3 Y criará el río tanta rana, que subirán y se meterán por tu casa, y entrarán en el aposento donde duermes y en tu misma cama, como también en las casas de tus servidores, y en las de todo tu pueblo, y hasta en tus hornos y en los repuestos de tus viandas.
3 Y el río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.
3 El río Nilo se colmará de ranas. Saldrán del río y se meterán en tu palacio, ¡hasta en tu dormitorio y sobre tu cama! Entrarán en las casas de tus funcionarios y de tu gente. Incluso saltarán en tus hornos y en los recipientes donde amasan tu pan.
3 El Nilo bullirá con ranas, las cuales subirán y penetrarán en tu palacio, en tu alcoba y sobre tu propio lecho, así como en las casas de tus siervos y entre tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.
Pero Josabet, hija del rey, cogió a Joás, hijo de Ocozías, robándolo de entre los demás hijos del rey, cuando los mataban, y lo escondió en compañía de con su nodriza en el templo, en la estancia del dormitorio de los sacerdotes y levitas. Esta Josabet, que lo escondió, y evitó que Atalía lo matase, era hija del rey Joram, mujer del sumo sacerdote Joíada, y hermana de Ocozías.
Y se llenarán de ellas tus casas y las de tus servidores, y las de todos los egipcios, en tanta muchedumbre cuanta no han visto ni tus padres, ni tus abuelos desde que vinieron al mundo hasta el día presente. Con esto volvió las espaldas, y dejó al faraón.
Llamó entonces el faraón a los sabios y a los hechiceros y ellos también con encantamientos egipcíacos y ciertos secretos de su arte, hicieron lo mismo en la apariencia.