14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
14 Aunque mi condición los tentaba a no aceptarme, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Todo lo contrario, me recibieron y me cuidaron como si yo fuera un ángel de Dios o incluso el mismo Cristo Jesús.
14 Aunque mis pruebas eran una prueba para ustedes, no me despreciaron ni me rechazaron, sino que me acogieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
14 Y lo que para vosotros era una prueba° en mi carne, no lo menospreciasteis ni lo escupisteis; al contrario, me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Jesús el Mesías.
14 y que ante esta debilidad corporal mía, que era para vosotros una prueba, no hicisteis gestos de desprecio ni escupisteis en el suelo, sino que me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Cristo Jesús.
Con que bien podrá suplicar tu esclava que la palabra del rey mi señor a favor de mi hijo, se cumpla a favor de Absalón, como un sacrificio acepto a Dios; porque mi señor rey es como un ángel de Dios, que no se mueve ni por bendiciones o aplausos , ni por maldiciones. De aquí es que el Señor Dios tuyo está contigo.
y sobre no hacerlo, fue a calumniarme a mí, siervo tuvo, delante de ti, que eres mi rey y señor; mas tú, oh señor y rey mío, tú eres como un ángel de Dios; haz lo que fuere de tu agrado.
Protegerá el Señor en aquel día a los habitantes de Jerusalén , y los más débiles de entre ellos serán en aquel tiempo otros tantos Davides; y la casa de David será a la vista de ellos como casa de Dios, como un ángel del Señor.
Porque en los labios del sacerdote ha de estar el depósito de la ciencia, y de su boca se ha de aprender la ley; puesto que él es el ángel del Señor de los ejércitos.
El que os escucha a vosotros, me escucha a mí; y el que os desprecia a vosotros, a mí me desprecia. Y quien a mí me desprecia, desprecia a aquel que me ha enviado.
Nosotros somos considerados como unos necios por amor de Cristo ; mas vosotros, sois los prudentes en Cristo ; nosotros flacos, vosotros fuertes; vosotros sois honrados, nosotros viles y despreciados.
Somos, pues, como unos embajadores en nombre de Cristo , y es Dios mismo el que nos exhorta por boca nuestra. Os rogamos, pues, encarecidamente en nombre de Cristo , que os reconciliéis con Dios.
al contrario, bien sabéis que cuando hace tiempo os prediqué la buena nueva, lo hice entre las persecuciones y aflicciones de la carne, y en tal estado de mi carne o de humillación mía, que os era materia de tentación,
¿Dónde está, pues, ahora aquella felicidad en que os gozabais? Porque yo puedo testificar de vosotros que entonces estabais prontos, si posible fuera, a sacaros los ojos, para dármelos a mí.
De aquí es que no cesamos de dar gracias al Señor; porque cuando recibisteis la palabra de Dios oyéndola de nosotros, la recibisteis, no como palabra de hombre, como palabra de Dios, que fructifica en vosotros que habéis creído.