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Daniel 10:12 - Biblia Torres Amat 1825

12 Y me dijo: No tienes que temer, ¡oh Daniel!, porque desde el primer día en que, a fin de alcanzar de Dios la inteligencia, resolviste en tu corazón mortificarte en la presencia de tu Dios, fueron atendidos tus ruegos; y por causa de tus oraciones he venido yo.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Entonces dijo: «No tengas miedo, Daniel. Desde el primer día que comenzaste a orar para recibir entendimiento y a humillarte delante de tu Dios, tu petición fue escuchada en el cielo. He venido en respuesta a tu oración;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Luego añadió: 'No tengas miedo, Daniel, porque desde el primer día en que trataste de comprender y de humillarte ante la mirada de tu Dios, tus palabras fueron escuchadas y por eso vine yo en persona'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Me dijo: Daniel, no temas, porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y a causa de tus palabras he venido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Él prosiguió: 'No temas, Daniel, porque desde el primer día en que intentaste comprender y te humillaste ante tu Dios, fueron oídas tus palabras, y por causa de ellas he venido yo a ti.

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Daniel 10:12
26 Referans Kwoze  

Me afligía con el ayuno, y se me convertía en afrenta.


Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y quedarán expeditas las orejas de los sordos.


Sábete que quedarán confundidos y avergonzados todos aquellos que te hacen guerra; serán como si no fuesen, y perecerán los que te contradicen.


Yo haré que seas como un carro nuevo de trillar las mieses, armadas sus ruedas de dientes de hierro: Tú trillarás y desmenuzarás los montes, y reducirás como a polvo los collados.


Invocarás entonces al Señor, y te oirá benigno; clamarás y él te dirá: Aquí estoy. Si arrojares lejos de ti la cadena, y cesares de extender maliciosamente el dedo, y de charlar neciamente,


Y antes que clamen, yo los oiré: Cuando estén aún con la palabra en la boca otorgaré su petición.


Y él me dijo: Daniel, varón de deseos, atiende a las palabras que yo te hablo, y ponte en pie; pues yo vengo ahora enviado a ti. Y así que él me hubo dicho estas palabras, me puse en pie, temblando.


y me dijo: No temas, oh varón de deseos; paz sea contigo: Aliéntate, y ten buen ánimo. Y mientras me estaba hablando, yo adquiría valor, y dije: Habla, ¡oh Señor mío!, porque tú me has confortado.


Y esto será para vosotros un estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, mortificaréis vuestras almas, y no trabajaréis, ni los naturales, ni los extranjeros que están domiciliados entre vosotros.


por cuanto es el sábado de los sábados, y habéis de hacer penitencia con tal culto religioso y perpetuo.


El día décimo de este mes séptimo será también para vosotros santo y venerable, y mortificaréis vuestras almas con el ayuno y no haréis en él ninguna obra servil.


Entonces Jesús les dice: No temáis: Id, avisad a mis hermanos para que vayan a Galilea, que allí me verán.


Mas el ángel, dirigiéndose a las mujeres, les dijo: Vosotras no tenéis que temer; que bien sé que venís en busca de Jesús , que fue crucificado:


Pero él les dijo: No tenéis que asustaros; vosotros venís a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado; ya resucitó, no está aquí: Mirad el lugar donde le pusieron.


Mas el ángel le dijo: No temas, Zacarías, pues tu oración ha sido bien despachada: tú verás al Mesías; y tu mujer Isabel te dará un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por nombre Juan;


Mas el ángel le dijo: ¡Oh María!, no temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios.


Les dijo entonces el ángel: No tenéis que temer; pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo,


Y Jesús les dijo: ¿De qué os asustáis y por qué dais lugar en vuestro corazón a tales pensamientos?


diciéndome: No temas, Pablo, tú sin falta has de comparecer ante César; y he ahí que Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo.


y estoy vivo, aunque fui muerto; y ahora he aquí que vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves, de la muerte y del infierno.


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