecieron la voz de YHVH su Dios mediante las palabras del profeta Hageo, tal como YHVH, Dios de ellos, le había mandado. Y el pueblo tuvo temor delante de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo escucharon la voz de Yahveh, su Dios, y las palabras del profeta Ageo, de acuerdo con la misión para lo cual Yahveh, su Dios, lo había enviado y el pueblo sintió temor ante Yahveh.

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Hageo 1:12
19 Referans Kwoze  

No extiendas tu mano sobre el muchacho, prosiguió el ángel, ni le hagas daño alguno: que ahora me doy por satisfecho que temes a Dios, pues no has perdonado a tu hijo único por amor de mí o por obedecerme.


Y de los hijos de los sacerdotes casados con mujeres extranjeras se hallaron los siguientes: De los hijos de Josué: los hijos de Josedec, y sus hermanos Maasía, y Eliezer, y Jarib, y Godolía,


Entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Josué, hijo de Josedec, se pusieron de nuevo a continuar la construcción del templo de Dios en Jerusalén , y estaban con ellos los profetas de Dios que los ayudaban.


Bienaventurado el hombre que teme al Señor, y que toda su afición la pone en cumplir sus mandamientos.


El temor del Señor es el principio de la sabiduría. Los insensatos desprecian la sabiduría y la doctrina.


Ahora oigamos todos juntos el fin y compendio de este sermón: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre;


Pero si no quisiereis, y provocareis mi indignación, la espada de los enemigos traspasará vuestra garganta; pues así lo ha dicho el Señor por su propia boca.


¿Quién hay entre vosotros temeroso del Señor, y que escuche la voz de su siervo? Quien anduvo entre tinieblas y no tiene luz, espere en el nombre del Señor, y apóyese en su Dios.


En el año segundo del rey Darío, en el sexto mes, el día primero del mes, el Señor habló por medio de Ageo, profeta, a Zorobabel, hijo de Salatiel, príncipe o gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josedec, sumo sacerdote, diciendo:


Y excitó el Señor el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué, hijo de Josedec, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo y emprendieron la construcción del templo del Señor de los ejércitos, su Dios.


Habla a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josedec, sumo sacerdote, y al resto del pueblo, y diles:


La Iglesia entretanto gozaba de paz por toda la Judea, y Galilea, y Samaria, e iba estableciéndose o perfeccionándose, procediendo en el temor del Señor, y llena de los consuelos del Espíritu Santo.


haciendo tú congregar a todo el pueblo, así hombres como mujeres y niños y los extranjeros que moran en tus ciudades: para que escuchándolas aprendan, y teman al Señor Dios vuestro, y guarden y cumplan todas las palabras de esta ley;


y a fin también de que sus hijos, que ahora están ignorantes de ella, puedan aprenderla, y reverencien al Señor Dios suyo todos los días que vivan en la tierra de que vais a tomar posesión, pasado el Jordán.


El cual se ha propagado entre vosotros, como así mismo en todo el mundo, donde fructifica y va creciendo, del modo que lo ha hecho entre vosotros, desde aquel día en que oísteis y conocisteis la gracia de Dios según la verdad,


pues nuestro Dios es como un fuego devorador.


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