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Éxodo 3:7 - Biblia Torres Amat 1825

7 Le dijo el Señor: He visto la tribulación de mi pueblo en Egipto, y oído sus clamores, a causa de la dureza de los sobrestantes de las obras.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Yavé dijo: 'He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Luego dijo YHVH: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor por causa de sus opresores, porque conozco sus padecimientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Dijo Yahveh: 'He visto muy bien el sufrimiento de mi pueblo en Egipto y he oído las quejas que le arrancan los capataces de obras. Conozco bien sus angustias.

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Éxodo 3:7
31 Referans Kwoze  

Y prosiguió diciendo: He aquí que tú has concebido, y parirás un hijo; y le has de poner por nombre Ismael, por cuanto el Señor te ha oído en tu aflicción.


Quiero ir a ver si sus obras igualan al clamor que ha llegado a mis oídos, para saber si es así o no.


Pero Dios oyó la voz y clamores del muchacho; y el ángel de Dios desde el cielo llamó a Agar, diciendo: ¿Qué haces, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz de tu hijo desde el lugar en que se halla.


Concibió, pues, y parió un hijo, y le puso por nombre Rubén, diciendo: El Señor miró mi humillación, ahora me amará mi marido.


Y me dijo: Alza tus ojos, y mira los machos cubriendo las hembras, todos de varios colores, manchados, y moteados. Porque yo he visto todas cuantas cosas ha hecho Labán contigo.


Y si el Dios de mi padre Abrahán, si aquel Señor a quien teme y adora Isaac no me hubiese asistido, tú quizá ahora me hubieras despachado desnudo. Dios ha mirado mi tribulación, y el trabajo de mis manos, y por eso ayer te reprendió.


Tú salvarás al pueblo humilde; y con una mirada abatirás a los erguidos.


Mas Joacaz hizo sus plegarias ante la presencia del Señor, y lo oyó el Señor, vista la angustia de Israel, destrozado por el rey de Siria;


Vuelve, y di a Ezequías , caudillo de mi pueblo: Esto dice el Señor Dios de tu padre David: Oído he tu oración, y visto tus lágrimas; yo te doy la salud; de aquí a tres días subirás al templo del Señor.


Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y escuchaste sus clamores junto al mar Rojo,


Los miró el Señor cuando estaban atribulados, y oyó su oración.


Palabras puras y sinceras son las palabras del Señor; son plata ensayada al fuego, acendrada en el crisol, y siete o mil veces refinada.


Está ya para desfallecer mi espíritu; y tú, Señor, conoces bien mi recto proceder. En este camino, por donde yo andaba, me tendieron ocultos lazos.


Condescenderá con la voluntad de los que le temen; oirá benigno sus peticiones, y los salvará.


Témale todo el linaje de Israel, porque no despreció ni desatendió la súplica del pobre, ni apartó de mí su rostro; antes así que clamé a él, luego me oyó.


Acudí solícitamente al Señor, y me oyó, y me sacó de todas mis tribulaciones.


Clamó este pobre, y el Señor le oyó, y lo libró de todas sus angustias.


¡Oh, Señor!, tú lo has visto, no guardes más tiempo silencio. Señor, no te alejes de mí.


Tú que me sacas de las puertas de la muerte, para que publique todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión.


Estableció, pues, sobrestantes de obras, para que los vejasen con cargas insoportables; y edificaron al faraón las fuertes ciudades de las tiendas, Fitom y Ramesés.


Entretanto se alzó en Egipto un nuevo rey, el cual nada sabía de José,


Si le hiciereis, clamarán a mí, y yo escucharé sus clamores,


Si es así que yo he hallado gracia en tu presencia, muéstrame tu rostro, para que yo te conozca, y halle gracia ante tus ojos; vuélvelos sobre esta nación, la cual es el pueblo tuyo.


Saliendo, pues, con este mandato los sobrestantes de las obras y los inspectores, dijeron al pueblo: Esto dice el faraón: No quiero daros la paja.


Dio orden pues, en aquel mismo día a los sobrestantes de las obras y a los inspectores del pueblo, diciendo:


En todas las tribulaciones que les acontecieron, jamás se cansó el Señor de librarlos, antes bien el ángel que está en su presencia los sacaba a salvo; y él mismo a impulso de su amor y su clemencia los redimió, y los sobrellevó, y los ensalzó en todo tiempo.


y cómo clamamos al Señor, y nos oyó, y envió su ángel, el cual nos sacó de Egipto. Ahora hallándonos ya en la ciudad de Cades, situada en tus últimos confines,


Yo he visto y considerado la aflicción del pueblo mío, que habita en Egipto, y he oído sus gemidos, y he descendido a librarle. Ahora, pues, ven tú, y te enviaré a Egipto.


Lleguémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia, y hallar el auxilio de la gracia para ser socorridos a tiempo oportuno.


Mañana a esta misma hora te enseñaré un hombre de la tierra de Benjamín, y lo ungirás por caudillo de mi pueblo de Israel, y él salvará a mi pueblo de las manos de los filisteos; porque yo he vuelto mis ojos hacia el pueblo mío, por cuanto sus clamores han llegado hasta mí.


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