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Génesis 50:5 - Biblia Torres Amat 1825

5 que mi padre al morir me juramentó diciendo: Yo me muero en la sepultura que abrí para mí en la tierra de Canaán, allí enterrarás mi cuerpo. Iré, pues, a sepultar a mi padre, y volveré luego.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Mi padre me hizo jurar, diciendo: He aquí que voy a morir; en el sepulcro que cavé para mí en la tierra de Canaán, allí me sepultarás; ruego, pues, que vaya yo ahora y sepulte a mi padre, y volveré.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Díganle que mi padre me hizo pronunciar un juramento. Me dijo: “Escucha, yo estoy a punto de morir. Lleva mi cuerpo de regreso a la tierra de Canaán y entiérrame en la tumba que preparé para mí mismo”. Por lo tanto, le ruego que me permita ir a enterrar a mi padre. Y después del entierro, regresaré sin demora».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Antes de morir, mi padre me hizo prometerle bajo juramento que yo lo habría de sepultar en el sepulcro que él mismo se había preparado en el país de Canaán. Así pues, permíteme ahora subir a enterrar a mi padre, y luego volveré.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Mi padre me juramentó, diciendo: He aquí voy a morir. Me sepultarás° en el sepulcro que yo preparé para mí mismo en la tierra de Canaán. Ahora pues, permíteme que suba a sepultar a mi padre, y volveré.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Mi padre me hizo jurar: 'Estoy a punto de morir; sepúltame en el sepulcro que excavé para mí en la tierra de Canaán'. Permítame, pues, subir a sepultar a mi padre, y luego volveré'.

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Génesis 50:5
19 Referans Kwoze  

Mediante el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a confundirte con la tierra de que fuiste formado; puesto que polvo eres, y a ser polvo tornarás.


Dijo, en fin, a su hijo José: Bien ves que me voy a morir; Dios estará con vosotros, y os restituirá a la tierra de vuestros padres.


Pasadas todas estas cosas, habló José a sus hermanos en estos términos: Después de mi muerte os visitará Dios, y os sacará de esta tierra para la tierra que tiene prometida con juramento a Abrahán, a Isaac y a Jacob .


Terminado el tiempo de luto, habló José así a la familia principal del faraón: Si he hallado gracia delante de vosotros, insinuad al faraón,


A lo que dijo el faraón: Anda enhorabuena y sepulta a tu padre como se lo prometiste con juramento.


Y lo sepultaron en el sepulcro que había mandado abrir para sí en la ciudad de David; y lo pusieron sobre su lecho cubierto de aromas, y de ungüentos exquisitos, preparados con arte por los perfumeros, y los quemaron sobre él con pompa extraordinaria.


Bien sé que me has de entregar en poder de la muerte, la cual es el paradero de todos los vivientes.


Como agua han derramado la sangre suya alrededor de Jerusalén , sin que hubiese quién los sepultase.


Cuando, trémulos, temerán subir a los lugares altos, y tendrán miedo de caer en el camino llano; cuando florecerá el almendro, o se pondrá cana su cabeza, se engrosará la langosta, o hincharán las piernas, y se disipará la alcaparra a todo apetito. Porque el hombre ha de ir a la casa de su eternidad, y los enlutados le acompañarán algún día por las calles.


y en suma, antes que el polvo se vuelva a la tierra de donde salió, y el espíritu vuele a Dios, que le dio el ser.


Supongamos que tenga un centenar de hijos, y viva muchos años hasta la más avanzada edad; pero que su alma no se sirva de los bienes que posee, y aun venga a carecer de sepultura; de este tal digo yo que es de peor condición que un aborto.


Pues sábete que el Señor hará que te lleven de aquí, como es llevado atado el gallo de un gallinero, y como se lleva a un hombre criminal con la cara cubierta.


Y lo colocó en un sepulcro suyo que había hecho abrir en una peña, y no había servido todavía; y arrimando una gran piedra, cerró la boca del sepulcro, y se fue.


Ved, pues, que voy a morir en este lugar en que estoy; yo no pasaré el Jordán: vosotros sí lo pasaréis, y poseeréis aquella excelente tierra.


Dijo, pues, Saúl a Jonatás: Declárame qué es lo que has hecho. Jonatás lo confesó todo, diciendo: Gusté ansiosamente con la punta del bastón que traía en la mano, un poquito de miel, y he aquí que voy a morir por eso. Aquí me tienes, yo moriré.


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