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Daniel 10:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Y habiendo quedado yo solo, tuve esta gran visión, y me quedé sin aliento, y se me demudó el rostro, y caí desmayado, perdidas todas las fuerzas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 De modo que quedé allí solo para contemplar tan sorprendente visión. Las fuerzas me abandonaron, mi rostro se volvió mortalmente pálido y me sentí muy débil.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Seguí contemplando solo esa gran visión. Estaba sin fuerzas, mi rostro había cambiado de color y perdí el control de todos mis sentidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en abatimiento, y no tuve vigor alguno.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Me quedé yo solo contemplando esta gran visión; pero me fallaron las fuerzas, se me desfiguró el rostro y perdí el vigor.

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Daniel 10:8
15 Referans Kwoze  

Al punto que partió de Fanuel, le salió el sol; mas él iba cojeando de un pie.


Por lo que dijo Moisés: Iré a ver esta gran maravilla, cómo es que no se consume la zarza.


Cuando he aquí que aquel, que era semejante a un hijo de hombre, tocó mis labios, y abriendo mi boca, hablé y le dije al varón que estaba parado delante de mí: ¡Oh Señor mío!, así que te he mirado se han desencajado todas mis coyunturas, y me he quedado sin fuerza alguna.


¿Y cómo podrá el siervo de mi Señor dirigir su palabra al Señor mío? Pues no ha quedado en mí vigor alguno, y hasta la respiración me falta.


Aquí acabó el razonamiento. Yo Daniel, quedé muy conturbado con mis pensamientos, y se cambió el color de mi rostro; conservé en mi corazón esta visión admirable.


Y yo Daniel perdí las fuerzas, y estuve enfermo por algunos días; y restablecido, continuaba despachando en los asuntos del rey; pero estaba pasmado de la visión, sin que hubiese nadie que la interpretase ni conociese.


Y al llegar cerca del carnero, lo atacó furiosamente, y le hirió, y le rompió ambas astas, y no podía el carnero resistirle; y después de haberlo echado por tierra, lo pisoteó, sin que nadie pudiese librar de su poder al carnero.


Oí tu voz y se conmovieron mis entrañas, a esa voz tuya temblaron mis labios. Penetre mis huesos la podredumbre, y broten dentro de mí gusanos; a fin de que yo consiga reposo en el día de la tribulación, y vaya a reunirme con el pueblo nuestro que está apercibido.


A esta voz los discípulos cayeron sobre su rostro en tierra, y quedaron poseídos de un gran espanto.


Porque él no sabía lo que decía; por estar todos sobrecogidos del pasmo.


Pues sabed que viene el tiempo, y ya llegó, en que seréis esparcidos, y cada uno de vosotros se irá por su lado, y me dejaréis solo; si aunque no estoy solo, porque el Padre está siempre conmigo.


Y para que la grandeza de las revelaciones no me desvanezca, se me ha dado el estímulo de mi carne, que es como un ángel de Satanás, para que me abofetee.


y estoy vivo, aunque fui muerto; y ahora he aquí que vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves, de la muerte y del infierno.


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