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Génesis 37:36 - Biblia Torres Amat 1825

36 Entretanto los madianitas vendieron a José en Egipto a Putifar, eunuco o valido del faraón, y capitán de sus guardias.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

36 Y los madianitas lo vendieron en Egipto a Potifar, oficial de Faraón, capitán de la guardia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Mientras tanto, los mercaderes madianitas llegaron a Egipto, y allí le vendieron a José a Potifar, quien era un oficial del faraón, rey de Egipto. Potifar era capitán de la guardia del palacio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Entretanto los madianitas llegaron a Egipto y vendieron a José a Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de la guardia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 Mientras tanto, los madianitas lo habían vendido en Egipto a Potifar, eunuco° de Faraón, jefe de los guardias.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 Los madianitas lo vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y jefe de la guardia.

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Génesis 37:36
12 Referans Kwoze  

Y mientras pasaban unos negociantes madianitas, sacándole de la cisterna, le vendieron a aquellos ismaelitas, por veinte siclos de plata; quienes le condujeron a Egipto.


los mandó meter en la cárcel del comandante general de las tropas, en la cual estaba también preso José.


Pero el alcaide de la cárcel los entregó a José, el cual asimismo los servía. Había ya pasado algún tiempo que estaban presos,


Hallábase allí un joven hebreo, criado del mismo comandante de las tropas, y habiéndole contado los sueños,


El mes quinto, a los siete del mes, corriendo el año diez y nueve del rey de Babilonia, Nabuzardán, vasallo de este rey y general de su ejército, entró en Jerusalén .


Y el día séptimo, estando el rey más alegre de lo acostumbrado, y por el demasiado beber recalentado del vino, mandó a Maumam, y Bazata, y Harbona, y Bagata, y Abgata, y Zetar, y Carcas, siete eunucos que estaban de servicio alrededor de él,


Envió delante de los suyos a un varón, a José, vendido por esclavo.


Y no diga ya el hijo del advenedizo o gentil que por la fe está unido al Señor: El Señor me ha separado de su pueblo con un muro de división. Ni tampoco diga el eunuco: He aquí que yo soy un tronco seco y estéril.


Y a los restos del vecindario que habían quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían refugiado a él, y a lo restante de la plebe, los condujo a Babilonia Nabuzardán, general del ejército.


Entonces Daniel fue a preguntar a Arioc, capitán de las tropas del rey, el cual tenía la comisión de hacer morir a los sabios de Babilonia, qué venía a ser aquella ley y aquella sentencia.


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