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Éxodo 24:11 - Biblia Torres Amat 1825

11 Ni por eso la mano de Dios hirió a estos hijos de Israel, que habían avanzado mucho hacia el monte; sino que después de haber visto a Dios, comieron ellos y bebieron lo mismo que antes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Aunque estos nobles de Israel pudieron contemplar a Dios, él no los destruyó. De hecho, compartieron una comida para celebrar el pacto, en la cual comieron y bebieron en su presencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Dios no dejó que su poder aplastara a los que había elegido, sino que vieron a Dios; luego comieron y bebieron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y no extendió su mano contra los distinguidos de los hijos de Israel que pudieron contemplar a ’Elohim, y después comieron y bebieron.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 No extendió Dios su mano contra los representantes de los israelitas. Vieron a Dios, comieron y bebieron.

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Éxodo 24:11
24 Referans Kwoze  

Y ella invocó así el nombre del Señor que le hablaba: ¡Oh Dios!, tú eres el que me has mirado en la aflicción. Porque es cierto, añadió, que he visto yo aquí las espaldas del Señor Dios que me ha mirado benignamente.


habiendo él de ser cabeza de una nación grande, y tan fuerte, y BENDITAS en él todas las naciones de la tierra?


e inmoladas víctimas en el monte, convidó a comer a sus hermanos o parientes, los cuales, después de haber comido se quedaron allí aquella noche .


A este fin escribió ella una carta en nombre de Acab, sellándola con el sello real; y la envió a los ancianos y a los principales de aquella ciudad, vecinos de Nabot.


Y juntando consigo a los centuriones, y a los soldados más valientes, y a los príncipes del pueblo, y a toda la gente del país, dispusieron que bajase el rey de la casa del Señor, y lo introdujeron por la puerta superior en el palacio del rey, y lo colocaron en el real solio.


Entretanto los magistrados no sabían adónde había ido yo, ni lo que yo hacía; y hasta entonces nada había yo declarado a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los magnates, ni a los magistrados, ni a los demás destinados para cuidar de las obras.


tú me formaste, y pusiste sobre mí tu mano bienhechora.


Ofreció, pues, Jetro, suegro de Moisés, holocausto y hostias a Dios; y fueron Aarón y todos los ancianos de Israel a comer con él en la presencia de Dios.


le dijo: Baja y dile al pueblo que no se arriesgue a traspasar los límites para ver al Señor, por cuyo motivo vengan a perecer muchísimos de ellos.


Dijo después Dios a Moisés: Sube al Señor tú y Aarón, Nadab y Abiú, y los setenta ancianos de Israel, y le adoraréis desde lejos.


Anda, pues, y come con alegría tu pan, y bebe con gozo tu vino mientras tus obras son agradables a Dios.


Los amos envían a sus criados por agua; van éstos a sacarla, y no la encuentran, y se vuelven con sus vasijas vacías, confusos y afligidos, y cubiertas sus cabezas en señal de dolor.


¿Y cómo podrá el siervo de mi Señor dirigir su palabra al Señor mío? Pues no ha quedado en mí vigor alguno, y hasta la respiración me falta.


porque yo a él le hablo boca a boca, y él ve claramente al Señor, y no por enigmas o figuras. ¿Pues cómo os habéis atrevido a hablar mal de mi siervo Moisés?


el pozo que los príncipes abrieron, y formaron con sus báculos los caudillos de Israel dirigidos por el legislador Moisés. De este desierto pasaron a Mattana.


Allí comeréis de ellos en el atrio a vista de Dios vuestro Señor, y os regocijaréis junto con vuestras familias, disfrutando de todos los productos del trabajo de vuestras manos, sobre los cuales el Señor Dios vuestro haya echado su bendición.


que un pueblo oyese la voz de Dios que le hablaba de en medio del fuego, como tú la oíste, sin haber perdido la vida;


y dijo a su mujer: Moriremos luego, pues que hemos visto a Dios.


Se sirvió de uno de la tribu de Efraín para derrotar a los cananeos en la persona de los amalecitas: después se sirvió de una de la tribu de Benjamín contra tus pueblos, ¡oh Amalec! De Maquir, primogénito de Manasés, descendieron los príncipes, y de Zabulón los que han capitaneado hoy el ejército para combatir.


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