Daniel 6:7 - Biblia Torres Amat 18257 Todos los príncipes de tu reino, los magistrados y los sátrapas, los senadores y jueces son de parecer que se promulgue un real decreto, mandando que todo aquel que pidiere alguna cosa a cualquier dios u hombre hasta que pasen treinta días, sino a ti, oh rey, sea arrojado en el lago de los leones. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19607 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente7 Todos nosotros —administradores, autoridades, altos funcionarios, asesores y gobernadores— nos hemos puesto de acuerdo en que el rey apruebe una ley que se haga cumplir estrictamente. Ordene usted que, en los próximos treinta días, todo aquel que ore a quien sea, divino o humano —excepto a usted, su majestad—, sea arrojado al foso de los leones. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)7 Todos los altos funcionarios del reino, los prefectos, gobernadores, consejeros y hombres de leyes, piensan que sería bueno que se proclamara una prohibición por decreto real: Cualquiera que, durante treinta días dirija una plegaria a otro dios o a otra persona fuera de ti, oh rey, sea arrojado al foso de los leones. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19757 Así, pues, aquellos inspectores y sátrapas fueron precipitadamente al rey y le dijeron: '¡Viva el rey Darío eternamente! Gade chapit la |
Y agolpándose los sátrapas, y magistrados, y jueces, y los cortesanos del rey, contemplaban aquellos varones, en cuyo cuerpo no había tenido el fuego poder alguno; y ni un cabello de su cabeza se había chamuscado, ni sus ropas habían padecido nada, ni habían tan siquiera percibido el olor o vecindad del fuego.