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Éxodo 3:18 - Biblia Torres Amat 1825

18 Y escucharán tu voz, y entrarás tú con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le dirás: El Señor Dios de los hebreos nos ha llamado. Hemos de ir camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor Dios nuestro.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 »Los ancianos de Israel aceptarán tu mensaje. Entonces tú y los ancianos se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El Señor, Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Así que permítenos, por favor, hacer un viaje de tres días al desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Los jefes de Israel te harán caso y, con ellos te presentarás al rey de Egipto. Tú le dirás: El Dios de los hebreos, Yavé, nos salió al encuentro: deja que caminemos tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios a Yavé, nuestro Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Y ellos atenderán a tu voz. Luego entrarás tú, y los ancianos de Israel ante el rey de Egipto, y le diréis: YHVH, Dios de los hebreos, se nos ha aparecido. Ahora pues, permite que hagamos camino de tres jornadas por el desierto, y ofrezcamos sacrificios para YHVH nuestro Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Ellos escucharán tu palabra, y tú, con los ancianos de Israel, irás al rey de Egipto, y le diréis: 'Se nos ha aparecido Yahveh, el Dios de los hebreos. Por tanto, deja que vayamos camino de tres días por el desierto para ofrecer sacrificios a Yahveh, nuestro Dios'.

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Éxodo 3:18
40 Referans Kwoze  

Y dijo el Señor a Abram: Sal de tu tierra, y de tu parentela, y de la casa de tu padre, y ven a la tierra que te mostraré.


En esto uno de los que escaparon, fue a dar la nueva a Abram el hebreo, que habitaba en el valle de Mambre amorreo, hermano de Escol, y de Aner; los cuales tenían hecha alianza con Abram.


Pasadas, pues, que fueron estas cosas, habló el Señor a Abram, en una visión, diciendo: No temas, Abram, yo soy tu protector y tu galardón sobremanera grande.


Mas después que hubo entrado en los noventa y nueve años, le apareció el Señor, y le dijo: Yo soy el Dios todopoderoso: camina como siervo fiel delante de mí, y sé perfecto.


y dijo a José luego que hubo entrado: El Dios todopoderoso se me apareció en Luza, ciudad de la tierra de Canaán, y bendiciéndome,


Al contrario, en Judá obró la mano del Señor, dándoles a todos un mismo corazón para obedecer la palabra del Señor, conforme a la orden del rey y de los príncipes.


Contigo está el principado el día de tu poderío, en medio de los resplandores de la santidad; de mis entrañas te engendré, antes de existir el lucero de la mañana.


Entraron, pues, Moisés y Aarón en el palacio del faraón, y le dijeron: Esto dice el Señor Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo rehusarás sujetarte a mí? Deja salir a mi pueblo a ofrecerme sacrificios.


Dijo el Señor a Moisés: Adelántate al pueblo, llevando contigo alguno de los ancianos de Israel, y toma en tu mano la vara con que heriste el río, y vete


Al tercer mes de la salida de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de Sinaí .


Desde allí te daré yo mis órdenes; desde encima del propiciatorio, y desde en medio de los dos querubines puestos sobre el Arca del Testamento, te diré todas cuantas cosas hubiere de ordenar por tu medio a los hijos de Israel.


Le dijo Dios: Yo estaré contigo; y la señal que tendrás de haberte yo enviado, será esta: Cuando hayas sacado a mi pueblo de Egipto, ofrecerás un sacrificio a Dios sobre este monte.


Ve, y junta los ancianos de Israel, y les dirás. El Señor Dios de vuestros padres se me apareció; el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob , diciendo: Yo he venido a visitaros de propósito, y he visto todas las cosas que os han acontecido en Egipto;


Y después de haberle reducido todo a menudísimo polvo, le pondrás delante del Tabernáculo del Testimonio, en cuyo lugar yo te apareceré. Santísimo será para vosotros este perfume.


El altar le colocarás enfrente del velo, que pende delante del Arca del Testimonio, y del propiciatorio con que se cubre el Arca del Testimonio, donde yo te hablaré.


Replicó Moisés, y dijo: No me creerán ni oirán mi voz, sino que dirán: No hay tal: no se te ha aparecido el Señor.


Ya te tengo dicho: Deja ir a mi hijo, para que me rinda el culto que me es debido, y tú no has querido dejarle partir; he aquí, pues, que yo voy a quitar la vida a tu hijo primogénito.


Estando Moisés en el camino, se le presentó el Señor en una posada, en ademán de quererle quitar la vida.


Y creyó el pueblo. Y entendieron que el Señor venía a visitar a los hijos de Israel por haber vuelto los ojos a su tribulación; y postrados en tierra, le adoraron.


Después de esto entraron Moisés y Aarón al faraón, y le dijeron; Esto dice el Señor Dios de Israel: Dejad ir a mi pueblo a fin de que me ofrezca un sacrificio solemne en el desierto.


Replicaron ellos: El Dios de los hebreos nos ha llamado para que vayamos camino de tres días al desierto, y ofrezcamos sacrificio al Señor Dios nuestro, a fin de que no venga sobre nosotros la peste o la guerra.


Y le dirás: El Señor Dios de los hebreos me ha enviado a decirte: Deja que vaya mi pueblo a ofrecerme sacrificios en el desierto. Tú hasta ahora no has querido obedecer.


Dijo todavía el Señor a Moisés: Preséntate al faraón y le dirás: Esto dice el Señor: Deja ir a mi pueblo para que me ofrezca sacrificios.


Dijo todavía el Señor a Moisés: Levántate de madrugada y preséntate al faraón, porque ha de salir a las aguas o al río, y le dirás: Esto dice el Señor: Deja ir a mi pueblo para que me ofrezca sacrificios.


Yo haré distinción entre mi pueblo y el tuyo: mañana se verá este prodigio.


Y dijo el Señor a Moisés: Anda ve al faraón, y dile: Esto dice el Señor Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me ofrezca sacrificios.


No obstante, dijo el Señor a Moisés: Levántate de mañana y preséntate al faraón y le dirás: Esto dice el Señor Dios de los hebreos: Dejad que vaya mi pueblo a ofrecerme sacrificios.


Tú saliste al encuentro de aquellos que caminando con alegría por tus caminos se acuerdan de ti. Mas tú ahora estás enojado contra nosotros, porque hemos pecado; en pecados estuvimos siempre enredados; y con todo, por tu misericordia seremos salvos.


Anda y predica a toda Jerusalén , diciendo: Esto dice el Señor: Compadecido de tu mocedad me he acordado de ti, y del amor que te tuve, cuando me desposé contigo, y cuando después me seguiste en el desierto, en aquella tierra que no se siembra.


Ni siquiera dijeron: ¿En dónde está el Señor que nos sacó de la tierra y esclavitud de Egipto; que nos condujo por el desierto, por una tierra inhabitable y sin senda alguna, por un país árido e imagen de la muerte, por una tierra que no pisó nunca ningún mortal, ni habitó humano viviente?


y no creyereis en las palabras de mis siervos los profetas que yo con tanta solicitud os envié, y dirigí a vosotros, y a quienes no habéis dado crédito,


Y las pondrás en el Tabernáculo de la alianza delante del arca del Testimonio, en donde te hablaré.


así como hemos obedecido a Moisés en todo, del mismo modo te obedeceremos también a ti; solamente deseamos que el Señor tu Dios sea contigo, como fue con Moisés.


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