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Éxodo 32:34 - Biblia Torres Amat 1825

34 Mas tú ve, y conduce a ese pueblo donde te tengo dicho. Mi ángel irá delante de ti. Si bien yo en el día de la venganza castigaré todavía este pecado que han cometido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

34 Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Ahora ve y lleva al pueblo al lugar del que te hablé. Mi ángel irá delante de ti. Cuando llegue el día de pedirles cuentas a los israelitas, ciertamente los haré responsables de sus pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Pero tú, sigue, y conduce al pueblo al lugar que te indiqué. Mi Angel irá delante de ti, pero algún día los visitaré y les pediré cuentas de su pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y ahora ve, conduce este pueblo adonde te he dicho. He aquí mi ángel irá delante de ti, y en el día de mi reprensión, castigaré sobre ellos su pecado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Ahora, ve y conduce al pueblo al lugar que te he indicado. Mi ángel te precederá; pero los castigaré por su pecado el día que yo exija cuentas'.

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Éxodo 32:34
21 Referans Kwoze  

¡Oh Señor Dios nuestro!, tú atendías a sus ruegos, les fuiste propicio, ¡oh Dios!, aun vengando todas las injurias que te hacían.


A estos hijos tuyos tú los introducirás y establecerás, ¡oh Señor!, sobre el monte de tu herencia, sobre esa firmísima morada tuya, que tú le has fabricado: en Sión, ¡oh Señor!, santuario tuyo, que han fundado tus manos.


No las adorarás ni rendirás culto. Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, de aquellos, digo, que me aborrecen;


Mira que yo enviaré al ángel mío que te guíe y guarde en el viaje, hasta introducirte en el país que te he preparado.


y tengo decretado el sacaros de la opresión que en él padecéis, y trasladaros al país del cananeo, y del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del heveo, y del jebuseo, a una tierra que mana leche y miel.


Dijo Moisés al Señor: Tú me mandas que salga conduciendo a este pueblo; y no me haces saber quién es aquel a quien has de enviar conmigo, y eso habiéndome dicho: Te conozco o amo particularmente, y has hallado gracia en mis ojos.


Y enviaré por precursor tuyo a un ángel, y echaré del país al cananeo, y al amorreo, y al heteo y al ferezeo, y al heveo y al jebuseo;


En todas las tribulaciones que les acontecieron, jamás se cansó el Señor de librarlos, antes bien el ángel que está en su presencia los sacaba a salvo; y él mismo a impulso de su amor y su clemencia los redimió, y los sobrellevó, y los ensalzó en todo tiempo.


Esto dice el Señor a ese pueblo que tanto gusta tener siempre en movimiento los pies, y no sosiega, y ha desagradado a Dios: Ahora se acordará el Señor de sus maldades y tomará cuentas de sus pecados.


Por tanto he aquí lo que dice el Señor Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros habéis desparramado mi grey, y la habéis arrojado fuera, y no la habéis visitado: pues he aquí que yo vendré a castigaros a vosotros por causa de la malignidad de vuestras inclinaciones, dice el Señor.


¿Cómo no he de castigar yo estas cosas, dice el Señor?; ¿o cómo puede mi alma dejar de tomar venganza de esta gente?


Pues, ¿no he de castigar yo estas cosas, dice el Señor, y no se vengará mi alma de una tal gente?


Ofrecerán hostias, inmolarán víctimas para el sacrificio, de las cuales comerán; mas el Señor no las aceptará, antes bien se acordará ahora de las maldades de ellos, y castigará sus pecados; entonces se acogerán a Egipto.


Decidle que llegado que sea el día del castigo de las prevaricaciones de Israel, lo castigaré también a él; y destruiré los altares de Betel, y serán cortados y echados por tierra los ángulos del altar.


De entre todos los linajes de la tierra, sois vosotros los únicos a quienes he reconocido, por lo mismo os he de castigar más por todas vuestras maldades.


y cómo clamamos al Señor, y nos oyó, y envió su ángel, el cual nos sacó de Egipto. Ahora hallándonos ya en la ciudad de Cades, situada en tus últimos confines,


para que recaiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el templo y el altar.


Sí: mía es la venganza, y yo les daré el pago a su tiempo, para derrocar su pie: cerca está ya el día de su perdición, y ese plazo viene volando.


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