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Éxodo 4:21 - Biblia Torres Amat 1825

21 Le dijo asimismo el Señor cuando volvía a Egipto: Mira que hagas delante del faraón todos los portentos para los cuales te he dado poder. Yo endureceré su corazón, y no dejará partir a mi pueblo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 El Señor le dijo a Moisés: «Cuando llegues a Egipto, preséntate ante el faraón y haz todos los milagros que te he dado el poder de realizar. Pero yo le endureceré el corazón, y él se negará a dejar salir al pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Yavé le dijo, asimismo: 'Cuando regreses a Egipto, harás delante de Faraón todos los prodigios para los cuales te he dado poder. Pero yo haré que se ponga porfiado y no dejará partir a mi pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 pues YHVH había dicho a Moisés: Cuando vuelvas a Egipto considera todos los prodigios que he puesto en tu mano, y los harás en presencia de Faraón, aunque Yo mismo endureceré su corazón, y no dejará ir al pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Dijo Yahveh a Moisés: 'Ahora que vas a volver a Egipto, disponte a hacer delante del Faraón todos los prodigios que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón y no dejará salir al pueblo'.

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Éxodo 4:21
34 Referans Kwoze  

Dijo entonces Dios: No permanecerá mi espíritu en el hombre para siempre, porque es muy carnal; y sus días serán ciento veinte años.


Y él respondió: Saldré y seré un espíritu mentiroso en la boca de todos sus profetas. Y dijo el Señor: Lo engañarás, y lograrás tu intento; vete, y haz lo que dices.


Permitió que el corazón de éstos cambiara, de suerte que cobrasen ojeriza a su pueblo de Israel, y urdiesen tramas contra sus siervos.


cuando ostentó sus prodigios en Egipto, y sus portentos en los campos de Tanis;


Y dijo el Señor a Moisés: Ve al palacio del faraón, porque yo tengo abandonado a la dureza su corazón y el de sus servidores o ministros, para continuar haciendo en él estos prodigios de mi poder,


Y el Señor endureció el corazón del faraón, que no dejó todavía partir a los hijos de Israel.


Con eso endureció el Señor el corazón del faraón, y no quiso tampoco soltarlos.


Todos estos portentos, que quedan escritos en este libro, obraron Moisés y Aarón delante del faraón. Mas el Señor endureció el corazón del faraón, quien no dejó salir de su tierra a los hijos de Israel.


E irritado Moisés en extremo, se apartó del faraón. Entonces dijo el Señor a Moisés: Ni aún ahora ha de escucharos el faraón, a fin de que se multipliquen los prodigios en la tierra de Egipto.


Yo entretanto endureceré el corazón de los egipcios para que vayan en persecución vuestra; y seré glorificado en el exterminio del faraón y de todo su ejército, y de sus carros y caballería.


Y yo endureceré su corazón y os perseguirá; con lo que seré glorificado en el faraón y en todo su ejército, y conocerán los egipcios que Yo soy el Señor. Ellos lo hicieron así.


Y el Señor abandonó el corazón del rey de Egipto a la obstinación, el cual fue al alcance de los hijos de Israel; pero éstos habían salido amparados de una mano todopoderosa.


Yo ya sé que el rey de Egipto no querrá dejaros ir, sino forzado por una mano poderosa.


Por eso extenderé yo mi brazo, y heriré a los pueblos de Egipto con toda suerte de prodigios que haré en medio de ellos; después de lo cual os dejará partir.


Y el corazón del faraón se endureció, y no escuchó a Moisés y a Aarón, como lo había el Señor ordenado o predicho.


Mas yo endureceré su corazón, y multiplicaré mis prodigios y portentos en la tierra de Egipto;


Y se retirarán las ranas de ti, y de tu palacio, y de tus siervos y de tu pueblo, y solamente quedarán en el río.


Mas el faraón, viéndose libre del mal, endureció su corazón, y no dio oídos a Moisés y Aarón, como el Señor lo había dispuesto o predicho.


Mas se endureció también el corazón del faraón, de suerte que tampoco esta vez dejó salir al pueblo.


Y endureció o abandonó el Señor el corazón del faraón, que tampoco dio oídos a Moisés y Aarón, según lo había dicho el Señor a Moisés.


Se obstinó su corazón y el de sus siervos o ministros, se endureció más y más, y no dio libertad a los hijos de Israel, como lo había mandado el Señor por medio de Moisés.


Y dije yo: ¿Hasta cuándo durará, Señor, tu indignación? Y respondió: Hasta que desoladas las ciudades, queden sin habitantes, y las casas sin gente, y la tierra desierta.


¿Y por qué, Señor, nos dejaste desviar de tu camino?; ¿por qué permitiste que se endureciese nuestro corazón, de modo que perdiésemos tu santo temor? Vuélvete a nosotros por amor de tus siervos, y de las tribus que forman la herencia tuya.


Cegó sus ojos y endureció su corazón, para que con los ojos no vean, y no perciban en su corazón por temor de convertirse, y de que yo los cure.


Pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas del hombre,


De donde se sigue que con quien quiere usa de misericordia, y endurece o abandona en su pecado al que quiere.


para los unos olor mortífero que les ocasiona la muerte; mas para los otros olor vivificante que les causa la vida. ¿Y quién será idóneo para un tal ministerio?


desde Aroer, ciudad situada en un valle sobre la ribera del torrente Arnón, hasta Galaad. No hubo aldea ni ciudad que escapara de ser presa nuestra: todas nos las entregó el Señor Dios nuestro,


Porque había decretado Dios el dejar que el corazón de los ciudadanos se endureciese, y que peleasen contra Israel, y así fuesen destruidos, y no mereciesen clemencia alguna, sino que perecieran, como el Señor tenía mandado a Moisés.


Vosotros, al contrario, sois el linaje escogido, una clase de sacerdotes reyes, gente santa, pueblo de conquista, para publicar las grandezas de aquel que os sacó de las tinieblas a su luz admirable.


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