Eclesiastés 2:8 - Biblia Torres Amat 18258 Amontoné plata y oro, y los tesoros de los reyes y de las provincias que sujetó mi padre. Escogí para mi palacio cantores o músicos, y cantoras, y cuanto sirve de deleite a los hijos de los hombres; vasos y jarros preciosos para servir el vino en mi mesa. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19608 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente8 Junté grandes cantidades de plata y de oro, el tesoro de muchos reyes y provincias. Contraté cantores estupendos, tanto hombres como mujeres, y tuve muchas concubinas hermosas. ¡Tuve todo lo que un hombre puede desear! Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)8 Amontoné el oro y la plata, todas las riquezas que me venían de los reyes y de las provincias. Tuve cantantes y coristas, y lo que más deleita al hombre: mujeres, muchas mujeres. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion8 Acumulé para mí plata y oro, tesoro digno de reinos y provincias; contraté cantores y cantoras, y tuve un harén de concubinas para gozar como suelen los hombres. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19758 Amontoné plata y oro, tesoros de reyes y provincias. Me procuré cantores y cantoras, todo placer humano y no pocas mujeres. Gade chapit la |
Ahora, pues, si estáis dispuestos a obedecer, al punto que oigáis el sonido de la trompeta, de la flauta, del arpa, de la zampoña, y del salterio, y de la sinfonía, y de todo género de instrumentos músicos, postraos, y adorad la estatua que yo he hecho; pero si no la adoráis, al instante seréis arrojados en el horno ardiente de fuego. ¿Y cuál es el dios que os librará de mi mano?
Así, pues, luego que los pueblos todos oyeron el sonido de la trompeta, de la flauta, del arpa, de la zampoña, y del salterio, y de la sinfonía, y de toda especie de instrumentos músicos, postrándose todos los pueblos, tribus y lenguas, adoraron la estatua de oro que había levantado el rey Nabucodonosor.