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Eclesiastés 4:1 - Biblia Torres Amat 1825

1 Volví todavía mi atención a otras cosas, y vi los actos de opresión que se cometen debajo del sol y las lágrimas de los inocentes, sin haber nadie que los consuele; y la imposibilidad en que se hallan de resistir a la violencia, estando como están destituidos de todo socorro.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Además, observé toda la opresión que sucede bajo el sol. Vi las lágrimas de los oprimidos, y no había nadie para consolarlos. Los opresores tienen mucho poder y sus víctimas son indefensas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Pensé además en todos los abusos que se cometen bajo el sol. Vi las lágrimas de los oprimidos, y no hay nadie que los consuele; sufren la violencia de sus opresores, y no hay nadie que venga en su ayuda.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Me volví y vi todas las opresiones que se cometen debajo del sol, y he aquí las lágrimas de los oprimidos sin nadie que los consolara, y del lado de sus opresores la fuerza bruta, sin nadie que los consolara.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 He visto además todos los abusos que se cometen bajo el sol: el llanto de los oprimidos sin que nadie los consuele, la violencia de los opresores sin que nadie reclame venganza.

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Eclesiastés 4:1
51 Referans Kwoze  

Bien pudiera yo hablar como vosotros. Mas en verdad que si vuestra alma se hallara en el estado de la mía, yo sé que os consolaría, y que compasivo inclinaría hacia vosotros mi cabeza,


Clamaron los oprimidos por causa de la muchedumbre de los calumniadores, y se lamentaron por la violenta dominación de los tiranos.


Respondedme, os ruego, sin porfía, y pronunciad la sentencia conforme a justicia;


La tierra comúnmente es entregada en manos del impío, el cual con las riquezas venda los ojos de los jueces que la gobiernan. Y si no es el Señor quien lo dispone, decidme, ¿quién es?


Pero el Señor mirando a la miseria de los desvalidos, y al gemido de los pobres, dice: Ahora me levantaré yo para defenderlos. Los pondré a salvo; yo les inspiraré confianza.


Pensativo miraba si se ponía alguno a mi derecha para defenderme; peno nadie dio a entender que me conociese. Me hallé sin poder huir, y sin nadie que mirase por mi vida.


Clamé a ti, oh Señor, diciendo: Tú eres la única esperanza mía, mi porción en la dichosa tierra de los vivientes.


Mis lágrimas me han servido de pan día y noche, desde que me están diciendo continuamente: Y tu Dios, ¿dónde está?


Le diré a Dios: Tú eres mi amparo; ¿por qué te has olvidado de mí?; y ¿por qué he de andar yo triste, mientras me aflige el enemigo?


Tienes ante tus ojos todos los que me atormentan; improperios y miserias aguarda siempre mi corazón. Esperé que alguno se condoliese de mí, mas nadie lo hizo; o quien me consolase, y no hallé quien lo hiciese.


Me presentaron hiel para alimento mío, y en medio de mi sed me dieron a beber vinagre.


¿Hasta cuándo nos has de alimentar con pan de lágrimas, y hasta cuándo nos darás a beber lágrimas con abundancia?


este precepto: Cuando asistiereis a las hebreas en sus partos, al momento que salga la criatura, si fuere varón matadle, si hembra, dejadla vivir.


Por último, el faraón dio a todo su pueblo esta orden: Todo varón que naciere entre los hebreos, echadle al río: toda hembra reservadla.


Aborrecen al pobre sus mismos hermanos; y hasta los amigos se van alejando de él. Nunca tendrá nada quien sólo busca palabras.


El hombre pobre que oprime a otros pobres para hacerse poderoso, es semejante a un recio aguacero que acarrea la carestía.


Cuando se multiplican los justos, se llena de gozo el pueblo; cuando los impíos toman las riendas del gobierno; el pueblo tendrá que gemir.


He visto debajo del sol, o en este mundo, la impiedad en el lugar del juicio, y la iniquidad en el puesto de la justicia;


Si vieres la opresión de los pobres, la violencia que reina en los juicios y el trastorno de la justicia en una provincia, no hay que turbarte por este desorden; pues aquel que está en alto puesto, tiene otro sobre sí, y sobre éstos aun hay otros más elevados,


La calumnia conturba aún al sabio y le hace perder la fortaleza de su corazón.


Todas estas cosas consideré, y apliqué mi espíritu a la meditación de cuanto se hace deba-jo del sol. Y observé que un hombre domina sobre otro hombre a veces para su propia desdicha.


¡Ay de vosotros los que juntáis casa con casa, y agregáis heredades a heredades hasta que no queda ya más terreno! ¿Por ventura habéis de habitar vosotros solos en medio de la tierra?


Yo lo pondré en la mano de aquellos que te han humillado, y que te dijeron en tu angustia: Póstrate, para que pasemos por encima; y tú pusiste tu cuerpo como tierra que se pisa, y como camino que huellan los caminantes.


Sus pies corren a la maldad y se apresuran a derramar la sangre inocente; pensamientos nocivos son todos sus pensamientos. Por doquiera que pasan, dejan la desolación y el quebranto.


Ni entre ellos habrá nadie que parta el pan, para consolar al que está llorando por su difunto; ni a los que lloran la pérdida de su padre y de su madre les darán alguna bebida para su consuelo.


Por eso estoy yo llorando, y son mis ojos fuentes de agua; porque está lejos de mí el consuelo que haga revivir el alma mía. Han perecido mis hijos, pues el enemigo ha triunfado.


Sión extiende su manos; pero no hay quien la consuele. El Señor ha convocado los enemigos de Jacob para que le rodeen; cual mujer manchada en sus períodos o impureza legal, así es Jerusalén en medio de ellos.


Inconsolable llora ella toda la noche, e hilo a hilo corren las lágrimas por sus mejillas; entre todos sus amantes no hay quien la consuele; todos sus amigos le han despreciado y se han vuelto enemigos suyos.


Hasta sus pies llegan sus inmundicias; ella no se acordó de su fin; está profundamente abatida sin que haya quién la consuele. Mira, Señor, mira mi aflicción; porque el enemigo se ha engreído.


No han sabido lo que es hacer justicia, dice el Señor, han amontonado en sus casas tesoros de iniquidad y de rapiña.


Hacedlo saber a las familias de los filisteos de Azoto y a las del país de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria, y observad los muchos desórdenes que reinan en él, y las violencias que se cometen en su interior.


Y aun habéis hecho más: Habéis cubierto de lágrimas, de lamentos y de gemidos el altar del Señor; de manera que yo no vuelvo ya mis ojos hacia ningún sacrificio, ni recibiré cosa alguna de vuestras manos, que pueda aplacarme.


Y vosotros cambiaréis entonces de parecer, y conoceréis la diferencia que hay entre el justo y el impío, y entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.


Y me acercaré a vosotros para juzgaros, y yo seré pronto testigo contra los hechiceros, y adúlteros, y perjuros, y contra los que defraudan al jornalero su salario, y oprimen las viudas y pupilos, y los extranjeros, sin temor alguno de mí, dice el Señor de los ejércitos.


verdad es que todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, abandonándole, huyeron.


Los frutos de tu tierra y de todas tus fatigas se los comerá un pueblo desconocido para ti; y estarás sufriendo continuamente calumnias y abrumado todos los días


Serás hecho esclavo de un enemigo que conducirá el Señor contra ti, le servirás con hambre y sed, y desnudez, y todo género de miserias; y pondrá un yugo de hierro sobre tu cerviz, hasta que te aniquile.


Vosotros habéis vivido en delicias y en banquetes sobre la tierra, y os habéis cebado a vosotros mismos como las víctimas que se preparan para el día del sacrificio.


Vivía en aquel tiempo Débora, profetisa, mujer de Lapidot, la cual regía al pueblo;


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