28 Estos son días que jamás serán puestos en olvido, y que se celebrarán de generación en generación en todas las provincias de la tierra; y no hay ciudad alguna en que los días de Furim, esto es, de las Suertes, no sean guardados por los judíos y por la descendencia de los que se obligaron a estas ceremonias.
28 y que estos días serían recordados y celebrados por todas las generaciones, familias, provincias y ciudades; que estos días de Purim no dejarían de ser guardados por los judíos, y que su descendencia jamás dejaría de recordarlos.
28 Esos días se recordarían y se mantendrían de generación en generación y serían celebrados por cada familia en todas las provincias y ciudades del imperio. El Festival de Purim nunca dejaría de celebrarse entre los judíos, ni se extinguiría de entre sus descendientes el recuerdo de lo ocurrido.
28 Cada generación, cada clan, cada provincia, cada ciudad debía conmemorar y celebrar esos dos días, para que los judíos no lo olvidaran jamás, para que su recuerdo nunca se borrara.
28 y que estos días fueran recordados y observados de generación en generación, de familia en familia, en cada provincia y en cada ciudad, y que estos días de Purim no cayeran en desuso entre los judíos, ni su recuerdo cesara entre su descendencia.
28 Y estos días se debían recordar y celebrar de generación en generación en todas las familias; en todas las provincias y en todas las ciudades. Estos días de los Purim no se deberían abolir entre los judíos, ni su recuerdo debería desaparecer entre sus descendientes.
Y en memoria de lo que padecieron, y de la feliz mudanza que sobrevino se obligaron los judíos por sí y por sus descendientes, y por todos los que quisieren agregarse a su religión, a no permitir que ninguno pase estos dos días sin solemnizarlos, según aparece de este escrito, y lo pide el tiempo señalado de año en año.
Y la reina Ester, hija de Abihail, y Mardoqueo, judío, escribieron todavía una segunda carta, a fin de que con el mayor esmero quedase establecido este día solemne para lo sucesivo;
Guardaréis, pues, la fiesta de los ázimos; porque aquel mismo día sacaré de la tierra de Egipto a vuestro ejército o pueblo: día que habréis de celebrar de generación en generación con un culto perpetuo.
les habéis de responder: Desaparecieron las aguas del Jordán a vista del Arca del Testamento del Señor, cuando iba ella pasándolo; por esto se pusieron esas piedras para eterno monumento de los hijos de Israel.