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Daniel 9:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 en el primer año de su reinado, yo Daniel consideré en los libros de Jeremías la cuenta de los años de que habló el Señor al profeta Jeremías, en los cuales debían cumplirse los setenta años de la desolación de Jerusalén .

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Biblia Reina Valera 1960

2 en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Durante el primer año de su reinado, yo, Daniel, al estudiar la palabra del Señor, según fue revelada al profeta Jeremías, aprendí que Jerusalén debía quedar en desolación durante setenta años.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Ese primer año de su reinado, yo Daniel estudiaba las Escrituras y sacaba la cuenta de esos setenta años que debían pasar sobre Jerusalén en ruinas como le fue revelado al profeta Jeremías.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 en ese primer año de su reinado, yo, Daniel, entendí de los libros que, según la palabra de YHVH dada al profeta Jeremías, el número de los años que habría de durar la desolación de Jerusalem serían setenta años.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 en el primer año de su reinado, yo, Daniel, me puse a investigar en las Escrituras el número de los años que, según la palabra de Yahveh al profeta Jeremías, deberían pasar sobre la ruina de Jerusalén: eran setenta años.

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Daniel 9:2
32 Referans Kwoze  

y llegó el cumplimiento de la palabra del Señor, pronunciada por Jeremías, y la tierra hubo celebrado sus sábados; pues todo el tiempo de su desolación estuvo en sábado o descanso continuo, hasta que se cumplieron los setenta años.


El año primero del imperio de Ciro, rey de los persas, para que se cumpliese la palabra del Señor, pronunciada por Jeremías, movió el Señor el ánimo de Ciro, rey de los persas, el cual hizo publicar por todo su reino, aun por escrito, el siguiente decreto:


Porque tus decretos son la materia de mi meditación, y tus justas leyes mi norte o consejo.


Ha quedado desierta la ciudad de tu santuario. Sión está hecha un yermo; Jerusalén se halla asolada.


Palabras o profecías de Jeremías, hijo de Helcías, uno de los sacerdotes que habitaban en Anatot, ciudad de la tierra o tribu de Benjamín.


a Jerusalén y a las ciudades de Judá, y a sus reyes, y a sus príncipes, para convertir su tierra en una espantosa soledad, y en objeto de escarnio y de execración, como ya lo estamos viendo;


Miqueas, natural de Morasti, fue profeta en tiempo de Ezequías , rey de Judá, y predicó a todo el pueblo, diciendo: Esto dice el Señor de los ejércitos: Sión será arada como un barbecho, y Jerusalén parará en un montón de piedras, y el monte Moria, en que está situado el templo, será un espeso bosque.


yo haré con esta casa, o templo, lo que hice con Silo, y a esta ciudad la haré la execración de todas las naciones de la tierra.


Y todos estos pueblos serán esclavos suyos, y de su hijo, y del hijo de su hijo; hasta que llegue el plazo de la ruina de él mismo y de su tierra o reino, entretanto le servirán muchas naciones y grandes reyes.


Lo que dice el Señor es esto: Cuando estén para cumplirse los setenta años de vuestra estancia en Babilonia, yo os visitaré, y daré cumplimiento a mi agradable promesa de restituiros a este lugar.


Y haré que no se oiga en las ciudades de Judá, ni en las plazas de Jerusalén voz de regocijo y de alegría, voz de esposo y de esposa, porque toda la tierra quedará desolada.


¡Cómo ha quedado solitaria la ciudad antes tan populosa! La señora de las naciones ha quedado como viuda desamparada; la soberana de las provincias es ahora tributaria.


No transitará por ella pie humano, ni la hollará pezuña de animal, despoblada quedará por cuarenta años.


Y volvía mi rostro hacia el Señor Dios mío, para dirigirle mis ruegos y súplicas, con ayunos, y vestidos de cilicio, y cubierto de ceniza.


Por tanto, arada como un campo se verá Sión por culpa vuestra; y Jerusalén será reducida a un montón de piedras, y el monte santo del templo vendrá a ser como un elevado bosque.


A lo que replicó el ángel del Señor, y dijo: ¡Oh Señor de los ejércitos!, ¿hasta cuándo no te apiadarás de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás enojado? Este es ya el año septuagésimo.


Responde a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes, y diles: Cuando ayunabais y llorabais en el quinto y séptimo mes durante estos setenta años ¿acaso ayunasteis por respeto mío?


Según esto, cuando veáis que está establecida en el lugar santo la abominación desoladora que predijo el profeta Daniel (quien lea esto, nótelo bien),


Cuando viereis la abominación de la desolación, establecida donde menos debiera (el que lea esto, haga reflexión), entonces los que moran en Judea, huyan a los montes;


A esto preguntó el eunuco a Felipe: Dime, te ruego, ¿de quién dice esto el profeta?, ¿de sí mismo, o de algún otro?


No malogres la gracia que tienes por la consagración, la cual se te dio a pesar de tus pocos años en virtud de particular revelación, con la imposición de las manos de los presbíteros.


Juan a las siete iglesias del Asia Menor. Gracia y paz a vosotros, de parte de aquel que es, y que era, y que ha de venir, y de parte de los siete espíritus, que asisten ante su trono,


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