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Esdras 5:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Sepas, oh rey, que nosotros hemos ido a la provincia de la Judea a la casa del Dios grande, que se construye de piedras no labradas, fijando vigas en las paredes; y la obra se hace con toda diligencia, y va creciendo entre sus manos.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 »El rey debería saber que fuimos al sitio donde se construye el templo del gran Dios, en la provincia de Judá. Lo están reconstruyendo con piedras especialmente preparadas y le están colocando madera en las murallas. La obra prosigue con gran energía y éxito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ha de saber el rey que fuimos a la provincia de Judá, al Templo del Gran Dios. Se lo construye con piedras talladas y con una armazón de madera puesta sobre el muro. La obra se hace cuidadosamente y va avanzando bien, merced a su trabajo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Sea notorio al rey que fuimos a la provincia de Judea, a la Casa del gran Dios, que es construida con grandes piedras y madera en las paredes. Esta obra se ejecuta diligentemente y prospera en las manos de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Sepa el rey que hemos ido a la provincia de Judá, al templo del gran Dios, que se está reconstruyendo con piedras talladas y muros recubiertos de madera. La obra se ejecuta con gran diligencia y adelanta en sus manos.

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Esdras 5:8
20 Referans Kwoze  

Estos son los hijos de la provincia de Judea, que del cautiverio de Babilonia, a que habían sido conducidos por Nabucodonosor, rey de Babilonia, se pusieron en camino, y regresaron a Jerusalén y Judá, cada cual a su pueblo.


La carta que le enviaron decía así: Al rey Darío, salud y toda suerte de prosperidad.


Hemos, pues, preguntado a aquellos ancianos, y les hemos dicho: ¿Quién os ha dado facultad para edificar esta casa y restaurar estos muros?


y de esta manera ofrezcan oblaciones al Dios del cielo, y rueguen por la vida del rey y de sus hijos.


con tres órdenes de piedras sin labrar, y otros órdenes de maderos nuevos; y que los gastos se suministren de la casa del rey.


Todo lo perteneciente al culto del Dios del cielo se ha de suministrar puntualmente a la casa del Dios del cielo, no sea que se irrite contra el reino del rey y de sus hijos.


Estos son, pues, los principales de Judea reducida a provincia, que se establecieron en Jerusalén y en las ciudades de Judá. Cada uno habitó en su posesión y en su ciudad así el pueblo de Israel como los sacerdotes y levitas, y natineos, y los hijos de los siervos de Salomón .


Estos son los naturales de la provincia de Judea, que han vuelto del cautiverio, adonde habían sido llevados por Nabucodonosor, rey de Babilonia, y han regresado a Jerusalén y a la Judea, cada uno a su ciudad.


En tiempo del rey Asuero, que reinó desde la India hasta la Etiopía, sobre ciento veintisiete provincias,


despachó cartas a todas las provincias de su imperio, en diversas lenguas y caracteres, para que cada nación las pudiera entender y leer diciendo en ellas que los maridos debían tener todo el poder y autoridad en sus respectivas casas; y que esto se publicase por todos los pueblos.


Grande es el Señor, y digno de ser infinitamente loado; su grandeza no tiene límites.


El rey, pues, dirigió su palabra a Daniel, y le dijo: Verdaderamente que vuestro Dios es el Dios de los dioses, y el Señor de los reyes, y el que revela los secretos, pues has podido tú descubrir éste.


Se acercó entonces Nabucodonosor a la boca del horno de fuego ardiente, y dijo: Sidrac, Misac y Abdénago, siervos del Dios Altísimo, salid fuera, y venid. Y luego salieron de en medio del fuego Sidrac, Misac y Abdénago.


El altísimo Dios ha obrado conmigo portentos y maravillas. Por eso, pues, he querido publicar


Ha sido decretado por mí que en todo mi imperio y reino se respete y tema al Dios de Daniel, porque él es el Dios viviente y eterno para siempre; y su reino no será destruido, y eterno es su poder.


porque el Señor Dios vuestro es el Dios de los dioses y el Señor de los señores; Dios grande y poderoso y terrible, que no es aceptador de personas, ni se gana con dones;


Porque no es nuestro Dios como los dioses de ellos: júzguenlo los mismos enemigos.


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