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Daniel 8:3 - Biblia Torres Amat 1825

3 Y levanté mis ojos, y miré, y he aquí un carnero que estaba delante de una laguna, el cual tenía unas astas altísimas, y la una más que la otra, y que iba creciendo. Después

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Biblia Reina Valera 1960

3 Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cuando levanté los ojos, vi un carnero con dos cuernos largos, de pie junto al río. Uno de los cuernos era más largo que el otro, a pesar de que le había crecido después.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Al levantar los ojos vi a un carnero con dos cuernos que estaba de pie frente al torrente. Los dos cuernos eran grandes pero uno sobrepasaba al otro, y el más grande fue el último en despuntar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Alcé la vista, y he aquí un carnero en pie frente al río; tenía dos cuernos, y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro, y el más alto había crecido después que el otro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Alcé los ojos, miré, y he aquí que había un carnero delante del río. Tenía dos cuernos. Los dos eran altos; pero uno más que el otro; el más alto había despuntado el último.

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Daniel 8:3
25 Referans Kwoze  

Y alzando David los ojos vio al ángel del Señor, que estaba en el aire, con una espada desenvainada en su mano, vuelta contra Jerusalén ; y a su vista, tanto él como los ancianos, vestidos de cilicios, se postraron rostro por tierra.


Esto dice Ciro, rey de los persas: El Señor Dios del cielo es el que me ha dado todos los reinos de las tierras, y él me ha mandado edificarle una casa o templo en Jerusalén , ciudad de Judea.


Además sobornaron contra ellos consejeros del rey, que les fustraron su designio durante la vida de Ciro, rey de los persas, y hasta el reinado de Darío, rey de Persia.


Al tercer año, pues, de su reinado, dio un espléndido convite, que honró con su presencia, a todos sus oficiales, a los más valientes de los persas, y a los más señalados entre los medos, y a los gobernadores de las provincias.


sino que matarán a saetazos a los niños, y no tendrán compasión de las mujeres embarazadas, ni perdonarán a sus hijitos.


Por esto están doloridas mis entrañas y padezco una congoja semejante a la de una mujer que está de parto; me atemoricé al oírlo, y al verlo quedé sin aliento.


Esto dice el Señor a mi ungido Ciro, a quien he tomado de la mano, para sujetar a él las naciones y hacer volver las espaldas a los reyes, y para abrir delante de él las puertas, sin que ninguna pueda resistirle.


Aguzad, ¡oh babilonios!, vuestras saetas, llenad de ellas vuestras aljabas. El Señor ha suscitado el espíritu de los reyes de la Media, y ha tomado ya su resolución de arruinar a Babilonia; porque el Señor debe ser vengado, debe ser vengado su templo.


Y levanté mis ojos y miré, y he aquí un varón con vestidura de lino, y ceñidos sus lomos con una faja bordada de oro acendrado;


Y después de ti se levantará otro reino menor que el tuyo, que será de plata; y después otro tecer reino, que será de cobre o bronce, el cual mandará a toda la tierra.


Y le sucedió en el reino Darío el medo, de edad de sesenta y dos años.


Se conservó después Daniel en gran honor durante el reinado de Darío y el reinado de Ciro, rey de los persas.


Y vi otra bestia semejante a un oso, que se puso a su lado, la cual tenía tres órdenes de dientes, y le decían así: Levántate, come carnes en abundancia.


Esta visión la tuve hallándome en el alcázar de Susa, que está en el país de Elam; y en la visión me pareció que yo estaba sobre la puerta de Ulai.


El carnero que viste armado de astas, es el rey de los medos y de los persas.


Y levanté mis ojos, y observé, y vi cuatro astas.


Y levanté mis ojos, y estaba observando; y he aquí un varón que tenía en su mano una cuerda como de medidor.


Y me volví, y levanté los ojos, y vi un volumen que volaba.


Y salió fuera el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: Levanta tus ojos, y mira qué es eso que aparece.


Y levanté mis ojos, y miré, y he aquí que venían dos mujeres, cuyas alas movía el viento, las cuales eran como alas de milano, y alzaron el ánfora en el aire.


Y de nuevo levanté mis ojos y observé: Y he aquí cuatro carrozas que salían de entre dos montes; y estos montes eran montes de bronce.


y alzando los ojos, miró a Israel, acampado en las tiendas, y distribuido por tribus; y arrebatado del espíritu de Dios,


Mientras Josué se hallaba en los alrededores de la ciudad de Jericó , alzó los ojos, y viendo delante de sí un varón que estaba en pie con la espada desenvainada, se encaminó a él y le dijo: ¿Eres tú de los nuestros, o de los enemigos?


Vi después otra bestia que subía de la tierra, y que tenía dos cuernos, semejantes a los del Cordero, mas su lenguaje era como el del dragón.


El cual vino, y recibió el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el solio.


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