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Éxodo 3:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Y conociendo cuánto padece, he bajado a librarle de las manos de los egipcios, y hacerle pasar por aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al país del cananeo, y del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del heveo y del jebuseo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Descenderé, pues, para librarlo de mano de los egipcios y para hacerlo subir de ese país a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel,° al lugar del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 He bajado para liberarlo de la mano de los egipcios y subirlo de ese país a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizeos, los jiveos y los jebuseos.

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Éxodo 3:8
54 Referans Kwoze  

Y descendió el Señor a ver la ciudad y la torre, que edificaban los hijos de Adán,


Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de manera que el uno no entienda el habla del otro.


Entonces le fue dicho: Sepas desde ahora que tus descendientes han de vivir peregrinos en tierra ajena, donde los reducirán a esclavitud, y afligirlos han por espacio de cuatrocientos años.


Más a la nación, a quien han de servir, yo la juzgaré; y después de esto saldrán cargados de riquezas.


Quiero ir a ver si sus obras igualan al clamor que ha llegado a mis oídos, para saber si es así o no.


Al fin Israel su padre les dijo: Si así es preciso, haced lo que quisiereis. Tomad en vuestras vasijas de los frutos más exquisitos de esta tierra, para ofrecer presentes a aquel señor: un poco de resina o bálsamo, y de miel, y de estoraque, y de lágrimas de mirra y de terebinto y almendras.


Yo iré allá contigo, y seré tu guía cuando vuelvas. Y José cerrará tus ojos, así que mue-ras.


Pasadas todas estas cosas, habló José a sus hermanos en estos términos: Después de mi muerte os visitará Dios, y os sacará de esta tierra para la tierra que tiene prometida con juramento a Abrahán, a Isaac y a Jacob .


y al heveo, y al araceo, y al sineo;


y hallaste fiel su corazón en tu presencia y pactaste con él que le darías la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, y del ferezeo, y del jebuseo, y del gergeseo, entregándosela a sus descendientes; y cumpliste tu palabra, pues eres justo.


Pero el Señor mirando a la miseria de los desvalidos, y al gemido de los pobres, dice: Ahora me levantaré yo para defenderlos. Los pondré a salvo; yo les inspiraré confianza.


Palabras puras y sinceras son las palabras del Señor; son plata ensayada al fuego, acendrada en el crisol, y siete o mil veces refinada.


Gustad y ved cuán suave es el Señor; bienaventurado el hombre que en él confía.


Clamará a mí, y lo oiré benigno. Con él estoy en la tribulación; lo pondré a salvo, y lo llenaré de gloria.


cumplidos los cuales, salió en un mismo día de la tierra de Egipto todo el ejército del Señor.


Y en el mismo día sacó el Señor de la tierra de Egipto a los hijos de Israel, repartidos en diversos escuadrones o bandas.


Cuando el Señor, pues, te hubiere introducido, oh Israel, en la tierra del cananeo, y del heteo, y del amorreo, y del heveo y del jebuseo, que prometió con juramento a tus padres que te daría a ti, tierra que mana leche y miel, tú celebrarás este rito sagrado en dicho mes.


y tengo decretado el sacaros de la opresión que en él padecéis, y trasladaros al país del cananeo, y del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del heveo, y del jebuseo, a una tierra que mana leche y miel.


Tú observa todas las cosas que yo te encomiendo en este día; y yo mismo arrojaré de delante de ti al amorreo, y al cananeo, y al heteo, al ferezeo también, y al heveo y al jebuseo.


Pues desde que yo he venido a tratar con el faraón en tu nombre, ha afligido más a tu pueblo, y tú no lo has libertado.


Y no os conturbe Ezequías diciendo: El Señor nos librará. ¿Acaso los dioses de las gentes han librado cada uno a su tierra de las manos del rey de los asirios?


¡Oh, si rasgarás los cielos, y descendieras! A tu presencia se derretirían como cera los montes.


a fin de renovar y cumplir el juramento que hice a vuestros padres de darles una tierra que manase leche y miel, como se ve cumplido hoy día. A lo cual respondí yo Jeremías, y dije: ¡Así sea, oh Señor!


Yo os introduje después en un país fertilísimo para que comieseis sus frutos, y gozaseis sus delicias; y vosotros así que hubisteis entrado, profanasteis mi tierra; e hicisteis de mi heredad un objeto de abominación.


y le diste esta tierra, conforme lo habías prometido con juramento a sus padres, tierra que mana leche y miel.


aquel día empleé mi poder para sacarlos de la tierra de Egipto, a una tierra que yo les tenía ya destinada, la cual mana leche y miel, tierra la más excelente de todas.


Mas a vosotros digo: Entrad en posesión de su tierra, la cual yo os daré por herencia, tierra que mana leche y miel. Yo el Señor Dios vuestro, que os he separado de todos los demás pueblos.


Yo soy aquel que os sacó de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para poneros en posesión de la tierra de los amorreos.


reconoced la tierra qué tal es; y el pueblo que habita en ella, si es fuerte o flaco, si pocos en número o muchos,


si la tierra en sí misma es buena o mala: qué tales las ciudades, si están muradas o sin muros;


y dieron cuenta de su viaje, diciendo: Llegamos a la tierra a que nos enviaste; la cual realmente mana leche y miel, como se puede ver por estos frutos.


Ello es así que nadie subió al cielo, sino aquel que ha descendido del cielo, a saber, el Hijo del hombre, que está en el cielo.


Pues he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad de aquel que me ha enviado.


cogiendo de sus frutos para muestra de fertilidad, nos los trajeron y dijeron: Buena es la tierra que el Señor Dios nuestro nos ha de dar.


dad la vuelta y marchad a las montañas de los amorreos y demás lugares vecinos, extendiéndoos por los llanos, y por los montes y valles que yacen al mediodía, y a la costa del mar Mediterráneo , por la tierra más septentrional de los cananeos y del Líbano, hasta el gran río Eufrates.


a fin de poder escribir en ellas todas las palabras de esta ley, pasado que hayas el Jordán para entrar en la tierra que te dará el Señor Dios tuyo, tierra que mana leche y miel, conforme lo tiene jurado a tus padres.


El Señor te colmará de todos los bienes, multiplicando el fruto de tu vientre, el fruto de tus ganados y el fruto de tu tierra, la cual prometió el Señor con juramento a tus padres que te la daría.


Escucha, ¡oh Israel!, y pon cuidado en hacer lo que el Señor te ha mandado, y te irá bien, y serás multiplicado más y más, según la promesa que te ha hecho el Señor Dios de tus padres de darte una tierra que mana leche y miel.


Cuando el Señor Dios tuyo te introdujere en la tierra que vas a poseer, y destruyere a tu vista muchas naciones, al heteo, y al gergezeo, y al amorreo, y al cananeo, y al ferezeo, y al heveo, y al jebuseo, siete naciones mucho más numerosas y robustas que tú,


los cuales anduvieron cuarenta años por aquella vastísima soledad, disponiéndolo así Dios hasta que hubieron muerto todos los que no habían obedecido a la voz del Señor, a quienes juró de antemano que no les dejaría ver la tierra que mana leche y miel.


Divulgados estos sucesos, todos los reyes de la otra parte del Jordán adonde había pasado Israel, que vivían en las montañas, y en los llanos y en la costa del mar grande o Mediterráneo, como también los que habitaban junto al Líbano, el heteo, y el amorreo, el cananeo, y el ferezeo, y el heveo, y el jesubeo,


Cuidado que no seáis tal vez moradores de la tierra que nos pertenece como herencia nuestra, y nos esté prohibido hacer alianza con vosotros.


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