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Efesios 5:29 - Biblia Torres Amat 1825

29 Ciertamente que nadie aborreció jamás a su propia carne; antes bien la sustenta y cuida, así como también Cristo a la Iglesia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia,

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 porque ninguno aborreció jamás su propio cuerpo, al contrario, lo sustenta y cuida,° como también el Mesías a la iglesia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 pues nadie jamás odió a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, como también Cristo a la Iglesia,

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Efesios 5:29
13 Referans Kwoze  

Y dijo o exclamó Adán: Esto es hueso de mis huesos, y carne de mi carne: llamarse ha, pues, hembra, porque del hombre ha sido sacada.


El varón misericordioso se hace bien a sí propio, así como el hombre cruel hasta a sus próximos parientes desecha.


Por otro extremo, el necio está con las manos cruzadas y se consume a sí mismo, diciendo:


¿Quién es aquel que ha medido las aguas del océano en el hueco de la palma de su mano, y extendiendo ésta ha pesado los cielos?; ¿quién es el que con sólo tres dedos sostiene la gran mole de la tierra, y pesa los montes y los collados como en una balanza?


y los árboles del campo darán sus frutos y la tierra sus cosechas, y vivirán sin temor alguno en su país; y conocerán que yo soy el Señor cuando haya roto las cadenas de su yugo, y las haya librado del poder de aquellos que las dominan;


¡Jerusalén ! ¡Jerusalén ! que matas a los profetas y apedreas a los que a ti son enviados, ¿cuántas veces quise recoger a tus hijos, como la gallina recoge a sus pollitos bajo las alas, y tú no lo has querido?


Mirad las aves del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni tienen graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿Pues no valéis vosotros mucho más sin comparación que ellas?


irracionales, desgarrados, desamorados, desleales, despiadados,


Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. Quien ama a su mujer, a sí mismo se ama.


Porque nosotros que la componemos somos miembros de su cuerpo, formados de su carne y de sus huesos.


Por eso está escrito: Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se juntará con su mujer, y serán los dos una carne.


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