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Esdras 3:12 - Biblia Torres Amat 1825

12 Muchísimos de los sacerdotes y levitas, y de los príncipes de familias y de ancianos, que habían visto el primer templo, viendo echar a sus ojos los fundamentos de este segundo, lloraban con grandes gemidos; al paso que muchos alzaban la voz gritando de alegría.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Sin embargo, muchos de los sacerdotes, levitas y otros líderes de edad avanzada que habían visto el primer templo lloraron en voz alta al ver los cimientos del nuevo templo. Los demás, en cambio, gritaban de alegría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Muchas personas de edad, sacerdotes y levitas, jefes de familia que habían conocido el primer templo, lloraban abundantemente mientras se ponían ante su vista los cimientos, pero muchos otros dejaban escapar sus alegres exclamaciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Pero muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de familias, aquellos ancianos que habían visto la Casa primera,° viendo echar los cimientos de esta Casa ante sus ojos, lloraban en alta voz, en tanto que otros muchos daban gritos de júbilo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Sin embargo, muchos sacerdotes, levitas y jefes de familia, ya ancianos, que habían visto el primer templo, lloraban con grandes gemidos al ver con sus propios ojos echar los cimientos de este templo; pero otros muchos lanzaban clamores de alegría.

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Esdras 3:12
12 Referans Kwoze  

Y no se podían distinguir los gritos de alegría de los clamores de aquellos que lloraban; porque todo el pueblo gritaba confusamente a grandes voces, cuyo eco se oía de muy lejos.


en tanto grado que tus principios habrán sido pequeños en comparación del último estado de grandeza a que te ensalzará.


Cuando iban, esparcían llorando sus semillas; mas cuando vuelvan, vendrán con gran regocijo, trayendo las gavillas de sus mieses.


Alabad al Señor; porque justa cosa es cantarle himnos. Cántese a nuestro Dios un grato y digno cántico.


Yo haré que seas como un carro nuevo de trillar las mieses, armadas sus ruedas de dientes de hierro: Tú trillarás y desmenuzarás los montes, y reducirás como a polvo los collados.


El menor de ellos valdrá por mil, y el párvulo por una nación poderosísima. Yo el Señor haré súbitamente todo esto cuando llegare su tiempo.


En aquellos días y en aquel tiempo se reunirán, dice el Señor, los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá para volver a Jerusalén ; y llorando de alegría se darán prisa, y buscarán al Señor su Dios.


¿Quién ha quedado de todos vosotros que haya visto este templo en su gloria primera? ¿Y qué tal os parece él ahora? ¿Por ventura no es como nada ante vuestros ojos?


Porque ¿quién es el que hacía poco caso de los cortos progresos en los primeros días? Pues éste tal se alegrará y verá la piedra de plomo o la plomada en la mano de Zorobabel. Estos (las siete luces), son los siete ojos del Señor, que recorren toda la tierra.


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