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Efesios 1:13 - Biblia Torres Amat 1825

13 En él habéis esperado también vosotros los gentiles, luego que habéis oído la palabra de la verdad (el evangelio de vuestra salud) y en quien habiendo así mismo creído, recibisteis el sello del Espíritu Santo que estaba prometido,

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Biblia Reina Valera 1960

13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Y ahora ustedes, los gentiles, también han oído la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darles el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 También ustedes, al escuchar la Palabra de la Verdad, el Evangelio que los salva, creyeron en él, quedando sellados con el Espíritu Santo prometido,

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 en Él también vosotros, habiendo oído la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 En él también vosotros, después de haber oído la palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación; en él también, después de haber creído, habéis sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa,

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Efesios 1:13
38 Referans Kwoze  

Y nunca quites de mi boca la palabra de la verdad, ya que tanto he confiado en tus promesas.


Y después de esto sucederá que derramaré yo mi espíritu divino sobre toda clase de hombres; y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos tendrán sueños misteriosos, y tendrán visiones vuestros jóvenes.


Pues si vosotros, siendo malos como sois, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará el espíritu bueno a los que se lo piden?


Y yo voy a enviaros lo que mi Padre os ha prometido por mi boca: entretanto permaneced en la ciudad, hasta que seáis revestidos de la fortaleza de lo alto.


Porque la ley fue dada por Moisés; mas la gracia y la verdad fue traída por Jesucristo.


Mas el Consolador, el Espíritu Santo, que mi Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo, y os recordará cuantas cosas os tengo dichas.


Mas cuando viniere el Consolador, el Espíritu de verdad que procede del Padre, y que yo os enviaré de parte de mi Padre, él dará testimonio de mí.


Mas quien ha adherido a lo que él atestigua, testifica con su fe que Dios es verídico.


Trabajad para tener no tanto el manjar que se consume, sino el que dura hasta la vida eterna, el cual os lo dará el Hijo del hombre, pues en éste imprimió su sello o imagen el Padre, que es Dios.


Y por último, comiendo con ellos, les mandó que no partiesen de Jerusalén , sino que esperasen el cumplimiento de la promesa del Padre, la cual, dijo, oísteis de mi boca,


Ahora, pues, hermanos míos, hijos de Abrahán, a vosotros es, y a cualquiera que entre vosotros teme a Dios, a quienes es enviado este anuncio de la salvación.


Elevado, pues, al cielo, sentado allí a la diestra de Dios, y habiendo recibido de su Padre la promesa o potestad de enviar al Espíritu Santo, le ha derramado hoy sobre nosotros del modo que estáis viendo y oyendo.


que no me avergüenzo yo de la buena nueva, siendo él como es la virtud de Dios para salvar a todos los que creen, a los judíos primero, y después a los gentiles.


Y así él recibió la marca o divisa de la circuncisión, como un sello, o señal de la justicia que había adquirido por la fe, cuando era aún incircunciso; para que fuese padre de todos los que creen sin estar circuncidados, a quienes se les imputase también la fe por justicia;


Pero, gracias a Dios, vosotros, aunque fuisteis siervos del pecado, habéis obedecido de corazón la doctrina de la buena nueva y según su modelo habéis sido formados de nuevo.


El que así mismo nos ha marcado con su sello, y que por arras de los bienes que nos ha prometido, nos da el Espíritu Santo en nuestros corazones.


con palabras de verdad, con fortaleza de Dios, con las armas de la justicia para combatir a la diestra y a la siniestra,


Y todo esto, para que la bendición de Abrahán cupiese a los gentiles por Jesucristo, a fin de que así por medio de la fe recibiésemos la promesa del Espíritu Santo.


pues en ella habéis oído predicar y aprendido, según la verdad de su doctrina,


Y no queráis entristece con vuestros pecados al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.


De aquí es que no cesamos de dar gracias al Señor; porque cuando recibisteis la palabra de Dios oyéndola de nosotros, la recibisteis, no como palabra de hombre, como palabra de Dios, que fructifica en vosotros que habéis creído.


Evita por tanto y ataja los profanos y vanos discursos de los seductores, porque contribuyen mucho a la impiedad;


Por lo demás, en una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y de ellos unos son para usos decentes, otros para usos viles y bajos. Así sucede en la Iglesia.


Toda escritura inspirada de Dios es propia para enseñar, para convencer, para corregir a los pecadores, para dirigir a los buenos en la justicia o virtud,


enseñándonos que renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos sobria, justa y religiosamente en este siglo,


atestiguándola Dios con señales, y portentos, y variedad de milagros, y con los dones del Espíritu Santo que ha distribuido según su beneplácito.


Bien lo sabéis vosotros, hermanos míos muy queridos. Y así, sea todo hombre pronto para escuchar, pero detenido en hablar y refrenado en la ira.


Pero habéis de ponerla en práctica, y no sólo escucharla, engañándoos lastimosamente a vosotros mismos.


Por esto, queridos míos, os suplico que como extranjeros y peregrinos, que sois en este mundo, os abstengáis de los deseos carnales, que combaten contra el alma,


diciendo: No hagáis mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta tanto que pongamos la señal en la frente a los siervos de nuestro Dios.


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