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Génesis 33:9 - Biblia Torres Amat 1825

9 A lo que dijo él: Tengo yo muchísimos bienes; retén para ti, hermano mío, los tuyos.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 —Hermano mío, yo tengo más que suficiente —dijo Esaú—. Guarda para ti lo que tienes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Le dijo Esaú: 'Hermano, yo tengo de todo, guarda lo que es tuyo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y dijo Esaú: Yo tengo abundancia, hermano mío, sea para ti lo que es tuyo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Dijo Esaú; 'Tengo ya mucho, hermano mío; sea lo tuyo para ti'.

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Génesis 33:9
13 Referans Kwoze  

Isaac conmovido, le dijo estas palabras: En la grosura de la tierra, y en el rocío que cae del cielo,


será tu bendición. Vivirás de tu espada, y servirás a tu hermano; pero llegará tiempo en que sacudirás su yugo, y librarás de él tu cerviz.


Esaú, pues, mantenía siempre vivo su odio a Jacob , con motivo de la bendición que le había dado el padre, y dijo en su corazón: Vendrán los días de luto de mi padre, y yo mataré a mi hermano Jacob .


Replicó Jacob : No hagas tal, te suplico; antes bien, si es que yo he hallado gracia en tus ojos, recibe de mis manos ese pequeño regalo; ya que viendo tu semblante, me ha parecido ver el semblante de Dios: hazme este favor,


Le preguntó después el Señor a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y respondió: No lo sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?


Si fuere grato al Señor el proceder del hombre, aun a sus enemigos los reducirá a pedir la paz.


La sanguijuela de la concupiscencia tiene dos hijas, las cuales están diciendo siempre: Dame, dame. Tres cosas hay insaciables, o más bien cuatro, que jamás dicen ya basta:


Un hombre solo que no tiene heredero, ni hijo ni hermano; y sin embargo no cesa de afanarse, ni se hartan de bienes sus ojos; ni le ocurre el preguntarse a sí mismo: ¿Yo para quién trabajo? ¿Y por qué me privo del uso de estos bienes? Vanidad es ésta también y aflicción grandísima del ánimo.


Ellos, oído esto, glorificaban a Dios, y después le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay, que han creído, y que todos son celosos de la observancia de la ley.


Marchó, pues, Ananías, y entró en la casa, e imponiéndole las manos, le dijo: ¡Saulo, hermano mío!, el Señor Jesús , que se te apareció en el camino que traías, me ha enviado para que recobres la vista, y quedes lleno del Espíritu Santo.


Ahora bien, si me tienes por íntimo compañero tuyo, acógele como a mí mismo.


Por este motivo, no obstante la libertad que pudiese yo tomarme en Jesucristo para mandarte una cosa que es de tu obligación,


Pero acudieron primero humildes al Señor, y lloraron delante de él hasta la noche, y le consultaron, diciendo: ¿Debemos salir otra vez a pelear contra los hijos de Benjamín, nuestros hermanos, o no? Les respondió el Señor: Marchad contra ellos y dad la batalla.


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